XXXVI - ¿Por qué...?

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Hasta el momento no recuerda tener tanto furor por parte de Jimin.

Puede decirse que siempre está muy controlado. En calma y concentración para que nada lo tome totalmente desprevenido. Es un actuar bastante prudente tomando en consideración su casta, pero por lo mismo no la aparenta. Muy a duras penas con Hoseok y Taehyung, con Namjoon eso jamás pasa.

Por lo que ahora no puede evitar estar más que sorprendido, gustoso de que eso -gracias al celo-, cambiara. Es decir, jamás creyó que podría obtener besos así de él. Una invitación a que lo devore o de otra manera lo hará. Nada más que una amenaza y clara tentación para invitarlo a seguir.

La espalda totalmente arqueada, las manos ancladas a la espalda rasguñando y una vez que ya no hay más piel la buscan de forma desesperada, volviendo al centro y reiniciando el proceso. Namjoon está más que seguro de que tendrá la espalda destrozada para cuando esto termine. Lo gracioso del asunto es que hace lo mismo, únicamente ascendiendo desde donde alcanza de los muslos hasta acabar en los glúteos, habiéndose desecho del pantalón hace un buen rato.

—Joonie—gimotea con tono lleno de ansiedad, Namjoon lo ha dejado de besar para bajar al pecho apenas descubierto, pero suave y firme—. Ummg... Es raro... No lo que quiero. —jadea moviendo una de las piernas para hundir y rozar la erección del Alpha.

Esto ocasionó que cayeran a un lado y por fuerza Jimin acabara encima suyo. El Omega jadea y tiembla con la cara enrojecida a más no poder. Sus manos inquietas delinearon el cuerpo de Namjoon; tan inquieto que gime apretando los ojos, la boca y las piernas que descansan a cada lado de la cintura del Alpha que luce divertido por las reacciones del Omega.

—Puedes hacerlo tú mismo ¿Sabes? —cuestiona con una coqueta sonrisa adornando su rostro. Jimin lo mira exasperado con expresión llorosa.

—N-no quiero hacerlo yo mismo, quiero que lo hagas tú—Aquello no viene mal. De un fácil movimiento lo pone boca arriba en la cama. Jimin jala un poco por los hombros—. ¿Joonie...?

—Quiero ver. Siempre cierras mucho las piernas.

Lo sorprende que en serio hiciera lo que pide, Jimin es demasiado pálido, se nota que estaba vestido hasta el último tramo de piel en su antigua vida. Puede notar la humedad casi excesiva en las partes más erógenas de Jimin. Se relame los labios.

Quiere seguir molestando.

Alza un poco las piernas y así mismo parte del tronco ajeno, Jimin queda en una posición muy incómoda y chilla al sentir la boca de Namjoon por su culo. Eso no debería entrar por ahí, pero bien que se siente y maldita sea que su lobo no ayuda para nada.

—Vaya... Nunca vi a un Omega correrse tanto. —comenta al notar la cantidad de líquido que se desliza por el abdomen de Jimin.

— ¡Namjoon! —reclama.

No reprime el gorgoteo complacido por su ruego. Deja que bajara un poco y una vez a la altura empezó a hundirse sin problema alguno. Jimin da un largo y satisfecho suspiro por sentirlo entrar.

La diferencia con otras ocasiones -aparte de ser más dejado a gemir-, es que Jimin busca de manera demasiado desesperada tenerlo abrazado. Como si el contacto entre sus labios y demás partes del cuerpo fuese brutalmente necesario.

Demasiado deseo en sus caricias.

Cariño en los suspiros.

Anhelo en su mirada nublada.

Desespero en conseguir rápido el aire necesario para volverse a besar.

Los lobos se alborotan, pero no son capaces de interrumpir, están juntos en su propio espacio, rozando su pelaje uno con el otro. Lamiendo el hocico ajeno, juguetear con el otro como no han tenido la oportunidad de hacer hasta la fecha, pues Jimin no deja ser.

Hay demasiados factores nuevos que ciertamente crean una atmósfera mucho más bella a la que recuerda de su celo. Fue cariñosa, sí, pero no tiene nada que ver con esto. Más aún su culminación.

Su cuerpo se está rozando tanto con el de Jimin que puede decirse que incluso su pecho conoce la textura de su piel.

No es como Jin... Para nada.

Ni siquiera le cabe en la cabeza el pensamiento. En este momento solo Jimin lo ocupa. No había sucedido hasta ahora y bien que eso hace a su lobo disfrutar aún más esto.

No recordar que perdió a su compañero.

Solo saber que tiene uno y debe amarlo hasta que le duela y sufrir la distancia. No pensar en el apareo con nadie más y que hasta la muerte signifique poca cosa cuando se trate de quererlo. Que nada lo impida.

Umm... Como si fuese una especie de destinado.

El cuerpo de Jimin se siente más caliente.

Su sudor salado y abundante pegándole las oscuras hebras a la frente, mejillas y cuello al igual que el cabello de Namjoon que más bien guinda y gotea. La habitación como un sauna donde sus aromas se concentran demasiado. El del Omega predominando sobre la posesividad de la casta más fuerza.

Un celo demasiado explosivo. Como si fuese el primero y ciertamente para Jimin lo es: Le gusta sentirse invadido, tanto y tan profundo que le duela; quedarse con las piernas abiertas cuando sale totalmente, esperando que vuelva a entrar de manera violenta a pesar de lo fácil que se desliza en sus carnes.

Es una experiencia nueva que debe disfrutarse al máximo como debió hacerlo antes, pero no pudo. Esto lo hace sentirse demasiado distinto, como si fuese especial y es evidenciado en el incremento de sus feromonas que empapan todo en esa esencia enloquecedora y dulce.

El aroma de Jimin lo seduce, al mismo tiempo que exige ser consentido como lo necesita.

—Namjoon. —aprieta las piernas y lo jala del cabello, Namjoon tuvo que apoyarse en la cama para no caer de boca. Respira profundo y pesado, con la cabeza embotada y el nudo hinchándose en el culo de Jimin. Tardaría mucho en bajar a juzgar por lo que duele en este instante.

—Tranquilo...—el contacto es más calmado, profundo y cariñoso de ser eso humanamente posible. Que Jimin lo tome de la cara es muy tierno, pues apenas logra tomar de las mejillas. El Omega le aparta el cabello de la cara, separados un segundo, con los ojos azules—. Te ves precioso así.

—Tú también. —ronronea hundiendo los dedos índice en los hoyuelos de Namjoon. Este iba a decir algo más hasta que se percata de algo en el aroma de Jimin.

Algo que lo exige separarse en este maldito instante como si el Omega fuese la peste misma. Al mismo tiempo, razonando que es lo que ocurre para que no haya perdido la conciencia.

—Estás en cinta.

Omega | NamMin || BOOK 1#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora