3

705 134 20
                                    



Ese día había ido a el "Ángel caído", en donde entre los tres hermanos y otros adultos con cierto poder, pero menor al de ellos, discutieron sobre cierto tema económico interno y si era correcto o no el vender cierto tipo de armas a una familia que no les provocaba mucha confianza de la parte sur del reino.  El nombre de la armería ahora cobraba mucho sentido para él luego haber bajado al sótano hace ya una semana o más.


Camino de vuelta a casa tras aquello en su caballo de pelajes totalmente negros, escucho unos extraños sonidos al pasar entorno a la gran casona de los Yoon, así que se detuvo y puso mayor atención, reconociendo quejidos de dolor en cierta dirección. Alertado por esto se bajó de su caballo y le ordeno que se mantuviera a un costado, para ir avanzando por el perímetro que rodeaba la casa y sabía que estaba plagado de trampas para seres sobrenaturales. Contra los humanos había otras trampas, pero más cerca de la casona, así que estos quejidos debían ser de alguna criatura o raza diferente. A Jeonghan desde pequeño lo prepararon para enfrentar distintas criaturas, así que miedo no sentía, solo curiosidad.


Tenía su espada al alcance de su mano en caso de necesitarla, pero lo que llevaba en las manos era una arma de fuego que creo su padre y que se demoraba en cargar, en donde si el primer tiro no daba o no cumplía del todo su propósito, recurría a la espada. A lentos y sigilosos pasos se iba acercando a esos quejidos de dolor absurdamente ruidosos, hasta que en su punto de mira apareció un joven centauro que cayó en una trampa que lo tenía sujetado de una de sus patas.


Bajo el arma más tranquilo, pues esas criaturas no te podían sorprender con hechizos repentinos o con sus apariencias abstractas. Esa especie que son humanos desde su cadera hacia arriba y son un caballo de cintura hacia abajo, son especializados en enfrentamientos cuerpo a cuerpo además de usando el arco, así que no era una amenaza para él ese centauro que además tenía su pierna enganchada y parecía querer llorar, luciendo frágil.


- ¡AHHHHHHHHHH! – Grito asustado al verlo - ¡AYUDA, ALGUIEN AYÚDEME POR FAVOR! – Jeonghan se cubrió los oídos con sorpresa, pues le recordaba a los gritos de las banshee, ¿Qué rayos? Era solo un centauro.


- Hey, guarda silencio, solo quiero ayudarte joven centauro, así que quédate quieto o te harás más daño a ti mismo – Esas trampas si bien eran físicas, estaban adaptadas para reaccionar ante un peso mayor al de un humano. La criatura guardo silencio de golpe ante sus palabras, mostrándose ilusionado ante eso, pareciéndole muy ingenuo ante los ojos de Jeonghan – Eso, quédate quieto para desarmar la trampa – Hablaba con calma, no queriendo que desconfiara de él.


Si otro humano hubiera encontrado a ese centauro, ya estaría muerto, pero Jeonghan si no lo veía necesario, prefería no matar, porque su hermano mayor Seungcheol desde pequeño le repetía que no se quedara solo con lo que decía su padre y pensara más allá, por sí mismo. Con lentos movimientos empezó a mover ciertas partes del mecanismo, hasta que sonó como que algo se soltó así que solo uso sus manos para que se abriera la trampa metálica que se enterraba en esas patas de animal.


Cuando el centauro saco su pata, iba a preguntarle si dolía mucho como para curarlo un poco, pero fuera de sus expectativas la criatura que pensó que era ingenua, huyo de él y no le habría sorprendido si no fuera porque cayo en otra trampa unos metros más adelante, pegando otro grito demasiado fuerte. Al parecer era muy torpe.

Remedium meum (JIHAN)Where stories live. Discover now