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era de noche, estabas en tu cuarto recostada en el pecho de san, llevaban un par de horas hablando de lo que les viniera a la mente, querías que él estuviera tranquilo para poder hablar con él.
veías en silencio cómo san jugaba con tus manos, era el momento, llevabas un par de minutos intentando que esas palabras salieran de ti, pero no podías, tenías miedo a la reacción que pudiera tener, que aquí acabará todo—. sanggie—. soltaste.
—¿sí?
—¿tú me amas?—. apretaste tus ojos, pues torpemente evadiste la confesión, pero al menos querías estar segura de que él te amaba.
sentiste como su pecho rebotaba por una pequeña risa—. claro que te amo jagi.
seguías viendo como él jugaba con tus manos—. ¿a pesar de cualquier cosa?
—claro que sí—. movía tus dedos para poder entrelazarlos con los suyos lentamente.
—¿aunque yo esté embarazada?—. paró de mover sus manos, unos segundos pasaron para que él te hablara.
—¿estás bromeando haneul?
te levantaste de su pecho y te sentaste viéndolo directamente, él se acomodó en el respaldo de tu cama, estaba serio y con el ceño fruncido, con miedo negaste.
—jurame que es en serio.
—te lo juro san, no estoy bromeando.
soltó un fuerte suspiro y tapó con sus manos su cara—. haneul...
—no te preocupes san, yo sí quiero tenerlo, si tú no lo entiendo, tu carrera está cada vez más en crecimiento, sólo quería que lo supieras, y que supieras que yo puedo tenerlo sola.
rápidamente quitó sus manos de su cara y viste que sus ojos estaban llenos de lágrimas—no, no haneul, yo sí quiero tenerlo o tenerla.
soltaste un suspiro aliviada y todas las lágrimas que contuviste salieron sin previo aviso—. mierda san...—. tapaste tu rostro y sentiste como te abrazaba—. creí que estabas molesto—. seguiste llorando en su pecho.
—no, yo sólo estaba impresionado, no lo esperaba, me tomaste por sorpresa—. te separó de él y limpió tus lágrimas para poder verte a los ojos—. yo nunca te dejaría y mucho menos cuando vamos a formar una familia—te dio un beso en la frente—. ¿cuánto tiempo tienes?
secaste los restos de lágrimas de tus ojos—. tres semanas.
lo viste pensar—. ohh... ¿en París?
reiste y le diste un pequeño beso en los labios.
es el primer pedido que me hacen, y es el primero con esta temática, siempre es bueno explorar nuevas situaciones. los pedidos siguen abiertos, y en algún momento estará publicado el libro de mingi
