10. Confianza

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"No es necesario que respondas ahora mismo, solo que lo sepas." Eso le había dicho Jin a Nam antes de tomar su mentón y besarlo una vez más.


Bien que mal, Namjoon le daba la razón: darle una respuesta sería prematuro de su parte. No es que no estuviera feliz; por supuesto que estaba en la gloria, y más en sus brazos, pero no es lo mismo hablar por el calor del sexo a decir "te quiero" sin rodeos. ¿Le diría "te quiero"? No lo sabía, estaba confundido.

"¿Ves? Por eso necesito meditarlo" pensó para sí mismo mientras le sonreía al rubio. Pasó sus dedos en medio de sus pectorales siguiendo la línea hasta la mandíbula y jugando con un mechón rubio que caía por su oreja. Seokjin tenía ese aire masculino irresistible, y sabía usarlo a su conveniencia. Importaba poco el inicio de las cosas, si sus palabras tenían ese tinte de seguridad y confianza. Le pesaban los párpados, no recordaba que tener sexo sería exhaustivamente placentero.

—¿Recuerdas lo que te dije al principio? —preguntó Seokjin, a lo que Nam lo miró confundido. —No pensaba dejarte dormir

Y Kim Seokjin siempre cumple sus promesas.

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Al día siguiente el rubio se había levantado más temprano, dándose el tiempo de deleitarse con la sola imagen de Nam durmiendo y pasando su mano a través de sus rizos castaños. Era comprensible que no se hubiera despertado con las rondas largas, tupidas y excesivas que habían tenido. Por suerte no rompió la cama.

Sabía que era sumamente afortunado de compartir ese único instante.

Le dio un beso casto en la frente, levantándose de la cama. Se colocó el bóxer como pudor mínimo y buscó su teléfono en el pantalón. Lo primero que vio en la pantalla al encenderlo fueron varios mensajes de coordinadores del Fashion Week, algunos recordatorios de la empresa, confirmaciones de citas, y algo que, aunque quisiera ignorar, no podía: llamadas perdidas y buzones de voz de Jennie.

Todo podía esperar, pero la impaciencia de su ex no. Como si no la conociera.

Con un bufido, decidió escuchar los múltiples mensajes:

22:30 hrs. "—Seokjin, ¿estás bien? Estaba esperando tu llamada."

22:40 hrs. "—¿Sigues ocupado? Avísame al menos si hoy podremos hablar."

23:00 hrs. "—Seokjin, no va a haber llamada, ¿cierto? ¿Por qué no me avisaste que estarías más ocupado?"

23:10 hrs. "—Es el colmo, te estoy marcando y me manda directo a buzón de voz. ¿Me estás ignorando? Porque no creas que cederé fácilmente si luego te arrepientes de no contestar. Por todos los cielos, Seokjin, vine desde Corea para verte. ¿Eso no cuenta? De verdad quiero arreglar las cosas; no me gustaron en los términos en los que quedamos. Creí que me querías."

23:25 hrs. "—Bebé, contéstame. Recuerda todo lo que pasamos juntos. Me equivoqué con el divorcio. Por favor, hablemos."

00:00 hrs. "—Eres lo peor del mundo. ¿No te importa lo que me suceda? Estamos destinados a estar juntos y lo sabes."

En el último mensaje, Jennie tenía la voz rota, y probablemente estuviera llorando.

Jin estaba en un dilema. Obviamente no hablaría con ella en esas condiciones, y mucho menos acabando de resolver su discusión con Nam. Claro que guardaba un poco de aprecio por la mujer, pero esto rayaba en lo ridículo. Por otro lado, no quería que cometiera una locura, por lo que significó alguna vez su relación. ¿Cómo podría resolverlo?

Rodó los ojos. Había una solución, pero no quería recurrir a eso. Solo existía una persona en todo Nueva York que entendía a las mujeres como Jennie, amigo de Yoongi por supuesto, pero la última vez que hablaron, Jin lo llamó "pelotudo lava-cerebros". No estaba en condiciones de pedirle consejos... O sí.

GOOD BOY, NAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora