v e i n t i d ó s

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Había salido en pijama a la puerta de su casa porque el mayor le dijo que tenía algo que mostrarle y que no podía esperar para después, estaba rezando porque nadie en su casa se diera cuenta de la hora a la que había salido.

Nadie le había pedido que saliera a la calle un sábado a las cuatro y media de la mañana hasta ahora, pero Joaquín ya había aprendido a no esperar nada y, al mismo tiempo, esperarlo todo de Emilio. Salir con él era como estar en un sube y baja constante, un día Emilio decía "Vamos por un helado" y al otro decía "Trepemos un árbol", así que al final, Joaquín había desistido de usar vestidos, de todas formas no los necesitaría.

Sabía que debía de sentirse avergonzado por su pijama poco femenina, pero acababa de despertarse por una llamada de Emilio diciéndole que quería verlo, no estaba pensando coherentemente.

-Escribí partes de una canción anoche- fue lo primero que dijo el de cabello rizado acercándosele con una libreta en la mano, la pijama de Emilio tenía muchísimo menos sentido que la suya, era un pantalón deportivo rojo, un par de chanclas esas de pata de pollo y una sudadera gris con gorro, la cual dejaba ver que en realidad no estaba usando playera-. Y como lo hice pensando en ti, pues tenía que enseñártelo.

Ahí recién Joaquín despertó por completo, mirando a Emilio como si estuviera loco, él sólo asintió luciendo más emocionado que de costumbre, casi parecía un niño chiquito con juguete nuevo.

-¿Pensabas en mí cuando lo escribiste?- ahí recién se dio cuenta de que se veía demasiado fachoso y que mínimo tuvo que haberse arreglado un poco antes de salir a su encuentro.

Por favor, lo único decente era su pijama y eso porque era una playera negra con estampado de Coldplay, un short rosa y sus pantuflas de koala. Se balanceó sobre las puntas de sus pies mientras tiraba de su playera hacia abajo, puta madre, Emilio nunca había visto sus piernas desnudas y, aunque probablemente viera las de una chica, igual se sentía incómodo.

-Sí, sí- Emilio comenzó a hojear la libreta buscando algo, Joaquín aprovechó para aplacarse un poco su enmarañado cabello-. Hasta ahora se llama "Eres", iba a ponerle tu nombre pero sonaba como canción regional mexicana.

Joaquín soltó una escandalosa risa, luego se cubrió la boca para evitar ser escuchado por alguien más, lo que le faltaba era que la madre de Emilio o su propia madre los descubrieran ahí, hablando en la calle al amanecer.

-Espero que al menos diga que soy hermosa- Emilio soltó una pequeña risa, encontrando la página en su libreta al mismo tiempo. -bueno, me conformo con saber que la escribiste tú.

-Aquí está- Joaquín vio como la libreta temblaba ligeramente cuando Emilio se la pasó para que leyera la letra-. Espero que te guste.

Lo que Emilio no sabía es que absolutamente todo lo que viniera de él le gustaba, una mirada, una sonrisa, una mueca, incluso un insulto lo recibiría gustoso, porque era él y Joaquín sabía, que cualquier cosa que hiciera Emilio valía lo mismo que el oro.

Y claro que amó lo poco que llevaba de la canción, se enamoró del verso que decía que era su sol particular y que su alegría era suya y nada más, era como estar leyendo arte y de repente se sintió muy feliz por lo que Emilio estaba logrando. Quizás era un paso demasiado pequeño hacia su sueño de ser cantante, pero un paso era un paso y Joaquín quería acompañarlo en todos.

-Es muy bonita, Emilio- murmuró, mirando todavía la letra plasmada en el papel, sintiendo a su corazón latir con fuerza sobre su pecho, volteó a mirar al de cabello rizado y él estaba mordiendo nerviosamente su labio inferior, realmente deseando que las estrofas le gustaran. Le colocó un dedo en los labios para que los soltara-. Gracias.

El rey del anillo ⨾ EmiliacoWhere stories live. Discover now