Capitulo 4

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Desperté producto del frio que se comenzó a colar por mi ventana. Me puse de pie y el dolor del choque ya no estaba en mi cuerpo. Me encontraba como nueva . Mire mi cama y no lo vi. Pero estaban los rastros de la visita de mi ángel.

.... Sacudí mi cabello y baje las escaleras de mi casa trotando.
Era increíble como de mi cuerpo nada dolía. Siquiera el pequeño rasguño que tenía en mi frente. Nada.
— ¿Qué haces tan temprano de pie hija?—consulto mi madre cariñosa.
— ¿me preparo para ir al instituto?—conteste obvia.
— Solo han pasado dos días desde el accidente _______ (tn) —murmuro algo preocupada—puede darte algo, que se yo.
— Ma, estaré bien créeme—le pedí tomando asiento para desayunar.
Mi madre suspiro y en menos de cinco minutos yo ya me encontraba caminando hacia el instituto.
No pensaba volver a subirme a un auto otra vez.

Mire hacia adelante y pude apreciar que solo faltaba una calle para llegar al recinto. Vacile por un momento al imaginarme a la clase sobre mí haciendo preguntas y preguntas a las cuales no tenía respuesta. ¿Qué les diría?
-chicos estoy bien no se preocupen mi ángel me ha salvado la vida y ha curado mis heridas-
Obviamente no podía decir eso.
Suspire antes de entrar a clases y me introduje entre los alumnos.
Camine cabizbaja por el largo y oscuro pasillo y me pare fuera de mi clase.
Vacile por unos segundos antes de ingresar.
-odio esto - pensé y pose mi mano sobre la perilla de la clase de lengua.
— Y ¿ahora qué?—exclamaron tras mío.
Voltee asustada aquello me tomo por sorpresa.
Y allí estaba de nuevo mi ángel.
— No lo sé yo no te eh llamado—me defendí.
Cruzo sus brazos sobre su pecho y me miro con una extraña expresión en su rostro.
— Estas nerviosa tienes miedo, ¡tengo que venir por obligación si te sientes de esa forma!—balbuceo enfadado.
Jamás pensé que un ángel se enfadara.
Le fulmine con la mirada y bufe.
— No quiero entrar a clases—susurre avergonzada.
— ¿Por qué no?—consulto más calmado.
— Todos se lanzaran sobre mí y buscaran heridas, me preguntaran cosas. Seré tal y como las ranas de laboratorio—respondí temblando por el terror que aquello me provocaba.
No quería ser el centro de atención.
— Ok—musito—vamos, no iras a clases.
Le mire asombrada y sonreí.
— ¿es enserio?—consulte aun incrédula.
— Un ángel—arrastro entre dientes la palabra ángel—no miente.
— Gracias ángel—dije burlonamente.
Me miro de reojo y carcajeo.
— No me digas ángel por favor, dime Zayn, solamente Zayn
Asentí y comenzamos a caminar hacia la salida del instituto.
— Y ¿A dónde vamos ahora?—consulte intrigada.
— A tu casa—respondió obvio.
— No, no quiero ir a casa—susurre.
Detuvo su caminar y me planteo cara.
— Y ¿A dónde quieres ir entonces?—pregunto.
— No lo sé—musite y deje de caminar.
Me senté en una de las cuantas bancas de paradero que por allí había.
Zayn imito mi acto.
Estábamos en silencio y de alguna forma se sentía bien.
— Oye—dijimos ambos al unísono.
Sonreí y él también lo hizo.
— Comienza tu—susurro.
Asentí.
— Anoche, no terminaste de contarme como ocurrió todo esto—murmure—aun no puedo creer que me ocurran estas cosas.
El chico sonrió nervioso y luego me miro.
— ¿Qué quieres saber?—consulto.
— Todo, todo lo que pueda salir de tu boca.
— Yo soy un enviado, ósea que tengo una misión que debo cumplir en la tierra. Tú eres mi objetivo, la razón por la que estoy aquí. No debo dejarte caer, no debo dejar que llores o que sufras—tosió un poco y prosiguió—al parecer estamos conectados, por eso fui yo el elegido. Conectados ¿por qué? Créeme que no tengo idea. La gente me puede ver y no recordar porque no me necesita. Supuestamente tu tampoco me ibas a recordar pero lo hiciste y eso es lo que me tiene sin respuestas—volvió a fingir aquella tosecita—ahora, pienso que eres un maldito imán que atrae la mala suerte. No eh tenido un descanso como se debe desde que baje para ayudarte.
Sonreí. Así que ¿yo era un maldito imán de mala suerte? Jamás pensé que alguien me iba a decir eso. Siempre eh creído tener buena suerte.
—¿Eso es todo?—pregunte intrigada. Anhelaba saber más, quería saber más.
El chico asintió.
—Te toca, ahora es tu turno—susurro.
—¿Qué quieres saber? Si ya lo sabes todo—musite.
—Quiero saber si estoy en lo correcto. Solo dime las cosas básicas.
Asentí y lleve nerviosa una de mis manos a mi cabello.
—B-bueno, mmm… me gusta el color violeta, no soy muy sociable—ya estaba tartamudeando.
—Eso no, eso no quiero saber—me interrumpió.
Subí mi mirada y me encontré con la dulce de él. Zayn era un hermoso ángel.
—¿Qué quieres saber entonces?—consulte.
—Tus hobbies, tus miedos, tus momento más alegres, los que nunca olvidaras. Eso quiero saber.
Asentí nuevamente y proseguí.
—Uno de mis hobbies es tocar la guitarra creo que es lo más hermoso que eh hecho desde que nací. No existe instrumento que iguale a mis seis cuerdas. Mis momentos alegres, fueron cuando…—dude por un momento—¿puedo saltarme eso?—le consulte
El chico sonrió y tome eso como un: puedo
—El momento que jamás olvidare—pensé por un momento—el día en que te vi, el día que marco mi vida. El momento exacto cuando trate de correr, de olvidar tu rostro. El momento en que caí y me dormí por una semana.
Sentía los nervios de Zayn. Un escalofrió recorrió mi cuerpo y pude percibir que a Zayn le ocurrió lo mismo.
—No sabía eso—susurro alarmado.
—¿no sabías que caí en coma por tu culpa?—consulte.
—No fue mi culpa—se defendió.
—Pero ¿de quién? Yo no tengo ninguna enfermedad. No fume nada ese día, solo vi tu rostro y luego ya no vi más.
Zayn seguía rígido. No movía ni un musculo de su cuerpo y yo estaba en el mismo estado de shock.
—Lo siento.
Fue lo único que dijo y no hablo más por un buen rato. Yo hice lo mismo. Solo sentía su respiración acelerada haciendo competencia con la mía.
Me di por vencida y subí mi rostro nuevamente.
—¿te has enfadado?—consulte.
Negó con la cabeza.
—No puedo creer que yo te allá echo eso—susurro—y me envían a protegerte cuando YO fui quien comenzó todo.
—Zayn, tranquilo—musite y coloque una de mis manos sobre su hombro.
—Mier*da Zayn, me tomaste la corriente—dije alarmada por el dolor que sentía.
El chico me miro asombrado y con sus manos tomo las mías haciendo que el dolor de apoco se esfumara.
Pero no se iba.

Mi Guardian Angel  | Zayn Malik y tu |Where stories live. Discover now