Semana 5. "El comediante"

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- ¿Saben en que se parecen los hombres a las nubes?

El comediante se quedó petrificado y totalmente pálido al ver, desde el escenario, que su público estaba inmerso en sus conversaciones, ignorando el inicio de su chiste. Se fijó en que algunos (la mayoría) se miraban los relojes, tragó saliva y repitió la pregunta.

- Si, eh... ¿Saben en que se parecen los...

De pronto, varios relojes sonaron a la vez y la gente comenzó a salir del local como hipnotizados. Barry no podía quedarse mas pálido a pesar, irónicamente, de su piel oscura.

¿Que hizo que todo el público decidiera salir del local al unísono de sus alarmas?

Barry se quedó parado en el escenario, sintiendo ese escalofrío, que aparecía cuando la gente le ignoraba, recorriendo todo su cuerpo. Sentía que se congelaba.

Finalmente bajó del escenario de un salto, y se dirigió a la puerta, pero se detuvo al ver un folleto en una de las mesas. El folleto hablaba sobre el Elegance, una especie de crucero aéreo.

Y es que resulta que los dirigibles son el último grito en elegancia. Los ricos hoy en día pagaban por viajar en ellos, y este último, el Elegance no se iba a quedar atrás.

El escalofrío se hacía cada vez mas leve.

Dobló el folleto y se lo guardó en el bolsillo del pantalón.

Cogió su sombrero del perchero y se fue.

El local "Stevie's" estaba situado en un callejón de Londres.

Al salir, habían dos caminos, miró el opuesto del que cogía normalmente, el cielo estaba lleno de dirigibles, aunque todos eran publicitarios, y ahora la gente los usaría para... lo mismo para lo que se usan los barcos. Los barcos de los ricos.

Se agarró de los tirantes y se fue por su lado.

Al llegar a casa, se dio cuenta de que hacía años que nadie lo esperaba.

Se hizo la comida, se cambió de ropa y se fue a trabajar al hotel Ritz. A pesar de ser un hotel de lujo, a Barry no le pagaban mucho por ser un botones, pero no le importaba.

Allí todos hablaban del Elegance, tanto huéspedes como empleados, de hecho, la mayoría de huéspedes se marchaban en pocas horas para embarcar en el dirigible.

Barry subió a la segunda planta, la puerta de una de las habitaciones se había abierto, y se oían las voces de los Wisdom, una pareja de avanzada edad. El señor Wisdom se asomó y llamó al botones.

- Psss, muchacho.
- ¿Si, señor Wisdom? -dijo acercándose.
- Te necesito, pasa por favor - la habitación estaba algo desordenada, estaban haciendo la maleta-. Verás, hoy mi mujer y yo nos vamos a un crucero aéreo, no sé si habrá oído hablar de él (¿quién no había oído hablar del Elegance?). El caso es que no aparece mi dichoso billete por ninguna parte, ¿podrías ayudarnos a buscar?

La señora Wisdom lo buscaba en la habitación, había tirado toda la ropa en la cama.
El señor Wisdom dejó al joven iniciar su búsqueda: miró bajo la mesa, por debajo de la cama, en el baño... pero no aparecía.

El botones miró finalmente bajo uno de los sillones, y ahí lo encontró, un simple y elegante billete para el Zeppelin Elegance, "la joya de los vientos".

De pronto, una idea de lo más absurda, atrevida y demencial, se le vino a la cabeza.
¿Y si se queda con el billete? ¿Y si se hace pasar por el señor Wisdom?

Se guardó el billete en uno de los bolsillos y avisó al señor Wisdom de que no aparecía, que se lo podría haber dejado en el restaurante o en cualquier sitio y cualquier impresentable se lo podría haber robado.

(Mi) Reto 52 semanas de escritura 2020Where stories live. Discover now