La clase estaba aburrida, así que no prestaba ni la más mínima atención al tema.
Estaba distraído jugando con su lápiz o haciendo garabatos en su libreta, se aburrió y así dirigió su vista hacia cierto chico de piel verde.
Desde hace unas semanas eran algo más ¿Cómo? Ni ellos lo sabían, bueno tal vez si, solo que aún no lo asimilaban por completo.
Primero, dejaron su rivalidad a un lado, segundo después se dieron cuenta que quizás algunas cosas no eran tan diferentes como ellos pensaban y por último, solo dejaron que las cosas pasarán.
El de gabardina fue el que dio el primer paso, para llegar a ser "algo", ni supo como y por que lo hizo, sin embargo la respuesta que obtuvo no fue tan mala como el esperaba.
Observó aquella peluca negra, estorbaba, pues no le permitía ver sus antenas y esas odiosas lentillas tampoco dejaban ver esos ojos magentas que admiraba.
Nadie sabía aquel secreto de ellos dos, tampoco era necesidad de hacerlo notar, estaban bien así, tranquilos y sin presión de nadie.
Si ellos sabían que eran ¿Al resto que le importaba?Sin embargo había algo, algo que aún no podía resolver.
Zim.
Era una caja llena de sorpresas y cada día descubría una.
Aquel alíen que llego con intensiones de dominar la tierra, ahora era el responsable de sus pensamientos.
Dib quería más de él.
Quería que lo dejase abrazar, besar, mimar, entre otras cosas como pareja, pero el alíen era tan arisco que no se dejaba, solo gritaba que lo deje en paz.
Bueno no todo era malo, eran raras las veces en las cuales aquel chico se dejaba abrazar o acariciar por el de gabardina, puede que sea poco pero para el era bastante.
Pequeños y torpes gestos de parte de Zim lograban hacerlo feliz.
Pero el quería más, no, no llegar a otro nivel simplemente quería tenerlo entre sus brazos.
La campana sonó y lo saco de sus pensamientos ¿Tan rápido acabó la clase? En fin, guardo todo en su mochila y se dispuso a pasar por el sitio de su ahora ¿Novio? Valla, si que era raro mencionar aquel término.
Zim ya estaba listo esperándolo, así que sólo salieron en silencio.
Caminaron rumbo a la salida, hacían pequeños comentarios y reían una que otra vez con las ocurrencias del otro.
El tiempo paso rápido y ya se encontraban a solo pasos de llegar a la casa de Zim.
Bueno... Nos vemos mañana.-Mencionó el de gabardina.
Si.-Respondió agachado la mirada con un pequeño rubor azul, se encontraba nervioso por lo que iba a hacer.
Quisieras que pase mañana temprano por...-
Por unos segundos todo se detuvo.
Entonces se quedo paralizado, habían animales que antes de matar a sus presas les inyectaban veneno para dejarlo inmóviles.
Ahora podría describir a Zim como uno de esos.
No esperaba un gesto así de parte de su alíen y menos en "público".
Un beso.
Solo uno.
Y ya lo tenia en la palma de su mano, aunque el alíen no se daría ni cuenta.Aquel acto podría marcar un antes y un después.
Sus labios, temblando por aquel primer tacto.
Sus mejillas, estaban rojas, lo sentía, no era necesidad de verse en un espejo.
Sus manos, estaban sudando por los nervios.
Su cabeza, era un caos por aquella acción.Reaccionó cuando se percató que su alíen corría con mucha prisa hacia su base a esconderse por lo que hizo.
Estaba demasiado avergonzado que podría encerrarse por días o semanas.
No.
No más.Fue tras el y lo abrazo por detrás, en un cálido y confortante abrazo.
Se dejó hacer por su humano y volteo para corresponderle.
Te quiero.-Le susurró.
El gran Zim, también te quiere sucia larva.-Respondió.-Ahora ¿Puedes soltarme? Nos van a ver.
No me importa.-Y lo abrazo con más fuerza.
¡Dib cosa! ¡Suelta a Zim!.-Trato de empujarlo pero no pudo.
Solo, déjate querer.-Fue lo último que dijo.
Buenas tardes.
Espero hayan disfrutado sus fiestas de fin de año. C:
Iba a publicar esto antes pero no me dio tiempo sin embargo aquí está aunque no me convence del todo, meh no se, en fin.
♡.
