Capítulo 29

5K 494 46
                                    

Termino el beso sólo para mirarla. ¿Cómo es posible esto? Puedo golpear a Camille hasta hacerla sangrar, pero no soporto ver lágrimas en esta pequeña estafadora de ojos azules.

¿Por qué ella es diferente?

— Escúchame — Sostengo su rostro en mis manos — Se supone que el sexo sea placentero y consensuado para ambos, y por el momento yo te deseo como a nadie más. Me frustra saber que no me deseas de la misma manera pero no te confundas, no estoy disculpándome por mis acciones porque merecías ser castigada por desobedecerme.

Sus ojos azules aun reflejan temor pero ha dejado de temblar, así que continuo con mi discurso de convencimiento.

— Y por supuesto que el bastardo de Sawyer merecía el trato que recibió, pero no voy a volver a mencionar el tema — Exhalo con fuerza al hacer una pausa — Lo que quiero decir es que no quiero obligarte a esto, solo quiero repetir lo mucho que nos divertimos la última vez.

Aún sostengo su rostro con mis manos, pero sus ojos se fijan en algún punto detrás de mí mientras analiza mis palabras. ¿Podría tomarla a la fuerza? Si. ¿Sería divertido? Probablemente no.

Además, ya me he metido en demasiados problemas como para agregar una demanda por violación. La observo cuando presiona sus labios con fuerza y levanta la vista hacia mi.

— Tengo miedo... — Suspira y un escalofrío me recorre los brazos — Por supuesto que me atraes mucho, Christian, es decir ¡Mírate!

Hace un gesto con la mano hacia mi y sonríe levemente. Mis manos caen a los costados cuando me doy cuenta que yo también sonrío por sus palabras.

— Pero no quiero que esto sea una experiencia desagradable. Y tengo que confesar que me he negado a estar contigo porque no quiero terminar con el corazón deshecho como ya me pasó antes.

— Lo entiendo.

— Si tus técnicas de seducción fueran diferentes... — Encoge los hombros — Yo habría caído por ti.

¿Vainilla? ¡¿Jodida Vainilla?! ¡Con una mierda!

— Yo... No sé cómo ser diferente. Nunca he intentado de otra manera que no sea está, no sé cómo hacerlo.

Me aparto de ella porque la incredulidad me golpea el abdomen dejándome sin aire. Es lo más sincero que he dicho en mucho, mucho tiempo.

Me recargo en la pared del otro extremo para mirarla porque de nuevo sonríe. ¿Está manipulándome? ¿Confundirme de esta forma es parte de su plan de escape?

No, ¿O si? ¡Mierda! No armes otro escándalo, Grey. Le tienes justo donde quieres.

— Déjame ver si entiendo — Presiono mis labios con fuerza hasta formar una línea — ¿Quieres la mierda de las citas, las flores y los corazones?

— No.

Dice con firmeza y me confunde mucho más de lo que ya estaba. ¡Esta es la gracia de las sumisas! No piensan, no opinan, hacen exactamente lo que dices en el puto momento que lo exiges y ya.

— Lo que quiero es conocer al verdadero Christian, el hombre misterioso que tomó mi virginidad y del cual no sé absolutamente nada.

Mierda. Y seguro ahora ella nota mi confusión, porque se ríe y sigue hablando.

— Quiero tener una conversación decente en la que no estés dándome órdenes o golpeándome el trasero.

Justo ahora soy consciente de que ella sigue desnuda sobre la cama y yo solo llevo los pantalones desabrochados. No estoy completamente desnudo y aún si, me siento expuesto.

No debe ser tan difícil fingir sentimientos, un par de palabras bonitas y expresar afecto. Como si fuera otra persona, como si no fuera yo.

— Puedo intentarlo.

Camino hasta la cama y aparto el edredón para recostarme, luego le hago una seña a Ana para que haga lo mismo. Cuando se desliza a mi lado, lanzo el edredón blanco sobre nosotros para cubrir su desnudez.

— ¿Que quieres saber de mí?

— ¿Ahora? ¿Estamos iniciando en este momento? — Chilla sorprendida.

— Si, ¿Por qué no? Aún quiero tener sexo contigo, así que dime qué quieres saber.

— Háblame de tu familia — Se recuesta sobre mi brazo y por un momento temo que vaya a colocar su mano sobre mi pecho.

— Tengo un hermano mayor, Elliot, y es un imbécil de mierda — Me río omitiendo la parte de ser adoptado — Y una hermana menor llamada Mía. Mi padre es abogado de una prestigiosa firma aquí en Seattle y mi madre es pediatra en el hospital regional.

— Oh, eso suena interesante — La curiosidad brilla en sus ojos — Debe ser genial tener hermanos con quienes pasar el rato.

— Pues... Si. Mi hermano y yo peleábamos mucho de niños, pero las cosas cambian cuando creces. A Elliot lo veo muy poco y Mía solo me llama cuando necesita dinero — Digo y una punzada me golpea el pecho.

— Vamos, no puede ser tan malo, seguro que también la pasan bien en sus reuniones.

— Lamento romper tu burbuja, pero mi hermana es una chica interesada y probablemente sea mi culpa por darle dinero a escondidas de mis padres. La convertí en una mala persona.

— ¿Cómo?

— Ambiciosa, superficial y centrada en el dinero. Se relaciona con personas que suponen una ganancia y cuando no la obtiene, los amenaza. Podría decirse que es algo parecida a mi.

— ¿Tú hiciste eso? Pero Christian, eso no es posible...

— Si, si lo es. Cedes a sus caprichos y les das todo lo que quieren hasta que te explota en la cara — Volteo para mirarla, porque de alguna forma mi historia le parece divertida — Yo acostumbro arreglar las cosas con dinero, por eso atraigo solo a personas interesadas.

— Bueno, eso no es cierto del todo — Sus finos dedos recorren el borde del edredón y yo miro aterrorizado — A mi no me interesa tu dinero.

— Y por eso estamos en este lío — Sonrío con burla y ella rueda los ojos — Ambos sabemos que pudiste haberme arrancado un millón de dólares y yo te lo habría entregado en una caja con un lazo.

— Pero no me interesa tu dinero — Me mira con los ojos entrecerrados — Bueno, ya no. Ahora que puedo tener una vida nueva, me gustaría luchar por todo lo que siempre soñé para mí.

— ¿Cómo qué?

— Terminar la universidad y conseguir un empleo — Dice y su vista se posa sobre mis labios — Encontrar el amor.

Mierda.

Oscuro (Libro #1)Where stories live. Discover now