Patience.-[ Geraskier]

Nenúfar.

Geralt deseo con todas sus fuerzas que el molesto bardo desapareciera de su vida, sabía que las palabras que le escupió a Jaskier no eran justas, pero estaba enojado. Yennefer, el niño de la sorpresa, su maldito destino que parecía solo burlarse de él; estaba frustrado y el único que se encontraba cerca era Jaskier. Su sensible bardo quien lo había acompañado por años, quien le ofreció su amistad, un escape de la soledad y una vida más alegre.

Gracias a él las personas habían dejado de temerle, después de años de aislamiento Geralt por fin había logrado establecer una conexión con alguien más que no fuese Sardinilla y que la vida le sonreía.
Pronto la ira y frustración fueron remplazados por arrepentimiento y culpa al recordar el rostro de Jaskier al marcharse y las lágrimas traicioneras que amenazaban por salir de sus ojos. Nada lo había hecho sentir tan mal. Jaskier no tenía la culpa de sus malas decisiones, podía ser molesto y todo un imán de problemas, pero no merecía lo que le había dicho y aunque jamás lo admitiría en voz alta si consideraba a Jaskier como un buen amigo y mucho mas que eso. 

Geralt camino hasta su yegua que al verlo levanto la cabeza como si buscara a su acompañante extra, el brujo acaricio sus orejas y suspiro.

—Vamos a buscarlo.

Geralt se montó en Sardinilla y se dispuso a seguir el rastro de Jaskier. Una tarea fácil y mientras seguía las pisadas Geralt se destrozaba los sesos en busca de cómo dar una disculpa apropiada hasta que todos los sensores de alerta de Geralt se dispararon cuando se encontró con el laúd destrozado de Jaskier en el camino. Geralt bajo para inspeccionarlo notando la inmensa mancha de sangre que escurría del instrumento astillado.

—¡Geralt! —grito una voz sumamente familiar para el brujo en la lejanía.

El brujo sin perder tiempo monto en su yegua que sin necesidad de una orden Sardinilla arranco en galope.
Cada vez los gritos se hacían más claros y angustiantes hasta que escucho el inigualable chillido de un grifo, Geralt maldijo desmontando de Sardinilla solo para ver a la gigantesca bestia sobrevolar los cielos cazando a su próxima víctima. Jaskier estaba aterrado, tenía una horrible herida en brazo donde se podían ver las marcas de garra y otra herida en la cabeza donde una gran cantidad de sangre escurría de ella; Geralt al verlo corrió hacia él.

Jaskier al notar la presencia del brujo lo miro por unos instantes hasta de que su rostro se llenara de horror.

—¡Geralt! ¡Cuidado!

La bestia embistió a Geralt arrojándolo varios metros por los aires, el grifo chillaba colérico sobrevolando los cielos buscando a su bardo herido; Jaskier corría lo más rápido que podía esquivando los ataques de la bestia, pero ¿Qué podía hacer un simple bardo contra un grifo que pesaba cientos de kilos y con la suficiente fuerza como para levantar un caballo sin chistar?
El grifo chillo con tanta fuerza que Jaskier no pudo hacer otra cosa más que cubrirse los oídos hecho un ovillo.

Jaskier gritaba de dolor mientras sangre escurría por su nariz, pero el grito de la bestia era mil veces más fuerte. Geralt sabía que Jaskier no aguantaría más tiempo, tomando unas de sus espadas la arrojo certeramente hacia uno de los costados del grifo donde eran más débiles.
La bestia chilló de dolor y detuvo su ataque alzándose en vuelo, la espada se desencajo de la carne de grifo cayendo a un lado de Jaskier; el grifo olvidando a su presa voló hacia la dirección de Geralt.

El brujo ya esperaba a la bestia con su segunda espada desenfundada, cada vez que el grifo intentaba embestir a Geralt este lo esquivaba clavando su espada en el pecho de la bestia lo más profundo y mortal que podía hasta que logro dar un profundo corte en el ala del grifo haciéndolo caer. El grifo rugía con fuerza y atacaba con una gran velocidad, pero pronto las heridas causadas por la espada del brujo cobraron factura en la bestia y en un descuido Geralt clavo su espada en el pecho de la bestia que termino inerte en el suelo.