Capítulo 19: No Todo es lo que Parece

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Mina

 Como "Lena" prometió, fuimos con su grupo de amigas al centro comercial más cercano a hora y media del pueblo. No puedo contar con exactitud el número de tiendas a las que entramos, me probé más vestidos de los que hubiera querido, pero Dani me hizo el trabajo fácil; ella calificaba meticulosamente cada una de las prendas que me ponía, mientras que las demás iban y venían con un sin fin de accesorios para complementar su atuendo. Al final, me decliné por comprar un vestido lila, Perséfone eligió mi calzado y Natalia mis complementos, orgullosa de su creación, al llegar a la fiesta, Daniela decide no separarse de mí al bajar del auto.

  —¿Buscarás a los chicos? —dice cuando nos separamos del grupo.

  —Supongo —asiente tomándome de la mano, abriéndose paso entre la pequeña multitud que bloquea la entrada a la puerta de la casa de los Anderson.

  —Deben de estar con Brook y sus compañeros de equipo.

 Buscamos en la planta baja y en el área de la piscina sin ningún éxito, no es hasta que alguien llama mi atención al tocar mi hombro que volteo y veo a Nick.

  —¿Mina? No, tú no eres mi novia. Devuélvemela —Nick me examina de pies a cabeza con una sonrisa ladina en su rostro, pero al ver a Daniela frunce el ceño. Ella lo nota y sonríe tímida.

  —Hola, Nick.

  —¿Qué haces con ella, Mina? —los miro a ambos y Daniela suelta mi mano.

  —Yo ya me iba, solo ayudé a Mina a encontrar a sus amigos, pero supongo que tú la llevarás con Jordan y los otros —antes de que pueda darle las gracias se pierde entre la gente del lugar, me tranquilizo al verla con sus amigas. Después de todo, fue muy linda conmigo todo el rato que estuve con ella.

  —Sabes que es amiga de Lena ¿Cierto?

  —Sí, lo sé. Estuve con ellas toda la tarde —sus ojos se abren de forma desmesurada—. Lena prácticamente me obligó a estar con ella, no dudo que venga en cualquier momento y no se separe de mi lado en toda la noche.

  —En ese caso, vámonos de aquí —la voz de Jordan me toma desprevenida. Nick ve sobre mis hombros.

  —¿Qué haces aquí?

  —Tardaste demasiado. Los chicos me enviaron a buscarte —volteo a ver a Jordan, estos dos han estado más serios de lo normal, pareciese que ya no son los mismos de antes—, salgamos a tomar aire fresco.

 Asiento y lo sigo, Nick hace a regañadientes lo mismo. Volteo y Perséfone me guiña un ojo mientras levanta un vaso de refresco en mi dirección, siento un escalofrío recorrer mi cuerpo, Jordan acelera el paso, pero cuando vuelvo la vista hacia donde estaba la diosa, ahora ya no hay nadie.

 Al salir a la noche, Jordan nos guía unas cuadras adelante entrando a un estacionamiento. Prende su auto y nos indica que subamos.

  —¿A dónde vamos? —Nick toma de mi mano una vez estamos todos dentro del vehículo.

  —¿A dónde más? A la playa —me ve por el espejo retrovisor y sonríe. Asiento devolviéndole el gesto, pero Nick niega.

  —No me quiero perder nuestra última fiesta. Yo paso —lo veo mal—. Es la última vez que estaremos como grupo, Mina. No me mires así.

  —¿O será que le temes al mar? —Jordan lo dice en un tono retador, Nick no responde, pero el hueso que salta de su mandíbula responde por él, además del brillo indescriptible de sus ojos.

  —Es de noche, no me meteré a nadar. Además, supongo que Mina no trae traje de baño ahora mismo, sería una estupidez. Regresemos.

  —Tengo una maleta con nuestras cosas en la cajuela, entre ellas las de Mina —el auto arranca, pero lo que creí que sería una salida relajada, se convierte en uno de los momentos más incómodos de mi vida.

Atlántida: El Renacer del Imperio (I) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora