♠️ Capítulo XXXI ♠️

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Ayla contemplaba el verde pastizal del jardín desde la ventana de su habitación completamente sumida en sus pensamientos.

Desde que regresamos ese día Alexander no me ha pedido que le sirva, pensaba en su cabeza mientras miraba una mariposa amarilla posarse en una flor, ¿él ya no me necesita más?...

- Mi señora, estoy de vuelta... - se presentó su amiga y mucama en su dormitorio tan alegre como la caracterizaba - ¡Ooh, su alteza me sonrió hoy! Su alteza es realmente hermoso... Y a él... a él le gustó el té... - continuaba la pequeña alegre mientras sacudía sus brazos y saltaba por toda la habitación.
- Ya veo... - respondió Ayla sin ánimos.
- ¿Qué anda mal contigo y su alteza mi señora? ¿Por qué su alteza no te pidió que le sirvieras?

Ayla recordaba las palabras que había tenido con aquel vampiro esa noche y su corazón comenzaba a estrujarse. 

- Tal vez su alteza no me necesita más. - Respondió la mujer con una sonrisa en su rostro. 
- ¡Imposible! ¿Cómo podría su alteza abandonarte? ¡Tú eres su salvadora!
- ¡Mayra! ¡Su alteza te está buscando!
- Me retiro mi señora...
- ¡Espera! - dijo Ayla levantándose rápidamente de su ventana - Quiero hacerte una pregunta... ¿Te sientes feliz cerca de Alexander?
- Qué pregunta tonta - dijo la niña riendo - ¡Claro que soy feliz! Tengo mucha suerte de servir a su alteza. -dijo antes de cerrar la puerta y marcharse.
- ¿Feliz? ...¿Pero por qué yo no puedo sentir eso?

Clap clap, clap clap...

- ¡Koko! - dijo Ayla saliendo de sus pensamientos y cambiando automáticamente su estado de humor tras ver a su pequeño amigo.
- Es una carta de mi maestro... - dijo el pequeño mientras le acercaba un pequeño papel de pergamino azul envuelto en una fina cinta de razo proveniente de Chris.
- Gracias...

"Ayla, tengo algunas noticias sobre el anillo. A las 8:00 a.m. te veré en el lago." 

La carta se evaporó en las manos de Ayla después de terminar de ser leída sorprendiéndola cada vez más sobre este mundo.

- Gracias Koko - dijo la mujer acariciando al pequeño - Dile a Chris que ahí estaré.

En la mañana siguiente...

- ¿Dónde está esa mujer? - preguntó su alteza.

Minutos antes...

- Si Alexander viene, sólo miente y cúbreme. - Dijo Ayla mientras se preparaba para salir.
- ¡¿Qué?! - respondió Mayra.
- Shh... Me reuniré con Chris.

Actualmente...

- Uhm, mi señora... salió con el príncipe Fran.
- ¿Con Fran? - preguntó el príncipe para asegurarse de haber oído bien.
- Uhm... sí... - respondió la pequeña transpirando de los nervios.
- No está bien mentir sirvienta... 
- ¡Príncipe Fran! - dijo asustada la pequeña mucama.
- ¿Qué haces aquí? - preguntó Alexander.
- Sirvienta, no creo que la mascota de sangre esté afuera conmigo. Ella salió con el hermano Chris...

Alexander no dijo una palabra, solo se dió la vuelta ordenándole a Fran que lo siguiera. 

...

- ¡¿ Qué, el anillo está realmente en manos de Alexander?! - Dijo Ayla al borde de un ataque de nervios - ¿Estás seguro? 
- Sí... - respondió Chris tranquilamente mientras bebía un poco de té - Las orejas de gato se ven bien.
- Las compró Alexander, lo hizo para ocultar mi identidad... -Dijo acariciando sus orejas - Eso realmente funcionó. Alexander...
- Ayla, no puedes hablar de otros cuando estás conmigo. - ordenó Chris mientras apartaba la mano de la mujer de aquel accesorio. - Hoy no te veías bien pero debo admitir que ahora pareces mucho mejor...
- Gracias Chris... Gracias por cuidarme y ayudarme - dijo la mascota mientras tomaba las manos del príncipe en modo de agradecimiento - Yo sólo soy una invitada no bienvenida, gracias a ti puedo sobrevivir en este mundo.
- Entonces soy feliz de poder ayudarle Ayla... ¿Cómo conseguirás el anillo?
- No lo sé... Pero, tengo que conseguirlo de alguna manera... Hoy salí a escondidas - dijo riendo como una niña cuando comete una travesura - Si Alexander me encuentra... estoy arruinada.
- Descuida, te llevaré de regreso. - Dijo el príncipe tomando la mano de la joven para caminar juntos.
- ¡Cuidado! - susurró Fran a Alexander tirando de su saco hacia la pared para que no los descubrieran - Eso estuvo cerca...

Chris y Ayla caminaron por uno de los muros que dividían el jardín pero claramente los sentidos del vampiro eran mucho más agudos que los de la humana y percibió a Alexander. 

Acaso... ¿Nos está siguiendo? se preguntó Chris para sí mismo.

Más allá de mi vida Tu mundoWhere stories live. Discover now