Capítulo 6

470 363 490
                                    

Abrí mis ojos a causa de que mi celular estaba soñando. Miré el despertador y un gruñido salió de mi garganta al ver que eran las cuatro de la mañana. Con pereza tomé mi celular y respondí. Mi cuerpo se tensó al escuchar a Evan llorando del otro lado de la línea.

—Sav... mi padre...

—¿Qué pasa con él? —respondí con miedo, no quería que me lo dijera, no quería que me dijera lo que creía que estaba pasando.

—Falleció, lo mataron. ¡Lo mataron! —la voz de Evan se desgarró al otro lado de la línea. Mi corazón se rompió inmediatamente y mi cuerpo comenzó a temblar. Sabía lo que se sentía perder a tu padre, lo sabía, y sabía que era la sensación más horrible de este mundo, y que ese dolor no se comparaba con ninguno otro. —Te necesito...

—¿Dónde estás, Ev? Iré.... Iré inmediatamente —mis palabras a penas podían ser pronunciadas. Esto no era justo. Evan estaba pasando por un momento horrible en el instituto y no sabía si podría aguantar algo más.

—En el hospital del centro, ven por favor —me suplicó.

Le dije que llegaría pronto y colgué, quité las cobijas y corrí hasta el armario. Mientras me dirigía al hospital recordé cuando me tuvieron que internar por ataques de ansiedad, ya que la muerte de mi padre me había dejado muy mal. Me pidieron que del uno al diez describiera cuando me dolía el pecho y aunque no podía respirar y sentía que tenía fuego en los pulmones dije que uno, no quería que me vieran mal. Pero en realidad me dolía un once.

Yo no quería que Evan sufriera ese once. Quería que todo el dolor desapareciera y no lo afectara. Llegué al hospital minutos después y vi a Evan de cuclillas en el pasillo, mi corazón se partió cuando me volteó a mirar y sus ojos estaban tan rojos que creí que se le saldrían. Se levantó y corrió hacia mi. Sus brazos se enredaron en mi torso y comenzó a llorar desconsoladamente. No dije nada, porque sabía que en esos momentos lo que menos querías escuchar era a alguien hablando, solo te quieres desahogar.

Permanecí junto a Evan las próximas ocho horas e incluso en el funeral jamás lo abandoné. Dio un discurso precioso cuando le tocó hablar y me sorprendí de que tantas personas hablaran tan bien de su padre, y supe el por qué Evan era tan buena persona.

Mi corazón se estrujó al pensar cuánto había estado aguantado Evan. Esos idiotas no merecían sus lágrimas. La mamá de Adam llegó por mi y tuve que despedirme de Evan. Se volvió a aferrar a mi y susurró: —No sabes cuánto te agradezco que estuvieras aquí.

Sonreí débilmente y sobé su espalda, con mi pulgar limpié sus lágrimas y salí de ahí. Al llegar a casa, lo único que quería hacer era ducharme, por alguna razón me sentía sucia. Al salir solo dejé que el sueño se apoderará de mi, había sido suficiente por hoy y estaba más que agotada.

Evan no apareció en el instituto por cuatro días y yo lo entendía completamente. Después de una semana de ausencia, Evan regresó finalmente a la escuela, pero su presencia no pasó desapercibida. Al verlo, noté de inmediato el cambio en su apariencia. Evan lucía notablemente más delgado, con ojeras oscuras bajo sus ojos cansados y un semblante marcado por la tristeza que había atravesado durante los últimos días. A pesar de mi intento por mantener la compostura, pude percibir el peso de la pérdida que cargaba sobre sus hombros. Sin necesidad de palabras, comprendí la razón detrás de su ausencia prolongada y me acerqué a él con una expresión de comprensión y solidaridad, lista para ofrecerle mi apoyo en este difícil momento. Pero todo fue en vano.

—Miren quién está aquí —apareció Adam detrás de Evan. —Te hemos extrañado Evan.

—Por favor....— suplicó Evan mientras sostenía unos pañuelos en su mano.

Perfecta Destrucción. ©Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang