Capítulo Final

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- Gracias por cuidar a Juan David y a Gabriela- dijo Emilia con una leve sonrisa.

Rosario se adelantó y habló- fue un placer Emilia.

Emilia la miró, Rosario se veía cansada, pero un brillo en sus ojos le decía que estaba feliz, por algo, no sabía exactamente porque, en ese momento llegó Tony y la saludó con un efusivo abrazo- niños, ¿por qué no vamos a comer unos pastelitos?

Los niños emocionados se fueron con Tony dejando un silencio tenso en el recibidor, Rosario suspiró y se acercó a Claudio- lo siento mucho hijo, te pido disculpas por todo lo que te he hecho pasar, no soy la mejor madre lo sé, pero quiero intentar serlo el tiempo que resta- las lágrimas se escurren por sus ojos- necesito tu perdón Claudio.

Claudio no demostraba ninguna emoción hasta que Emilia se acercó y le tomó la mano- Claudio.

Rosario vio cómo el rostro de su hijo se ablandaba al mirar a Emilia, luego sus ojos se posaron sobre ella nuevamente y sin decir más la abrazo- te prometo hijo- lloró- te prometo que nunca más me interpondré en tu felicidad- Claudio la apretó más dentro de sus brazos, le dio un cálido beso en la frente y le sonrió, Rosario le devolvió el gesto y se llevó un pañuelo al rostro para secar las lágrimas. Emilia se sintió feliz de que Rosario y Claudio volvieran a ser madre e hijos felices, entonces Rosario la miró y se le acercó, sin decir más se arrodilló y Emilia ahogó un gemido de sorpresa- perdóname pequeña, de verdad perdóname.

Emilia se arrodilló rápidamente y la abrazó- levántese señora Rosario, no tiene porqué hacer esto.

- Sí debo hacerlo, porque te he infligido mucho daño y lo hice adrede.

- Sh, no diga nada levántese.

Rosario le tomó las manos- por favor Emilia, perdóname por todas las cosas malas que he dicho y hecho, por favor mujer.

Emilia la abrazó y le susurro al oído su perdón, Rosario sonrió entre las lágrimas y la abrazó más fuerte.

Nunca, nunca antes Emilia se había sentido más conmovida, ver a Rosario de aquella manera era una faceta difícil de creer pero sus lágrimas y palabras confirmaban el arrepentimiento de su suegra.

Javier se acercó y levantó a Rosario mientras Claudio tomaba a Emilia de la mano y la acercaba a sus brazos- supongo que debo avisarles que en tres días Emilia y yo renovaremos nuestro votos matrimoniales.

- Me parece fenomenal- sorbió las lágrimas- yo me encargaré de una recepción maravillosa.

Finalmente las cosas estaban yendo como debían haberlo hecho desde el principio.

Alma y Martín viajaron tan pronto se enteraron de las buenas nuevas y además no podían faltar a semejante acontecimiento, una cena especial para los novios organizada por Rosario.

Alma se sentía feliz no solo por su hija sino también por la familia Meyer, más que todo por Rosario, nunca pensó que iban a terminar así, nunca pensó que encontraría a su hija y nunca pensó que volvería a ser tan feliz como lo era en ese momento.

Rosario había hecho un trabajo fenomenal, las dos familias reunidas para una cena la noche antes de la boda, los Meyer y los Espinosa llenaban la elegante mesa decorada en tonos pastel con velas rojas y espléndidos ramilletes de rosas a modo de centro de mesa.

Una camaradería excitante se sentía en el ambiente, Tony y la abuela Hilda hablaban animadamente con Juan David y Gabriela que no paraban de contar su día en el zoológico, Kevin charlaba con Emilia mientras Javier, Claudio y Martín desenrollaba una complicada charla sobre economía, Alma tomó la mano de Rosario observaron sus familias allí reunidas- te lo agradezco mucho Rosario.

Como Yo Nadie Te Ha AmadoOnde histórias criam vida. Descubra agora