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Te despertaste escuchando el chirriante sonido del despertador de los chicos. Todos os despertabais a las siete de la mañana, pero tu no ibas con ellos al colegio. La maknae line iba a un instituto de nombre extraño, en cambio los mayores iban a un instituto al cual iban muchos famosos. Tu en cambio ibas con otros trainees a un colegio inglés de la zona. Tampoco desayunabais todos a la misma hora, los mayores desayunan primero porque se tenían que ir antes, tu Zeyu y Shuyang después y por último Mingrui que desayunaba solo. Este último se despertaba más tarde que los demás. Le costaba la vida salir de la cama, y pudiste admirar como sus compañeros le tiraban al suelo para que se despertara, y como este gritaba en chino como un niño pequeño.

En el colegio Kumiko te esperaba en la entrada. Iba con una coleta alta, sin maquillaje y vestida con el mismo uniforme que tú, que consistía en una falda de cuadros azul, una camisa blanca y el lazo azul marino. El uniforme era de tu agrado pero el chándal de educación física tenía un puesto especial en la lista de los peores chándales del mundo. Aparte de que era enorme, tenía unas franjas de colores muy extrañas.


Kumiko te enseño el colegio y sus instalaciones. Este era enorme, más grande que tú colegio anterior. Tenía un campo de fútbol enorme, y unas aulas con cristaleras que llegaban hasta el suelo. Era muy moderno y todos y cada uno de los estudiantes tenían su propia tableta en la que hacer todo.

Como era un colegio de habla inglesa, no tuviste problemas en comunicarte con la gente. Kumiko te presento a sus amigas, que restaban ser muy majas y amigables contigo.

En tu clase eran todos muy majos contigo, y por los pillos te cruzaste con Shaoran que resultó ser un año más mayor que tú. Iba con el chandal tan horrible del colegio y sus amigos. Al verte fue a donde ti y estuvisteis hablando un rato. Te presento a sus amigos, que también eran unos rascacielos, y se despidió con una leve reverencia.

En camino al apartamento era muy corto, simplemente tenías que cruzar unas cuantas calles que equivalían a 5 canciones aleatorias de Spotify. Al llegar, tuviste que mirar la clave de diez dígitos de la cerradura en el móvil. Simplemente que acordabas de que empezaba por 389... y luego seguía.

Bailarina de Boy Story  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora