2. Popsicle

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En la semana no hubo otro indicio de acoso por parte de Jin, al menos no peligroso a la perspectiva de Namjoon. Invadía su espacio personal a propósito para agarrar carpetas, le acariciaba el hombro en las reuniones, lo tomaba de la cintura si estaba desprevenido mirando por la ventana, jugueteaba con su corbata al saludarlo y tomaba su mano con suavidad al despedirse. A decir verdad... ¡Estaba acosándolo todo el tiempo!

—Ugh, qué fastidio —se dijo a sí mismo al sentarse en su oficina. —Claro, solo porque necesito el puesto cree que puede aprovecharse de la situación

¿Yoongi le habría contado de su decisión sobre cambiar de empleo? Porque si fuera el caso, sería una broma cruel. No era coincidencia que hubiera solicitado su renuncia de la empresa Jack Daniel's. Durante un evento de aniversario, Yoongi había estado bebiendo de más, comportándose más imprudente de lo usual. No supo de dónde sacó la coordinación para abalanzarse sobre él en medio de la mesa, claro, confundiéndolo con Jeon Jungkook. Aun así no se salvó de las lamidas en el cuello y los apretones en sus glúteos, sin mencionar el escándalo que se formó cuando Jungkook los miró.

Yoongi le había prometido compensarlo por lo ocurrido y por fortuna había conseguido un puesto prestigioso con Buchanan's, pero se preguntaba si Seokjin lo tomaba en serio o solo era un macho incorregible. Bueno, ya había lidiado un par de veces con tipos como él que solo lo miraban como un pedazo de carne. Siempre había tenido ese problema de atraer a hijos de puta dominantes.

Despejó su mente de todo pensamiento vergonzoso y empezó a hacer llamadas para arreglar la agenda del coreano. Namjoon manejaba dos teléfonos y odiaba tener que levantarse para alcanzar uno de ellos. No tenía una línea externa conectada a su escritorio por la infraestructura del lugar, solo una línea interna para marcar a los servicios del edificio; pero era un dolor de cabeza tener que caminar dos metros para hacer una llamada a líneas directas.

—Buen día, hablo de parte de Kim Seokjin... Sí, para confirmar la cita sobre el anuncio publicitario del próximo mes

Mientras atendía el teléfono, notó que su jefe entraba sin recato alguno, observándolo. Le hizo una seña para que continuara con la llamada.

—A las 15:00 estaría perfecto... Claro, las proyecciones están listas, solo esperamos fecha de lanzamiento por parte de la productora... Si, el señor Kim estará encantado con la idea...

Jin había caminado hacia él, pero no le prestó atención. Se arrepintió de haberlo perdido de vista. Bastaron dos malditos segundos para que el rubio se postrara detrás y comenzara a masajear su cintura.

—Dame el teléfono, Nam

El castaño obedeció ipso facto, pero no tuvo tiempo de hablar porque la enorme mano de Seokjin cubrió su boca. Seguía detrás suyo.

—Oh, Barry qué sorpresa saludarte... No, solo me preguntaba si podríamos posponer la reunión para mañana... Sí, me ha surgido un compromiso de último momento... ¿En serio? Eres increíble, recuérdame devolverte el favor... Adiós

Colgó el aparato. Seguía sin soltar la boca del otro y sonrió de lado.

—Nam, ¿recuerdas lo que te dije que iba a ocurrir si volvías a llamarme "señor Kim"?

Aunque quisiera responder, no podía hacerlo teniendo semejante manopla de béisbol cubriendo su cara. Solo negó con la cabeza y se sostuvo del brazo de Jin. Podía sentir la respiración del hombre en su nuca, pegando sus labios contra su oído... Mierda, ¿por qué no podía huir y ya?

—¿Y bien? —preguntó Jin, esta vez metiendo dos dedos dentro de la boca de Namjoon, provocando que el coreano saltara sorprendido. —Vamos, sé que puedes responder

GOOD BOY, NAMWhere stories live. Discover now