Semana 2. "Rey de los Gitans"

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Dos jóvenes se colaron en el local de la vendedora de venenos. Adrien y Nathan entraron por la ventana. La mujer era conocida como Brigitte "la Roja".

Los niños inventaban historias sobre ella. Sobre su negocio.

Nathan llevaba un pañuelo verde cubriéndole la boca y Adrien, uno rojo.

El plan era simple: cogían un veneno cualquiera y se lo daban a Antoine Leblanc, el actual rey de los gitans de Riquewihr, y así su tiranía y rachas de malas decisiones acabarían.
Aprovecharían que Adrien era su cocinero para llevar a cabo el plan.
Ambos rebuscaron en las estanterías, cuando Adrien encontró algo, un frasco en cuya etiqueta se podía leer "Veneno de Taipán". Llamó a Nathan y se lo mostró, entonces oyeron un ruido detrás de ellos.

- No mires atrás y corre cuando cuente hasta tres- dijo Nathan sin apartar la mirada del frasco.

- Vale.


- Uno... Dos... Tres.



Los dos corrieron por el pasillo y sonó un gatillo. Habían disparado a Adrien en la pierna izquierda. El frasco cayó al suelo.
Nathan siguió corriendo y se escondió detrás de una estantería. Miró a su amigo y cómplice con la misma mirada que se usa para contemplar al primer ciervo cazado. La "bruja" lo disparó.
Nathan oyó sus tacones acercarse a su amigo.
- Vaya vaya ¿pero que tenemos aquí?- Se puso de rodillas al lado de Adrien y le dio la vuelta para mirarlo a los ojos. Le sonrió.- Ahora dime gitano, ¿que buscas? Tienes que estar loco para venir a robarme.
El chico no habló.
La mujer miró la bala en su pierna y volvió a sonreír. Iba a meter el dedo hasta que el chico hablase, pero Nathan lo impidió saliendo de su escondite.
- Viene conmigo. Yo le dije que viniéramos aquí.
- Bien ¿y para que?
- Nuestro rey, el rey de los gitanos del pueblo de Riquewihr ha tomado una línea de decisiones que nos han hecho la vida imposible. No comemos, mientras que él se prepara los mayores festines. Los niños tenemos que robar para poder sobrevivir...
- Bien, y queríais envenenarlo para...
- Para poner fin a su tiranía.
- Cielo, así solo harás que aparezca otro. Debes leerte mas a menudo las reglas de este nuevo mundo. Debes atribuirte su asesinato.
El chico enmudeció. Creía que con envenenarlo y ocultarlo sería suficiente. Pero no era así.
- Según las leyes de los gitans de Riquewihr, al igual que las de otros pueblos, debes atribuirte su asesinato para ser coronado. Solo tú pondrás fin a esa tiranía.
Los dos chicos se miraron. Esa ley no se la habían enseñado así que no sabían si podían confiar en lo que decía.
Brigitte se levantó y se cogió al frasco de veneno de Taipán.
- Este veneno pertenece a la serpiente mas venenosa del mundo. La Taipán. Viajé hasta Australia para conseguirlo -les miró y reparó en Nathan-. El mundo está lleno de tiranos ¿no crees? Falta veneno.
Le dio el frasco a Nathan y a la noche siguiente llevaron a cabo el plan.
Adrien se vendó la pierna e hizo todo lo posible por disimular la cojera.
Antoine tenía un mono, un tití que intimidaba a Adrien con su mirada silenciosa. A él le daba miedo ese mono. Creía que cuando estaba solo con Antoine, este le hablaba y le contaba los secretos de todo el pueblo.
En cuanto cayó la noche, los jóvenes vertieron el veneno en su vino. Cuando Antoine murió, los chicos se miraron, no sabían cual de ellos se atribuiría el asesinato, porque uno tuvo la idea y otro la llevó a cabo, o bien porque no creían a Brigitte.
De igual forma Adrien no tenía madera de líder, y eso lo sabía, ni tampoco quería morir, así que tenía dos testimonios en su contra.
Nathan dio el paso. Se acercó a la gente asustada y confesó haberlo matado el solo.
Su madre, entre lágrimas, le dijo que esa ley no existía, pero aun así la gente agradeció lo que había hecho y lo declararon nuevo rey de los gitans de Riquewihr.
Brigitte inventó una ley, y fue una mentira que convirtió a Nathan en rey de los gitans. Adrien le sirvió y la miseria acabó.
Algunos adultos envolvieron a Antoine en una alfombra, lo ataron con cadenas y lo lanzaron al río.
Brigitte estaba en la tienda, recogiendo, cogió su revolver y lo guardó en una caja que había en un estante, luego se sentó y por la ventana apareció el mono de Antoine.
- Imagino que querrás saber porque les di el veneno. Sin cobrarles (rió). Quería saber que pasaría, y ahora quiero saber como acabará. Durante su reinado ese chico pensará en mi, y volverá.
- ¿Que te hace pensar eso? - dijo el mono.
- Pues que el último lo hizo.



FIN


(Mi) Reto 52 semanas de escritura 2020Where stories live. Discover now