Capitulo 24

1.6K 112 5
                                    

Subí un poco la manga de mi chaleco hasta la altura de mi codo. Deslice un poco el nivelador de tamaño de mi corta cartón y lo apunte sobre mi muñeca. Me estaba volviendo loca.
El metal frió y filoso rosaba mi delicada y traslucida piel. Mis venas se marcaban purpuras producto del frío y yo trataba de no pensar en Zayn para que no llegara a impedirme aquel acto masoquista. Tome aire, haciendo que el aire frió calara en mis pulmones. Lo amaba tanto, que podía admitir que estaba loca, loca de amor por mi ángel.

Desde el día en que lo conocí, el día en que mire sobre el vidrio y lo vi dentro de su ataúd. El día en que no pude evitar largarme a casa junto a mis padres y tuve que volver dentro de la escuela solo para quitar aquella agonía que me comía. El día en que caí. Ese día que me cambió como si fuera parte de un milagro. Puedo decir sin pelos en la lengua que estuve destinada a conocerlo y a no separarme de él.

Las lágrimas torpemente se amontonaron en mis ojos. Cayeron hirviendo y parpadee un poco para que mi vista fuese más nítida. Noté que lo que estaba haciendo era un error. Noté que prefería ser victima de un error en lugar de perderlo.
Cerré mis ojos y suspire amargamente. Apreté la navaja en mis manos y sin pensar, ya sin pensar nada deslice el corta cartón sobre mis venas.
No abrí mis ojos, el dolor que sentía recorrer mi cuerpo y lo frió que se sentía sobre mi muñeca me decían que había terminado con éxito mi ataque personal.
Era un palpitar lo que me hacía chillar del dolor sobre el pasto húmedo. Mi cuerpo contraído entre si y mis ojos negándose a mirar mi herida. Todo mezclado con el miedo. Abrí mis ojos de golpe y observe mi mano hecha añicos. Grite al verla y una lágrima se trabo en mi garganta impidiéndome respirar de forma normal.
—Mierda—chillé entre dientes y saqué mi abrigo con delicadeza.
Al rozar la tela con mi herida un aire agrio entro por mis venas. Haciéndome llorar de dolor.
Envolví mi chaleco al rededor de mi muñeca para que la sangre se detuviera, trate de hacer una llave pero mis manos temblaban y no tocaban bien. ¿Por qué lo hice?

¿Has pasado por momentos en la vida en que crees que lo mejor sería morir para estar con el ser amado? ¿has pensado alguna vez lo grave que han sido tus actos? ¿te has atrevido a atentar contra tu cuerpo, solo para que esa persona no se valla? ¿has actuado sin pensar?
Deje de mirar, mis ojos se nublaron en la oscuridad. Deje de sostener el abrigo con fuerzas en contra de mi voluntad sobre mi muñeca. Deje de sentir dolor sobre mi mano, lo único que me proporcionaba dolor era mi pecho.
Deje de respirar con impaciencia. Deje de respirar... por segundos

—T e A m o—deletrearon cerca de mi oído—te amo.
Lo ultimo fue un sollozo.
—¿Cómo estará?—preguntaron minutos después.
No hubo respuestas ante esa pregunta, o al menos yo no capté una.
El silencio estaba presente a mi alrededor. Odio el silencio.

Trate de mover mis dedos, pero no los sentía o mejor dicho; no sentía la fuerza para hacerlo. Moví mis labios o trate de hacerlo. Mis ojos fueron la ultima parte del cuerpo que traté de mover, pero nada.
—¡Está respirando!—gritaron haciendo que la nube de silencio desapareciera. —¡Está respirando Doctor!—volvió a gritar la misma voz.

Esa voz tan conocida para mi. La melodía para mis oídos.

Quise articular algo, pero de mi boca no salia siquiera un gemido. No me iba a rendir tan fácilmente yo iba a verlo.
Moví mis ojos, trate de mover algo de mi cuerpo pero mierda no lo conseguía. Intente con mi mano, con mis dedos y lentamente concentre mi poca energía en este. Y por fin, pude cantar victoria, este se movió.
—Movió su dedo—dijo Zayn, tomándolo con su mano.
Si podía mover mi dedo, podía mover mis ojos ¿no?
Intente con mis ojos, nuevamente concentre todo lo llamado energía en ellos y lentamente sentí como se separaban para poder ver.
Una horrible luz me cegó por completo y un acto estúpido de cerrarlos produjo aquello. Pero antes de que lo hiciera por completo un grito de alegría fue cautivando mis oídos. Era él, él estaba allí. Él no se ha marchado.
—Princesa—susurro cerca de mi rostro—aquí estoy, contigo, para siempre ¿lo recuerdas?
Una sonrisa se escapó por mis labios y aquello le hizo saber que recordaba a la perfección. Abrí mis ojos lentamente y lo observe, como siempre tan lindo, tan perfecto.
Sonreí y él hizo lo mismo.
—Hola—pude articular con esfuerzo, al menos fue un 'hola' claro.
—Hola—dijo con lágrimas en sus ojos al tiempo que pasaba su mano por mi rostro con suavidad, como si aquello lograra quebrarme.
Mire la habitación de reojo, un hombre calvo, el mismo hombre de siempre se encontraba de pie mirando la escena. ¿acaso este hospital no tenía otros doctores?
El hombre me saludo y sonrió al verme. Apago una maquina y con su mano hizo seña de que se marchaba.
Volví mi vista a Zayn y este de la alegría que demostraba en un principio hizo un cambio y me miro enfadado, tanto que podía sentir su decepción.
—¿Por qué lo hiciste?—preguntó enfadado y poniendo distancia entre ambos.

Mi Guardian Angel  | Zayn Malik y tu |Where stories live. Discover now