Miraculous Ladybug [Navia]

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Los gritos de las personas alertaron a la chica de cabellos azules que se dirigía camino a su casa.
Iba a correr a un callejón a transformarse pero en un parpadeo fue tomada de la muñeca. Su madre Juliet Lockser la había adentrado a la casa.

—¡Gracias a Dios estás a salvo! —la acercó a su cálido pecho abrazándola en el acto.

—Mama, Juvia está bien no te preocupes —la apartó con cuidado.

—No no... Es peligroso haya fuera. Ve a tu cuarto yo cuidare para que no entre a la casa —su madre la empujó para que subiera las escaleras hacia su habitación. No la dejo protestar diciendo que la vigilaria para que no hiciera una locura... A este paso llegaría tarde a la batalla.

—¿Qué vamos hacer? —Tikki salió del escondite del pequeño bolso de Juvia mirando a su portadora preocupada.

—Juvia no sabe, habrá que crear alguna distracción... —Juvia se tomó los cabellos algo frustrada, luego dejo escapar un bajo suspiro —Esperemos que Chat pueda mientras tanto...

El gato negro se movía de un lado a otro esquivando los ataques de la akumatizada, ella liberaba una especie de algodón gigante y rosa que atrapaba a sus víctimas dejándolos inmóvil en el proceso.

—JAJAJAJAJA —rio de forma escandalosa mirando al felino de cabellos rosados —No durarás mucho héroe de pacotilla.

—Te sorprenderías de mis resultados, corderito —sonrio juguetón molestando Aries que ahora respondía al nombre de "Pegadiza"

Pegadiza hizo aparecer unas fuertes y gruesas cadena de hierro, girandola en los aires en dirección a Chat noir.

—¡Es hora de amarrar al escurridizo héroe y que me entregué su miraculous! —la cadena fue hacia Chat, que alcanzo a desviar la dirección luego de golpearla con su largo bastón.

—Los gatos preferimos correr libre, corderito —menciono sonriente para luego saltar a un edificio siendo seguido por la akumatizada.

—¡No me llames así! —exclamo furiosa mientras volaba en su nube de algodón persiguiendolo.

Chat intento contactar con su Lady usando el bastón pero no funcionaba.
Pegadiza lanzó esferas de algodón y aunque esquivo la mayoría bien, una de ellas golpeó en su pierna derecha ocacionando que rodará en el techo que se encontraba.

—¡AAAAHHH! —Grito al empezar a caer desde esa gran altura.
Estaba a punto de tocar el suelo, cerró los ojos por instinto. Sintió como algo rodeó su cuerpo aprisionandolo y quedando suspendido en el aire.

¡Era el yoyo de su Lady!

—¡My Lady! —exclamo feliz, sus ojos verdes brillaron al verla en el techo sosteniendolo para que no cayera.

—¡Ey Gatito! ¿Me extrañaste? —hablo la catarina con una sonrisa divertida y luego descendió a su amigo lento para que su cuerpo tocará el suelo con suavidad y desatarlo en el acto.