Capitulo 3

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El solo se dedicó a observarme. A ver cómo lentamente mi cerebro trabajaba en campaña para lograr sacar una buena conclusión de todo.
Luego de unos largos minutos sin dejar de pensar en qué momento lo eh necesitado realmente, me di por vencida.
— Y ¿ahora qué?—dije mientras me encogía de hombros.
El imito mi acto, sonrió y se puso de pie.
— Ahora volverás a casa—susurro.
Lo mire moverse de lado a lado en la habitación. Suspire aun sin poder creer la magia de aquello.
— Deberías estar agradecida—musito.
Subí mi mirada a él.
— ¿Agradecida por qué has salvado mi vida? O ¿agradecida por qué tengo un ángel?—pregunte de manera forzada.
— Las dos cosas—respondió— ¿sabías que él 10% de los humanos como tú, repletos de peligros, sin darse cuenta con su aura convocan a un ángel?
Negué con la cabeza. El chico era un ángel muy interesante.
— Bueno ahora lo sabes, nuevamente me debes un simple: gracias —sonrió y se recostó a los pies de la camilla.
— Gracias por haber salvado mi vida, gracias por ser mi ángel, gracias por nada—dije molesta.
Odio a la gente creída.
— De nada.
Me quede en silencio. No pensaba hablar con él.
Jugué con mis manos. Mire los cables conectados a mi cuerpo. Mire su pelo y suspire varias veces por el incómodo silencio que se formaba a nuestro alrededor.
— Jamás quise bajar a ayudarte—me anuncio.
Abrí mi boca para defenderme. ¿En algún momento pedí su ayuda? Fruncí el ceño y sentí como mi bello se erizaba en mis brazos. Estaba dispuesta a comenzar una guerra de palabras.
Pero la puerta se abrió.
— Te salvo la puerta—pensé.
Mi madre, padre y médico que me atendió entraron por esta. Los mire tratando de fingir felicidad. Jamás me ha gustado mentir y jamás me ha ido bien haciéndolo.
— ¿lista cariño?—pregunta mi madre.
Dude por un momento ¿lista para qué?
— ¿para?—pregunte sin ganas.
— Para volver a casa—se burló mi padre.
Sonreí.
— ¿vas a venir con nosotros?—le pregunta mi madre a él.
El asintió y me desafío con la mirada. No correspondí.

Volví a casa. El chico por suerte no fue con nosotros. De repente sentía mucha intriga. ¿A dónde van los ángeles cuando no tienen que proteger? ¿Por qué él fue el enviado y no otro? ¿Tienen poderes? ¿Pueden volar? ¿Tienen alas? Y un sinfín más.
— Aun estas muy delicada hija—susurro mi madre— ¿Por qué no vas y te recuestas?
Asentí.
Mi padre me ayudo a subir las escaleras. Me ayudo a recostarme en mi cama. Y cerró la puerta. Deseándome las buenas noches.
Solo suspire cuando él ya se encontraba fuera.
Debía contarle a alguien lo que me ha ocurrido. Obviamente a mi madre no, no me creería. ¿Y si le contaba a Danielle? Pensé por unos segundos aquello y decidí hacerlo.
Tome mi celular y marque su número lentamente.
Danielle no contestaba. Y decidí esperar y contarle mañana cuando venga a visitarme.
Cerré mis ojos para poder dormir.
Pero un fuerte golpe en la ventana de mi cuarto me desconcentro.
Mire hacia la dirección de la ventana y lo vi nuevamente.
De alguna u otra forma ya no sentía miedo, tampoco sorpresa, mi corazón ya no se aceleraba al momento de aquellas tan extrañas visitas. Al parecer mi metabolismo ya se estaba acostumbrando.
— Y ¿ahora qué?—gemí.
Lleve la almohada sobre mi rostro y ahogue los gritos de rabia.
— No puedes contarle a nadie sobre mí—musito serio mientras daba pasos para aproximarse.
— Tarde, le conté a Danielle—mentí.
— Mientes—susurro.
— Acaso ¿eres un vampiro y lees las mentes? Oh ya se, ahora te crees Edward Cullen —me burle.
— No—susurro—soy un ángel y leo los auras.
— Y ¿eso qué?
— Que sabré cuando estés triste, malhumorada, feliz, desilusionada, atrevida, todo.
Trague saliva sonoramente y le mire.
Recordé lo que me dijo en el hospital: "Jamás quise bajar a ayudarte"
Lo mire de reojo y volví a recostarme.
— Si no querías bajar a ayudarme ¿Por qué lo has hecho?—consulte dándole la espalda.
Sentí un suspiro de su parte.
La cama crujió. Gire mi cuerpo y lo vi recostado a mi lado dándome la espalda, volví a mi antigua posición.
—Porque de alguna u otra forma estamos conectados—respondió casi tratando de el mismo entrar en conciencia de aquello.
—¿conectados? ¿Por qué o qué?—pregunte.
—No lo sé—musito—solo el lo sabe.
—¿Quién es el ?—consulte nuevamente.
Guardo silencio. Yo también lo hice.
Sin darme cuenta o inconscientemente me quede dormida. Le di el permiso al angel para que me meciera en sus brazos.

Desperté producto del frio que se comenzó a colar por mi ventana. Me puse de pie y el dolor del choque ya no estaba en mi cuerpo. Me encontraba como nueva . Mire mi cama y no lo vi. Pero estaban los rastros de la visita de mi ángel. Pero ¿Donde estaba?

Mi Guardian Angel  | Zayn Malik y tu |जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें