«Capítulo 32»

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Durante varios días estuvo en esa casa. No durmió en toda la noche, y le escocían los ojos cuando salió el sol. Agotado y molestado por la luz, se desplazó hasta su habitación, encerrándose en ella.

Cualquier cosa le recordaba a Jisung; la cama donde habían dormido juntos, el patio donde habían estado juntos, la fachada frente a la cual lo había recuperado... y frente a la que, ahora, lo acababa de perder.

No tuvo noticias de nadie. Changbin y Felix no aparecieron por la casa, y si lo hicieron, él no se enteró. Jisoo tampoco intentó contactar con él. Y, para su desgracia, tampoco lo hizo Jisung.

Había estado cinco días desconectado del mundo y ya estaba más tranquilo. Dormía por el día y vivía por la noche. Pasaba las mañanas y las tardes encerrado en su habitación, pensando en lo que había perdido y, sobre todo, haciéndose a la idea de lo que le esperaba por delante a partir de ahora.

Tenía las persianas cerradas a cal y canto y ningún contacto con la realidad exterior. Cuando la noche caía salía con miedo, como si hubiese alguien fuera en ese patio que quisiera hacerle daño. La mesa seguía rota en el centro de este, olvidada.

Minho andaba como si de un muerto en vida se tratase, paseando por la casa sin dirección u objetivo ninguno. Apenas levantaba los pies del suelo o tenía fuerza para sujetar algo pesado, y ni siquiera sentía la necesidad de volar.

Fue al octavo día cuando cierta persona pasó a visitarle. Era de noche, y él estaba contemplando la luna en la azotea. Llevaba sin hablar desde el día que ocurrió todo y notaba su garganta seca y sus labios muertos, aunque tal vez la razón de eso no fuera el silencio. No se dio la vuelta cuando notó que alguien llegaba. Quienquiera que fuese, si estaba en la azotea no era una visita que él deseara. La figura se sentó a su lado, pero ni aún así miró quién era. Lo averiguó cuando el invitado decidió hablar.

—De verdad lo siento mucho, Minho —dijo un Changbin entristecido y con la voz rota—. No queríamos esto. No sabíamos qué podía ocurrir...

—¿Era del Clan de las Alas?

Changbin se sorprendió por la pregunta de Minho. El veterano agachó la cabeza y negó con ella primero, y después lo hizo verbalmente. Minho continuaba mirando la luna como si no hubiese nadie a su lado. Que Jisoo no fuera del Clan de las Alas significaba que había perdido al amor de su vida por nada.

—Desde que ocurrió todo esto, Felix y yo no hemos dormido bien —Changbin continuó hablando. Por el tono de su voz, Minho supo que estaba siendo sincero—. Yo no me sentía así desde que mi hermano murió, y es porque sé que te he matado por dentro y no tengo forma de perdonármelo...

Minho se limitaba a escuchar, puesto que él no tenía nada que decir. Al menos que Changbin se desahogue. Continuó mirando el cielo.

—Te prometo que lo resolveré cuando todo esto acabe, aunque me cueste la vida.

—¿Y si no hay forma de solucionarlo? —Minho hablaba poco, pero cada vez que lo hacía, un silencio sepulcral se extendía entre ellos durante algunos segundos.

—Si no se soluciona, haré lo que tú quieras.

No sabía de qué le serviría eso si ya había perdido lo más importante de su vida. Aún así, Minho asintió, aliviando un poco a su compañero. Desde el primer día le había dado tiempo a pensar tanto en su pérdida como en la rabia que había sentido hacia sus amigos, e incluso hacia Jisoo. No podía negar que había odiado a Changbin y Felix los tres o cuatro primeros días, pero ese odio se dispersó, convirtiéndose tan solo en la creencia racional de que lo que hacían sus amigos era por el bien de los alados... o eso pretendía creer.

Aún seguía sin estar bien, pero tampoco estaba como el primer día de su arresto domiciliario voluntario.

Estuvieron así durante algunos minutos, sentados, contemplando su alrededor, siendo una compañía agradable el uno para el otro, antes de que Changbin volviera a hablar.

—Hemos descubierto la localización del Clan de las Alas.

Minho miró a su compañero sin variar su expresión facial, aunque en cierto modo le agradó que ya supieran el escondite de Jinhyun. Ese era como el primer paso para finalizar esa lucha que tantas muertes había causado.

—¿Cómo lo han hecho?

—¿De verdad quieres saberlo?

Minho encogió los hombros. A esas alturas ya le daba igual Baekjun y cómo le hubieran sonsacado la información.

Changbin cogió aire.

—El señor Lee consiguió un veneno muy potente. Se llama curare... —hizo una pausa; Minho le estaba atendiendo—. Lo que hace es paralizar el cuerpo hasta la muerte por asfixia...—... A no ser que suministres aire.

Que Minho se hubiera apartado de toda la realidad exterior no significaba que no pensara con claridad. Conocía ese veneno, y ahora entendía qué hacía ese respirador en el salón de los Lee. Suspiró, dándose cuenta de que no sentía ninguna lástima por Baekjun ni por lo mucho que seguramente había sufrido.

—Eso mismo —Changbin dejó de hablar, levantándose—. Mañana por la noche iré con Felix a donde nos ha indicado Baekjun. El señor Lee no nos podrá acompañar porque nos ha dicho que debía ir a otro lugar.

Minho le miró con preocupación. La visita y las nuevas noticias de Changbin habían hecho que dejara de pensar tanto en Jisung. Lo agradeció, pero no quería admitirlo. Él también se levantó, mirando al otro a los ojos.

—¿Felix y tú solos? ¿Contra Jinhyun y a saber cuántos más secuaces como Baekjun?

—No hay otra opción, Minho —Changbin no parecía muy seguro de su futura victoria—. Hemos conseguido llegar a donde queríamos... o mejor dicho, a donde yo quería.

—Yo les acompañaré.

—No —Changbin contestó con rapidez—. Minho, es peligroso...

—No tengo nada que perder. Además, has dicho que harías lo que yo quisiera.

—No sé si debo dejarte —Changbin se apoyó en la pared que había detrás de él—. Aún no estás bien.

—Voy a ir, quieras o no —Minho se volvió a sentar en la azotea—. Solo necesito hacer algo antes.

—¿Hacer qué? —preguntó Changbin a su espalda.

—Despedirme. Necesito despedirme.

Espero que les haya gustado el capítulo... Ya se vienen momentos muy difíciles ;;

¡Gracias por leer!

Wings Flap ➳ MinsungWhere stories live. Discover now