Semana 4. "Una escultura de mujer"

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Se oxidaba.

Abrigada por las gotas de lluvia, desnuda frente al acantilado, la mujer de hierro adoptaba los tonos típicos del óxido.

Podría hablar de tantas cosas sobre ella...

Sus manos, que parecían delicadas ante la dureza del hierro; sus piernas desnudas y frías; sus pechos, parecidos a las rosas...

Su imagen se aleja, dejando ver todo cuanto hay de ella. Una mano se mantiene suspendida (hacia abajo), mientras la otra sujeta su vestido.

Y, finalmente, su imagen se torna a oscura... Dejando oír la lluvia.


- Disculpe, venía a recoger mi espada.

- Espere un segundo -dice una joven. Se aparta del mostrador para avisar a su hermano, que está acabando otro trabajo-. Enoch, ha venido Henning, el coleccionista de sables, a recoger una espada.

- Está justo ahí, cógela -dice su hermano sin apartar la vista de su tarea, y la chica va a por la espada.

- Pues aquí tiene. Terminada de pulir y lista.

- Muchas gracias -el hombre le entrega tres monedas y se marcha.


El resto de la tarde fue tranquila para los hermanos Anderberg, o al menos aparentaba hasta que apareció el globo.

Ocurrió en el puerto, no muy lejos de la herrería, un globo aterrizó allí. De este, bajó un hombre de aspecto curioso. Llevaba un sombrero extraño, con forma de cono ancho (Kasa chino); una vestimenta, también extraña, que consistía en una especie de túnica (Hanfu).

Era un hombre bajo, con el pelo canoso y un bigote fino que se escurría a ambos lados de la nariz.

Se llevó los brazos atrás y los ató con sus manos. Caminó encorvado por la calle, atrayendo las miradas, hasta llegar a la herrería de los Anderberg.

Una vez allí se encontró con Enoch.


- Muy buenas joven, quisiera realizar un encargo.

- Anda, pero si habla mi idioma. Claro, dígame.

- Verá, soy maestro de un pequeño colegio nómada.

- ¿Colegio nómada?

- Así es -dijo el anciano con una sonrisa-. Y necesito una cosilla para una clase.

- Dígame.

- Una escultura de mujer.

- ... vale. Bueno, es mi hermana la que se encarga de ese tipo de cosas, es mas habilidosa, ya sabe.


- Así que una escultura de mujer.

- Sí, su hermano me dijo que era usted la que se encargaba de este tipo de encargos.

- Sí, así es. Y ¿en que medidas había pensado?

- A tamaño real.

- Tamaño real...

- Si no hay ningún impedimento.

- No no...


Y así fue como Gytha comenzó a crear a su mujer de hierro.


1.- Chica de arcilla.

Cuando Enoch y Gytha eran jóvenes y su madre murió, estos fueron a vivir con su tío, un herrero, quien enseñó les enseñó a ambos las labores del negocio.

(Mi) Reto 52 semanas de escritura 2020Where stories live. Discover now