- Si sigues así morirás virgen, Mochi.
Éso y el consolador rosa que acababa de regalarle su amigo TaeHyung fue la gota que rebalsó su inexistente paciencia.
No podía creer que realmente estuviera considerando aquella tarjeta que venía en el paquete...
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— ¿Vas a pasar o te quedarás toda la noche allí?
Suga sonrió. Al parecer, el rosadito también tenía carácter.
Sin decir una palabra, el rubio entró en la habitación.
Decir que JiMin se había calmado con la presencia de su "invitado" sería más falso que negar su virginidad, la cual sabía que se estaría respirando en el lugar.
Odiaba eso, odiaba no poder controlar a su maldito cuerpo que no dejaba de segregar esa maldita fragancia a uvas, y lo peor de todo era que nunca había sido tan fuerte como esa vez.
¡Ni siquiera durante sus celos!
Eso seguro era culpa de su maldito lobo, que al parecer había "aprobado" que Yoongi se le acercara, ya que se encontraba bastante a la expectativa del otro.
¡Traidor!
Su lobo solo le miro burlón, como diciéndole:
"Tú nos metiste en esto, vale, pero por lo menos voy a disfrutarlo"
¡Si! Él les había metido en esta situación y como tal, debía de poder controlarlo, ¡Había pagado por aquello! Y haría valer cada maldito centavo.
JiMin estaba al borde de la desesperación, y no ayudaba que el alfa al frente suyo también estuviera liberando su propio aroma.
Menta y... ¿Chocolate?
Esto definitivamente era demasiado para su pobre corazón,
¿Eran ideas suyas o el aire estaba escaseando allí?
Tomó una fuerte bocanada de aire, mala idea. Aquel aroma tan penetrante le había calado hasta los huesos... Un momento, ¿Eso que sentía allí era... humedad?
Otra razón para odiar a aquel alfa, le hacía sentir cosas que jamás había pensado que podrían existir.
Suga le miraba divertido, como si entendiera acerca del debate interno de su rosadito, cada mueca que hacía, como se mordía el labio.
Realmente lamentaba no tener su cámara aquí para retratarlo, sin duda sería una obra maestra en su colección privada.
