CHAPTER 4

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Al volver a casa, oigo ruido en mi habitación y luego una pequeña bola de pelo sale por la puerta entreabierta, se frota contra mí.

— Alaska, ¿Has pasado una buena noche? — acaricio la cabeza de mi husky — Yo también, aunque fue un poco extraña. — el rostro de Cole está grabado en mi mente, al recordarlo siento como mi vientre se contrae y siento un hormigueo que recorre todo mi cuerpo. Ese tipo es odioso, pero no puedo dejar de pensar en él.

Me arrastro por el salón buscando alimentar a Alaska, al ver su plato de comida comienza a mover su cola desesperadamente. Me quedo junto a ella un momento, y al levantarme mis ojos caen sobre mi piano, al observar las líneas que lo componen, recuerdo a Cole sobre el escenario, tomando el micrófono con tanta seguridad y su mirada sobre mí, su voz saliendo de sus tan bien dibujados labios. Esa voz profunda que ha impactado contra mi corazón como si fuera un misil.

Me acerco al piano, paso delicadamente la punta de mis dedos sobre la fina capa de polvo que lo cubre

— Hace tanto tiempo... — volveré a tocar, tengo que volver a tocar. Es vital.

Pronto me encuentro tocando una melodía que me hace recordar nuevamente a Cole, a su mirada ocasionalmente glacial, aunque suave, algunas veces, como si me acariciara. Se que no se interesa por mí, estoy soñando esta atracción.

La música continúa apoderándose de mí, como si nunca hubiera dejado de tocar. Cierro los ojos concentrada en la belleza salvaje de Cole. El deseo que siento por él es más fuerte que cualquier razón, a pesar de haberlo conocido hace tan poco tiempo, me atraviesa por completo.

De pronto mis pensamientos dejan a Cole y comienzo a recordar mi vida en San Diego, la melodía se acelera al igual que mi pulso. Recuerdo a mi exnovio, Jayden, un chico adorable que me entendía bien, esa era una de las ventajas de salir con un amigo de infancia. Nada nos sorprendía el uno del otro, estábamos predestinados a estar juntos. Pero como nos entendíamos tan bien, nuestra vida diaria se volvía previsible. Podía terminar sus frases, pero yo no deseaba eso, donde quedaba la aventura en todo lo que hacíamos, la incertidumbre y la sorpresa de conocer cada vez mejor a una persona. Necesitaba una sensación diferente, mis días con Jayden eran todos iguales, monótonos, así que decidí dejarlo, al igual que a mis padres. Este pensamiento logra hacer que falle una nota.

Inmediatamente me concentro en Cole, mi vientre se contrae hasta el dolor y mi mente se evade, tengo la sensación de fundirme en sus brazos sin necesidad de contacto. Todo se desvanece al recordar que es Cole en quien estoy pensando, él no puede darme nada más que una noche. Estoy segura que no tiene nada más que aportarle a una mujer. Solo debo repetírmelo mil veces más y estaré convencida.

[...]

Son las siete de la mañana y aún no estoy lista, si no me apresuro, llegaré tarde.

Toqué hasta que los vecinos vinieron a recordarme que eran las cuatro de la madrugada quejándose del ruido, después de eso no pude dormir debido a un estúpido pelinegro que se metió de nuevo en mis pensamientos. Me siento como un zombi, si sigo durmiendo tan poco terminaré en el hospital.

De camino a la empresa siento los nervios apoderarse de mí, quiero ir a visitar al cretino dueño de mis pensamientos. ¿Un problema de computador? ¿Me he perdido en el piso 12? ¿Sería creíble torcerme el tobillo frente a su oficina? ¿Por qué no sólo decirle la verdad? Quiero saber quién eres.

Pasando por un Starbucks se me ocurre una idea, un café le cae bien a todos, además quiero agradecerle por su ayuda anoche. Los nervios reaparecen en el ascensor, me miro en el espejo y compruebo mi peinado y maquillaje. Todo está en orden.

Somebody To Love | Cole SprouseWo Geschichten leben. Entdecke jetzt