2.3 Chicle

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La verdadera sorpresa llegó un día meses después:

Jimin-tiene-pelo-rosa.

Fue un impacto de la manera más literal posible

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Fue un impacto de la manera más literal posible. Choca con una puerta transparente de la entrada y es una suerte que nadie lo viera. Todo porque Jimin se roba la atención y aliento de la gente con su apariencia del día.

Es irónico que el personal le tenga recelo y aun así lo miren con esa expectación. Con deseo. Jungkook ni siquiera se ha dado cuenta de que es uno más de ellos, apenas diferente, porque él llega a verlo con ternura y alegría. Va lo más rápido posible a su oficina, pide un ramo de flores y su emoción al momento de dejarlo en la oficina y escribir la nota es mucha:

¡Ahora eres como un chicle! Me gusta como se ve Jimin-ssi, estás más lindo que antes. Espero que sigas bien ♥

Por primera vez, Jimin pregunta quién dejó el ramo. Estuvo nervioso. Nadie le prestó atención, por lo que quedó sin respuesta. Qué alivio.

A la hora de salida Jimin sube al ascensor con él. Carga el enorme ramo que prácticamente es del tamaño de su tórax y cabeza. Medita el asunto. Jimin no tiene auto. Ni siquiera licencia de conducir. El muchacho deja el ramo en el suelo por un momento. Jimin se arregla el cabello con el reflejo del ascensor.

Jungkook tiene ganas tan grandes de tocarle el hombro y decirle que puede llevarlo a casa si quiera, para no complicarse con el ramo; el color de cabello luce extremadamente bien; es tierno como coincide con sus rellenos labios. Se ve tan... Suave. Apenas estira la mano la recoge, se hace atrás y baja la cabeza. No, no puedo ser tan directo. Jimin baja del ascensor y él solo lo ve irse.

Que mala pata...

Como ¿Remordimiento? De no ayudarlo, deja un pequeño paquete de mochis rosas en su escritorio. Lo vio tan enredado de camino a casa -lo siguió se vuelve costumbre-, que se regaña por no dar el aventón.

Se hace costumbre. Mandar mochis a su oficina cada dos días. Pidió casi una tienda entera para ponerlos religiosamente día a día. Deja simpáticas notas que Jimin no tira. Lo ha visto ponerlas en una caja dentro del cajón de su escritorio. En algunas lo elogia, en otras le cuenta alguna tontería o dibuja una figura sencilla. En su calendario tiene marcado el trece de octubre con una pequeña aclaración: Cumpleaños de Jimin-ssi .

Jungkook decide destacarse en esta ocasión. Manda a hacer un peluche de Cookie, hace un ramo que combine; compra anillos que fuesen de un tamaño convincente en consideración a las manitas de Jimin -ambos anillos cuestan al menos dieciséis salarios de Jimin-, los infaltables mochis y Voila. Regalo de cumpleaños perfecto. Usa papel negro y un marcador blanco para escribir la nota de cumpleaños.

¡Feliz cumpleaños Jimin-ssi! Ya tienes veintisiete años ¡Es genial! Te ves muy lindo a pesar de todo. Espero que te queden los anillos. No tengo idea de tus dedos, tus manos son tan pequeñas. Se ve peor cuando escribes, hay tanto lápiz sobrante. Disfruta tu día, no te cortes en cantar ¿Tú la escribiste? Es una melodía muy bella.

Lo recuerda tan bien. La primera vez que lo escuchó. Fue casi mágico. No había nadie en la oficina excepto una chica que se devolvió a buscar algo que dejó. Lo escuchó por accidente:

Neon nae pureun gompangi. Nal guwonhaejun. Naui cheonsa. Naui sesang —Se asomó de forma indiscreta, aunque Jimin seguía en su mundo particular—. Nan ni samsaek goyangi. Neol mannareo on. Love me now, touch me now —Ladeó la cabeza hasta el punto de parecer un perro confundido ¿siempre canta tan bien? —. Just let me love you...

Estuvo ahí un buen rato más, Jimin siguió cantando y Jungkook escuchando al tiempo que se da la oportunidad de grabar un poco con su celular.

Jimin pareció asustado, nada del otro mundo o que deba preocuparlo. Lo alegra pasar algunas veces y que Jimin haga su trabajo con el peluche de Cookie entre sus piernas y en el escritorio para recostar al mejillas en lo que clickea. Un día llegó una desgracia. Un torpe muy cercano a su posición choca con Jimin y... Jimin se fija en que lo está mirando.

Oh no.

—Se le... ¿ofrece algo? — Mierda. Lo está mirando, le está hablando... ¡Es la primera vez que Jimin se percata de que está ahí!

Uuuhh

—Umm...—Su cerebro se vuelve un intestino, un espagueti o una sopa. Hasta un puré es más definido que sus neuronas en este momento. Se da a la fuga de forma poco discreta. Sintiendo que se va a morir en ese instante. Al estar en el elevador se golpea con las puertas. Debió haberle dicho algo, al menos un no.

¿¡Por qué soy así!?

Tiene la impresión de que Jimin se ha dado cuenta de que está ahí prácticamente siempre. Seguro solo es paranoia. Es imposible que ahora Jimin lo no- Si, si me nota, esto es peligroso y necesita ayuda de emergencia. Decide hacerse el que no sabe nada, seguir de lo más natural como si no estuviera acosándolo. Jimin parece estresarse con el paso del tiempo ¿Y él? Tan apenado como siempre; incapaz de ir a decirle un mínimo Hola que calme al muchacho de pelo rosa.

El canibalismo de Mochis se vuelve bestial. A tal punto que aumentó de cuatro a ocho mochis sus regalos de cada dos días. Que llegara ojeroso por tres días seguidos lo preocupo ¿Es por su culpa? Se pone manos a la obra. Aunque no es lo normal -como ordenar la oficina a cada que va -, compró un ramo y estuvo dispuesto a dejarlo en escritorio, escribir una nota e irse con la esperanza de que cualquier comentario elocuente en la pequeña misiva hiciera efecto.

Es el plan hasta que se ve con las manos en la masa por un sorprendido y adorable Park Jimin entrando a su oficina cinco minutos antes de la norma. Mira discretamente el reloj en la pared, llegó antes. Baja la mirada totalmente avergonzado. Infraganti.

Just Like Serendipity || KookMinWhere stories live. Discover now