Capítulo 5

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La jaló de las muñecas, Emilia luchó pero era evidente su derrota, Simon era un hombre alto y fuerte, las manos gruesas aferraban sus muñecas como cadenas de acero, todo en él era temible, sus facciones, sus piernas, todo en él exudaba temor, era ...

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La jaló de las muñecas, Emilia luchó pero era evidente su derrota, Simon era un hombre alto y fuerte, las manos gruesas aferraban sus muñecas como cadenas de acero, todo en él era temible, sus facciones, sus piernas, todo en él exudaba temor, era un cabeza dura completamente.

Emilia gimió de dolor cuando la apretó contra su torso musculoso, podía ser un hombre guapo, pero después de que se le conocía llegaba a ser detestable y su forma de ser le quitaba todo encanto.

Emilia le dió una patada en la canilla de forma que ganó un poco de terreno, lo rebasó yendo hacia la puerta pero el dolor le aceleró el pecho cuando él la tomó del pelo y la jaló nuevamente a sus brazos, la empujó contra la cómoda alta lastimándose el vientre contra la manija del cajón, se le acercó a la oreja sin soltar el cabello enredado.

- No juegues conmigo puta barata.

Emilia quería llorar, quería gritar pero no podía, tenía la garganta cerrada comprendió lo inevitable, iba a suceder, Simon la tomaría allí sin importarle nada, así que no había otra cosa más que hacer que resignarse, algo que había aprendido muy bien desde muy pequeña, apretó los puños contra la madera mientras sentía como el miembro tieso de simon se frotaba entre sus pliegues, pero unos segundos después se retiró.

Emilia giró el rostro conmovida, ¿se habría arrepentido? Tal vez dentro de él si había un ápice de compasión, pero cuando vio que él sacaba un condón de sus vaqueros y lo desenrollaba a lo largo de aquella tripa, volvió a sentir el mismo asco por aquel tipo

- Prefiero no correr riesgos- dijo riendo- nada raro que tengas quien sabe que enfermedad, maldita vagabundo.

La volvió a empujar a la cómoda y esta vez entró en ella de un solo golpe haciéndola soltar lágrimas contenidas, pero cómo había hecho antes solo las dejo salir, no gritó de dolor, ni gimió cuando sentía las paredes de su vagina estirarse brutalmente, solo se quedó allí, alimentando su ira y dejando que las lágrimas empaparon la madera sobre la cual Simon la follaba como lo que era, una vil prostituta.

Rosario era una mujer inteligente, demasiado a decir verdad, solo que enfoca aquella inteligencia para ser siempre la mejor o para hacerle daño a los que consideraba menos que ella, era hermosa, a sus 49 años aún era aquella flor elegante y estirada, ni una sola arruga marcaba su rostro.

A la tierna edad de 17 años había tenido a su primer hijo, Claudio, y antes de que él naciera ella y Javier se habían casado y al contrario de todo lo que la gente pensaba se habían casado por amor, un amor que aún perduraba después de 32 años, con tres hijos, eran considerados la familia perfecta, para ella lo era, así tuviese que pasar por encima de miles para que esto fuese cierto.

- ¿Qué averiguaste Claudio?

Claudio suspiró- nada mamá.

- Creo que me estas ocultando algo- dijo seria-  ¿a dónde va Kevin todas las noches?

Claudio se encogió de hombros- no lo sé y creo que a ti no te debería importar.

Rosario abrió los ojos alarmada- ustedes son mis hijos, por supuesto que me importa.

- Kevin tiene 25 años, ya no es un niño, es adulto y sabe muy bien lo que hace.

- ¿Y si está en malos pasos?- preguntó preocupada.

- Si lo esta, pues es responsabilidad de él mamá.

- No acepto aquello Claudio- dijo molesta- no quiero que mis hijos sean el blanco de habladurías de la sociedad.

Claudio suspiró- mamá, por una vez ponte a pensar en otra cosa que no sea la sociedad, ¿sí?- preguntó cansado- ¿dónde está mi papá?

- Se fué a la empresa temprano, tenía que firmar unos contratos, te dejó dicho que necesitaba tu firma para unos permisos.

Claudio asintió- bien- la miró- también te quería avisar que hoy vuelvo a mi casa.

Rosario frunció el ceño- ¿tan pronto?

Claudio asintió- Julia me llamó esta mañana a avisarme que ya habían terminado las remodelaciones, así que ya puedo volver a mi casa.

- ¿Y ahora cómo voy a saber en que está metido Kevin?

- Por Dios mamá, olvidalo, ya le pregunté yo no me ha dicho nada, no hay nada que pueda hacer- besó la frente de su madre- los invitaré a cenar en estos días, cuídate- y se fué.

Rosario negó- no puedo dejar que Kevin eche su vida a perder, no- se puso en pie- no lo permitiré.

Y con aquellas palabras juró por encima de su cadáver averiguar a toda costa lo que escondía su hijo menor.

Pobre Emilia 😭 Ya pronto se conocerán 🙃

Como Yo Nadie Te Ha AmadoWhere stories live. Discover now