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Un nuevo amanecer llegaba mientras un joven pelirrosa descansaba en sus suaves sábanas de seda

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Un nuevo amanecer llegaba mientras un joven pelirrosa descansaba en sus suaves sábanas de seda.

El despertador sonó indicando que si tiempo de reposo se había terminado.

JiMin se removió en su cama, estirando sus músculos y gimiendo al sentir su cuerpo levemente adolorido.

Recuerdos de la noche anterior llegaron a su mente, en dónde su alfa... ¡Si, era increíble que JiMin se sintiera tan posesivo al respecto!

¿Pero quiénes eran ellos para luchar en contra de los designios de la madre luna?

Cada vez se hacía más a la idea de su vida con aquel alfa de cabellos rubios y su pequeño sobrino.

La simple alusión le daba cosquillas en su estómago y una gran sonrisa se posaba en su rostro.

Solo era cuestión de tiempo...

— Ten paciencia JiMinnie... Espérame por favor — suplicó. — Sé que ésta no es la vida que te mereces...

Algo que le estaba carcomiendo eternamente al alfa era el hecho de que solo podía otorgarle pequeños momentos fugaces como ese.

JiMin se merecía a un alfa que no estuviera roto y que pudiera darle el cielo y las estrellas mismas, no un despojo de miserias como él lo era.

El menor se acercó a su afligido compañero y le besó cálidamente, tratando de quitar todas las nubes grises que se estaban formando en la mente del alfa.

— Te esperaría toda la vida si hiciera falta, Yoonie. — se acercó aún más y le susurro — Y sí las cosas no sucedieran en esta vida, te buscaré en la siguiente y así sucesivamente, puedes estar seguro de ello. — prometió.

Pequeñas lágrimas silenciosas surcaron el pulcro rostro del alfa, agradecido con las palabras del omega.

JiMin se miró al espejo, comprobando las pequeñas marcas que adornaban su cuerpo, incluso tenía unas juguetonas mordidas del mayor.

Definitivamente había aprendido que muchas cosas podían solucionarse con sexo, siempre y cuando fuera YoonGi.

Aún sonriente, negó ante sus pensamientos y continúo preparándose para ir a desayunar. Ese día optó por una cómoda camisa de seda color marfil y unos pantalones de vestir negros. Sin prestarle mucha atención a su cabello, se dirigió a planta baja.

Allí su madre levantó su vista del periódico para dedicarle una desdeñosa mirada a su hijo.

— Por fin te dignas a bajar, JiMin. — aseveró. Mientras el pelirrosa ignoró el tono de reproche utilizado por su progenitora. Tanto él como su omega estaban demasiado felices como para desperdiciar su buen humor en ella.

Like a Virgin | YM | OMEGAVERSE |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora