Respira

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Sana a lo lejos vio a sus dos mejores amigas, la sonrisa en su rostro fue inmediata, mas no fue una inocente como las que solía dar la mayoría del tiempo, esta fue un poco más traviesa.

Se escondió detrás de un árbol y buscó la manera de ubicarse a la espalda de sus amigas, tomó algo de impulso y comenzó a correr hasta saltar sobre los hombros de aquellas chicas, quienes no se reprimieron al soltar un ligero grito de asombro a la vez que se sobresaltaban. Sana reía brillante, como ella misma lo sabe hacer, y de la forma en la que ya muchos chicos y chicas voltean a mirar, a los 15 años todos están con hormonas revolucionadas y descubriendo cosas.

-¡Arg! ¡Sana! ¡Voy a matarte!

-Momoring~, sólo fue una broma ¿Por qué no te lo tomas como Mina?

-Aún está en shook- Dijo con desagrado.

Estaban en el parque, una pequeña salida para distraerse de la escuela un poco, hablar de chicos o de chicas, sobre el futuro, sobre el pasado, sobre el presente, sobre sus sueños, pesadillas, deseos, inseguridades o simplemente decidir qué helado van a elegir.

Básicamente, una junta de mejores amigas común y silvestre.

-No sé como te aguantamos- Se quejó Momo.

-¿Perdón? No sé como yo las aguanto, tú eres igual- Habló Mina- Sana por lo menos es tierna

-Yo también lo soy

-Pero eliges no serlo

La discución entre ellas seguía y Sana inevitablemente se distrajo, sus ojos vagaron por las personas que estaban en el parque. Más chicos, más chicas, más gente, todo tan común que caía en lo monótono, era un día como cualquiera.

O eso pensó hasta que sus ojos chocaron con algo que rompió su esquema, algo que nunca pensó se vería tan atractivo, algo que ha guardado para ella tan en lo profundo que le da alegría verlo en alguien más, la culpa abandonando por unos cortos segundos sus hombros. Y cuando la pareja se separa del beso, Sana pudo jurar no haber visto nunca antes algo tan hermoso, un ángel hecho persona, una belleza deslumbrante que la hace entreabrir su boca y soltar un leve suspiro. La pareja se vuelve a unir en un beso y Sana siente celos, le gustaría tener a alguien así en su vida y ser así de valiente.

-Sana, la novia de la chica te va a matar si la sigues viendo así

La nombrada sintió sus mejillas tan rojas que está segura de que expelen calor, mira a sus amigas y quiere regañar a Momo por tal declaración, pero las palabras no salen y se quedan atascadas en su garganta, porque aún no logra digerir bien lo que ha visto y procesarlo.

-¡Wow! Diez segundos sin que Sana diga algo, es un record- Dijo burlona Mina.

-Es que nunca...- Era difícil para Sana encontrar palabras- Había visto algo así

-Parece que te ha gustado- Dijo coqueta Momo.

-¿Q-Qué? N-No, t-te estás confundiendo

-Sana- Llamó algo más seria Mina- Está bien, ¿Ok?- Intentó verla a los ojos.

-Sí, ok- Respondió bajando la vista.

El tema pasó rápidamente, por mucho que los ojos de Sana se desviaran de vez en cuando para seguir viendo a las enamoradas chicas. Sus amigas lo notaron, mas no hicieron comentarios, lograban entender que el proceso que pasaba su amiga era personal y delicado como para presionarla.

Nunca iban a dejar de descubrir cosas nuevas sobre la otra, quieren conocerse incluso más que ellas mismas, quieren sentirse hermanas, quieren sentirse familia. Las anécdotas de Momo son graciosas, las reflexiones de Mina son profundas y los chistes de Sana son malos, pero sus amigas le tienen paciencia.

-Sana, una estupidez más y te juro que no podrás decir otra- Amenazó Momo.

-Diez segundos más- Dijo entre risas Sana- Sólo diez segundos más, Momoring~

-¿Y ahora de qué hablas?- Preguntó curiosa Mina.

-Permíteme explicar

Desde que Sana aprendió la valiosa regla de los diez segundos, siempre intenta aplicarla en las cosas que hace. Se le hace tan útil y divertida, que siempre que la reflexiona le agrega algo nuevo o le quita algo extra, y cree que la definición actual es perfecta como para contarsela a sus curiosas amigas.

-Parace más un manual de "Cómo aguantar a tu Sana"- Concluyó Mina.

-¿En qué segundo decido?- Preguntó Momo, Sana pensó.

-Hum... aproximádamente en el ocho

-No necesito esperar ocho segundos para golpearte, la decisión es igual

-No, porque en el dos te calmas, sino yo estaría ahora mismo en un hospital y tú disculpandote con mi madre

Comenzaron a reir nuevamente, lo pasaban bien las tres juntas.

10 segundos - SaidaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin