Capítulo 19

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—¡¡¡Hola!!! —digo entrando a la habitación del hospital.

Mantengo mi sonrisa por un rato más, camino al sillón que esta a lado de la cama de papá, suspiro desalentada por el inexistente ruido; tener el silencio molestando mis oídos me perturba.

—Se que sonará egoísta —digo seria para continuar hablando—, pero debes despertar ya, realmente no sé ni que estoy haciendo.

Miro a todas direcciones, me levanto del sillón, empiezo a caminar de lado a lado con lentitud, cruzo los brazos y bajo la mirada.

—Ambos sabemos como es mamá, y lástima más de lo que ayuda, así que no creo que nos convenga a ninguno de los dos —me detengo en seco—. No quiero volver a retomar nuestro pasado, estábamos bien, querías tu trabajo, yo mi escuela y amigos ¡Casi te casas! Y luego cada quien seria feliz ¡Ella tiene otra familia, su fama, dinero! ¡¿Que es lo que quiere ahora?!

Siento mi sangre hervir, los daños que alguien o algo le hace a una persona jamás se borran, a veces del cuerpo, pero jamás de la mente; mi madre tampoco era un monstruo, supongo, solo era... alguien que no necesitas, pero quieres que sea parte de tu vida, lo cual es estúpido ya que siempre se ha descrito como un ave libre de ataduras, aunque eso sea lo que más quiere.

Tengo memoria fotográfica, a veces se excluyen recuerdos, pero sin duda los pocos momentos que mi madre estuvo conmigo jamás los olvidaré, ojalá fuesen todos recuerdos alegres.

—¿Te encuentras bien? —pregunta el Doctor asomándose a la habitación.

—Si —digo al instante—, si, solo que, va a ser difícil seguir lidiando con la situación.

—Tu madre ha venido un par de veces, tal vez eso le ayude.

—Por supuesto, es el amor de su vida, todo sobre ella lo hace brillar y doler, amor jodido.

—¿Y qué tal te va a ti?

—¿Yo? Uff, mejor que nunca —digo irónicamente—. En algún momento la bomba va a explotar —volteo a verlo seria—. ¿Si se puede decir eso aquí? Realmente temo por mi vida, y mi salud mental.

—Si tienes problemas, tal vez algún profesional pueda ayudarte.

—Ni loca —respondo—, ya he pasado por esto y he salido, solo es un... momento más.

Supongo que tampoco es para tanto, solo es tiempo con mi madre, luego todo será como antes...

Después de eso el Doctor sigue su camino, tomo asiento en el sillón para meditar un poco, la mente en blanco, es un poco relajante estar aquí, pero al mismo tiempo se disipa mi vida, mi antigua versión de mí misma.

Pasan algunas horas antes de que salga del hospital, voy caminando cuando a poca lejanía veo el auto de Axel, me detengo un instante para analizarlo, y en ese mismo momento el sale del auto.

Me sorprendo de la gran casualidad que se acaba de dar, el gira la mirada quedando justo en sincronía con la mía, se muestra asombrado.

—¿Keila? —habla Axel.

—Ahm, ¡Hola! ¿Cómo estás?

—¿Que haces aquí?

—Yo, nada, solo, pasaba casualmente por casualidad. ¿Tu que haces aquí?

—También estaba pasando, y de repente te vi caminando.

—Que casualidad... —digo con voz temblorosa, trago saliva antes de continuar hablando— ¿Vas a algún lugar en especial?

—No, solo iba a casa —dice sencillo—, y supongo que estas sola, ¿Quieres que te lleve a tu casa?

—De hecho si, por favor.

Llegue a casa, no dije ni una sola palabra durante el camino, pude notar como Axel intentaba hablar en algunas ocasiones, pero no tomé importancia, estaba muy agotada como para fingir que no me sucedía nada y poner una de mis más estúpidas sonrisas.

—Gracias. —salgo del auto sin prisa.

—Keila —volteo a verlo esperando diga nada, pero solo sonríe—, ¿Nos vemos mañana?

—Bien —respondo.

Sigo mi camino tradicional, ir a la puerta de la casa, entrar y tener el humor de la hija que mi madre quiere, a veces me doy miedo a mi misma.

Al no ver a nadie al rededor procedo a subir las escaleras para ir hasta mi habitación y tomar un baño relajante, pero eso se ve interrumpido gracias a una voz que aparece al abrir mi puerta.

—¿Y de que hablaron? —pregunta Nelly

—¡Mierda, Nelly, no asustes así! —digo en reacción automática.

—¿Apenas volviendo? ¿Y con un chico? Porque se nota que es el auto de un chico, y de tu misma clase social... ¡Si tu mamá se entera que tienes novio..!

—¡¡¡Shhh!!! —digo poniendo mi mano sobre su boca.

Entro a mi habitación, quito mi mano para poder cerrar la puerta asegurándome que no haya nadie más.

—¿Amor secreto? Wow, no pensé que tuvieras un novio así ¿O acaso es el chico malo de la escuela?

—Estas confundiendo las cosas —digo un poco estresada.

—¿Segura? Vi que te hablo antes de que te fueras, no lo vi a él, pero se que es un "Él" que te trae tan loca, ya dime ¿De qué hablaron?

—No dijo ni una sola palabra, y yo tampoco.

—Son los novios mas raros que conozco.

—No somos novios —digo en voz baja.

—¡Esos ánimos! Debes elevarlo como la diabetes con dulces.

—Lo único que debo ¡Y debes! hacer es dejar de imaginar escenarios imposibles.

—Si tu dices, pero de todos modos el seguirá siendo "alguien" para ti, y tú su "alguien" para él.

—Si, si, él es ese "Alguien" para mí, pero seguro yo no soy nadie para él —digo dirigiéndome al baño—. Todo esto es adsurdo.

—Lo mas absurdo es lo semejante a lo cuerdo, y lo mas lógico es tonto.

—¿Sabes que nada de lo que estas diciendo tiene sentido?

—Excato amiga mía, no busques sentido en todo ¡Solo vive!

—Nelly —me sonríe curiosa—, Buenas noches.

—Que bonita manera de correr a tu amiga de la habitación, grandioso Keila, gran manera —abre la puerta— ¡Magnífico!

En cuanto Nelly se fue me quede meditando, pensando en todo lo que he buscado sentido de mi vida, a veces pienso que todo lo que hago es una perdida de tiempo.

Finalmente un destinoWhere stories live. Discover now