XIX • IRA CONTENIDA

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⚠️ ADVERTENCIA ⚠️

El siguiente capítulo contiene lenguaje soez y escenas que pueden llegar a herir la sencibilidad de algunas lectoras, por lo que se recomienda discrecion. El acosos sexual es un delito y debe tomarse con la seriedad que amerita.

Los latidos de mi corazón golpeaban detrás de mi nuca, la mano de Federico continuaba rodeando mi cuerpo y las miradas intensas de ese chico solo me estaban poniendo más incómoda

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Los latidos de mi corazón golpeaban detrás de mi nuca, la mano de Federico continuaba rodeando mi cuerpo y las miradas intensas de ese chico solo me estaban poniendo más incómoda. Nada a nuestro alrededor pareció verse afectado, y el hombre que estaba detrás de nosotros se posicionó detrás de ese chico con una mala cara. Su pómulo se contemplaba rojo y comenzaba a hincharse, la verdad es que no me preocupaba él, sino Fede que continuaba con su mirada asesina hacia el imbécil que me manoseo.

—Aléjate de mi novia, pedazo de mierda, solamente tengo ganas de romperte la cara, es lo único que te mereces. Vuelve a intentar poner tus sucias manos encima de mi novia y date por muerto. Ni tu papi rico o tus guardaespaldas van a poder salvarte, Soros —bramo con una violencia contenida, mordiendo cada palabra, Fede no apartó su mano de mi cintura y me atrajo cada vez más a su cuerpo, queriendo alejarme por completo de ese chico Soros y su mirada descarada.

—¿Novia? ¿No te parece este momento un poco déjà vu? —recrimina el castaño con una sonrisa socarrona en sus labios, el pecho de Federico se hincha y sus manos a mi alrededor se aprietan tanto que hasta temo que me deje marcas. Pegando mi rostro a su pecho, deseo que todo aquello acabe, que nos alejemos de este loco y pueda irme lejos, donde sea menos cerca de este maleducado. —¿Cómo se llamaba? Pedro recuerdas el nombre de la chica, una morena de tetas enormes y estatura baja —comenta a manera de burla el chico, Federico se tensa y afloja un poco el agarre sobre mi cuerpo y noto que tiene su vista sobre mí. Al levantar mi mirada lo noto en sus ojos, tiene miedo, no por ese chico, sino por lo que estaba diciendo sobre su ex.

—Cierra la puta boca —sentenció mi vaquero sin dejar de verme, su tono era gélido, pero sé que no era para mí. Aun temblando tomé su rostro con una de mis manos indicando que debíamos irnos, no soportaba estar un segundo más en aquel lugar. Para mí la noche ya se terminó.

—Ya lo recuerdo, Manuela. Esa chica sí que sabía moverse, le gustaba que la mordieran y que le apretaran el cuello. Menudos fetiches raros que tiene la gente —su manera de hablar y por como se puso de tenso Federico me di cuenta de que algo estaba mal contado en esa historia.

Con una voluntad que no sé de donde saque logre poder dar dos pasos aferrando mi mano a la de Federico. Sin mirar hacia atrás comencé a avanzar entre las personas, mi acelerado corazón golpeaba con más fuerza y el pecho comenzó a dolerme. Tenía la sensación de que iba a desmayarme, la cabeza me daba vueltas y poco a poco iba perdiendo las fuerzas en mis extremidades. Federico, que noto que algo no iba bien conmigo, me tomó de la cintura y me ayudó a salir al pasillo por donde entramos. Una vez solos me levanto entre sus brazos, caminando conmigo a cuestas, escondiendo mi rostro en el hueco de su cuello, me relajé, con su presencia me sentía a salvo. En su coche pude volver a respirar con normalidad, ni siquiera me había dado cuenta de que me costaba respirar hasta que ingresamos en su camioneta. Me temblaban las manos, tenía la cabeza hecha un lío y todo lo que pasamos me venía a la mente como flashes.

PERVERSA CRIATURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora