XVI

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Viernes 28 de julio del 2017
9:38 p.m.

Celular de Guren

Llamada entrante: Shinya

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Si. Si, era hora. Quería escuchar su voz. Sentía la necesidad de dejar de ponerse excusas. Si iba a suceder algo, que sucediera. Si no, entonces no sucedería y las cosas se estancarían, pero eso ya no estaba en sus manos. Lo que si estaba en sus manos, era el permitir a Shinya entrar más en su vida o alejarlo. Y no tenía que decidirlo ahora, podría ser después, mientras fuera cuidadoso para no herir sentimientos.

Mejor dicho, siempre podía poner un alto. Y Shinya igual. No iban a pasar los límites del otro, lo sabía por las oportunidades de sacarle información que el otro había dejado pasar porque no quería presionarlo a nada.

Dejó que el aparato timbrara tres veces, suspiró y se dió ánimo. Podía hacerlo. Si podía. Además que también quería.

Contestó la llamada y se llevó el celular a la oreja.

Sus ojos estaban cerrados, no se había dado cuenta. Podía escuchar la respiración tranquila del otro. De repente los nervios lo invadieron. Quería hacerlo hablar, pero no quería ser el primero en decir algo.

-¿Osito? -susurró una voz, que supuso que le pertenecía a Shinya.

Tragó en seco mientras el rubor se esparcía por sus mejillas. Ya. No sería el primero en hablar. Ya le habían sacado ese peso de encima, pero... ¿por qué no podía articular ni un monosílabo?

-Me contestaste por accidente, ¿no? -aquellas palabras fueron seguidas de una risa suave.

Joder. Su voz. Su risa. Era Shinya. Se sentía más real que nunca. No creía poder contenerse, pero tampoco sabía qué hacer.

-Voy a colgar ahora, ¿si, Osito? -avisó aquella nueva voz.

La desesperación lo bombardeó por todos lados. No quería dejar de escucharlo, pero no sabía qué decir.

-No -susurró Guren. Su mano se aferraba a su celular, lo estrujaba sin cuidado-. No cuelgues. Sigue hablando.

-Y-Yo... -lo escuchó tragar en seco, seguramente tan nervioso como él mismo lo estaba.

Del otro lado de la línea, Shinya estaba en un rincón hecho bolita. Había tenido un mal día, pero iba mejorando, luego empeorando y, luego, mejorando de nuevo. Sobre todo luego de escuchar la voz del chico-oso. Su habitación estaba iluminada por la tenue luz de luna que entraba por el ventanal. Había un florero roto cerca del mismo, con un charco de agua y flores esparcidas.

Aquel pequeño accidente lo había hecho entrar en pánico. No quería castigarse de ninguna manera, así que buscó una forma de distraerse. Cuando los videos en YouTube ya no eran suficiente, había decidido molestar al 'oso'. Mensajearlo sería suficiente, pero quiso jugar un poco con él y le marcó.

Para su sorpresa, ahora estaba ahí, intentando mantener una conversación normal con él sin lograrlo. Estaba balbuceando, no lograba poner una frase en orden, ni en su cabeza, ni en voz alta.

-¿Estás bien, Shinya?

-Rompí el florero favorito de mi madre -le respondió el aludido. Hablar de su día era la manera más fácil de no pensar tanto en un tema de conversación. Acababa de pasar, lo tenía fresco. O eso creía.

-¿Crees que te regañe mucho?

-Murió hace unos meses, pero...

-Lo siento -interrumpió Guren. Su voz era más grave de lo que Shinya pensó, pero tenía un tono similar al de sus fantasías-. No lo sabía...

Shinya dice... [GureShin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora