Calmate

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Sana iba corriendo por los pasillos, iba tarde, como era una niña algo torpe era normal que tropezara o chocara con alguien de vez en cuando, pero su tierna sonrisa hacía que la dejaran seguir su camino sin ningún mayor regaño.

Tenían examen, Sana estudió tanto la noche anterior que se durmió tarde, por lo que el despertador de la mañana con su tenue y dulce sonido no fueron suficientes. Pero Sana daría ese examen, a sus cortos once años estaba determinada y tendría que valer la pena todo su esfuerzo.

Golpeó la puerta y tenía la respiración pesada, no fue un chiste o exageración lo de correr por los pasillos. La maestra la quedó viendo con una ceja alzada, Sana sólo con sus ojitos tiernos pedía piedad y que la dejaran entrar, la mayor giró los ojos y se hizo a un lado. Sana susurró un gracias y le dio una rápida mirada al salón, estaban todos ubicados alfabéticamente según sus apellidos.

De repente era algo complejo tener de apellido "Minatozaki", ya que estaba en un espacio central y tenía que pasar por los estrechos pasillos, procurando no golpear o molestar a alguien. La maestra la miraba desde el frente y su rostro mezclaba la decepción, desagrado y risa, porque mientras Sana más intentaba no perturbar a los acomplejados estudiantes, más accidentes tenía pasandolos a golpear.

-¡Oh! ¡Lo siento!- Exclamó algo alto Sana luego de botar un estuche.

-Sana, silencio- Regañó la maestra, aún conteniendose- Sólo sientate

Sana al fin tomó asiento y sostuvo el papel entre sus manos, escribió con perfecta caligrafía su nombre y comenzó a leer las instrucciones. De repente frunció el seño, llevó la punta del lapiz a sus labios sin llegar a meterlo en su boca. Algo confundida se puso en pie y, con el mismo cuidado de antes, caminó hasta el escritorio de su profesora.

-Eh... creo que el exámen está mal, hoy teníamos de ciencias, ¿No?

-Sí, ciencias sociales- Afirmó la mayor.

-No, digo, ciencias... ¡Ciencias! Ya sabe, laboratorio, elementos, esas cosas

-Sana, ese es mañana- Dijo con calma la mayor- Sólo estoy reemplazando por hoy a tu maestra de ciencias sociales, el exámen de ciencias al que te refieres es mañana

-Oh...- Dijo algo desanimada Sana.

La maestra no pudo dejar de ver el visible puchero de su alumna, sus mejillas abultadas y sus ojos de a poco más brillantes. Suspiró mirando al techo, no puede imaginar lo frustrada que está su alumna en ese momento, sabe como es de despistada y le apena lo que está pasando. Tomó el exámen entre sus manos y lo revisó, claramente no tendría oportunidad si no había estudiado, la mayoría de preguntas serían correctamente respondidas si las sabes de memoria.

-Ve a la biblioteca- Ordenó- Yo hablaré con tu maestra, puedes darlo mañana

-¿Usted haría eso?- Dijo Sana muy sorprendida.

-Sólo porque estoy de buen humor, tienes diez segundos para salir antes de que me arrepienta

La maestra no alcanzó a contar uno cuando Sana ya había abandonado el aula.

10 segundos - SaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora