DabiBaku

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Dabi se arrepentía de muchas cosas que había hecho. El abandonar a su madre y hermanos, no haber matado a su viejo cuando aún era posible, no haber disfrutado más su niñez.

Pero si hay algo de lo que nunca se va a poder arrepentir es de haber secuestrado al rubio explosivo y gruñón.

Ese estúpido chiquillo había llamado su atención desde el primer segundo. Cuerpo trabajado,voz ronca, músculos por todas partes y una fiereza increíble. Nunca había conocido a un Omega con esas características.

Podía ver el odio y la envidia escondida en su mirada, el chico tenía un potencial increible para destruir todo a su alrededor y lo ocupaba para ser un estúpido héroe.

Pero él se encargaría de llevarlo por el camino indicado.

Obviamente al principió no fue fácil, el Omega tenía demasiado inflado el orgullo, demasiado acostumbrado a recibir todo lo que quisiera.

Fue cosa de una semana sin agua ni comida para que comenzará a suplicar. Le costo tan solo un par de golpes hacer que dejara de hablar con insultos.

Cada vez el joven explosivo parecia entender más la dinámica del asunto, si el era bueno sería tratado de la misma forma. Si se colocaba violento sería golpeado y dejado sin comida.

La primerza vez que probo sus labios sintió que toco el cielo, carnosos y suaves, deliciosos para morder y su sangre era maravillosamente dulce.

Aunque el chiquillo parecía olvidar quien tenía el control de la situación, porque se atrevió a morderle la lengua.

-Escuchame bien estúpido Omega, ahora mismo podria inyectarte una droga que provocara tu celo. Puedo marcarte y llenarte de cachorros si se me da la puta gana, asi que no me provoques y recuerda tu posición- A medida que hablaba apretaba el delicado cuello, cortandole el aire.

-L.Lo siento- Murmuro con la voz rota y los ojos llenos de lágrimas.

Dabi sonrió lleno de excitación, por fin había logrado romper la dura capa de la cordura. Podía ver como todo signo de lucha y resistencia se extinguió de los ojos contrarios.

Luego de eso todo fue viento en popa.

Katsuki no volvió a oponer resistencia, se dejaba besar y acariciar. Lentamente le fue enseñando a como mover sus labios y dónde colocar sus manos.

Lo volvió su juguete preferido, cada vez que estaba aburrido solo tenía que bajar a su celda y sería recibido con los dulces labios.

Pero Dabi era ambicioso, no por nada había llegado a estar en el equipo de locos que estaba formando Tomura.

Cada día era tentado por el dulce aroma a café y canela que desprendía el Omega, igual a como olía su casa cuando regresaba del pre escolar.

Lo ansiaba. Lo necesitaba.

Y esa noche lo iba a conseguir.

Entró cuándo el rubio dormía, lo observo por largos minutos. El cabello caído y largo, la expresión relajada, un leve rubor en sus suaves mejillas y un pequeño hilo de baba se deslizaba por su barbilla.

Era un Omega precioso, de eso no había dudas.

Se colocó sobre él y comenzó a besarlo, antes de que el rubio se pusiera a gritar tapó su boca.

-Si te comportas prometo que seré gentil- Le susurro al oído y la mirada llena de miedo consiguió crear un bulto en sus pantalones.

Sabiamente Katsuki no se resistió.

Bakugou Pasivo •One Shots•Where stories live. Discover now