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capítulo 10;

—No creo que puedas venir hoy

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—No creo que puedas venir hoy... —le informó la dragón por vía telefónica—. Fue de imprevisto pero mi padre tiene una reunión importante con el personal de la empresa, y mi madre tomó la otra ala de la casa para trabajar y no quiere que la molesten. Lo siento mucho.

—Oh, está bien, no te preocupes por ello —la tranquilizó la fantasma—. Nos podemos reunir otro día.

La ojiazul hizo una breve pausa y suspiró.

—Es que en serio, en serio quería reunirme hoy —guardó silencio—. Oye... ¿y si voy a tu casa?

Lizbeth se levantó de su cama y miró a sus alrededores consternada.

—Ehh no creo que pueda. —excusó ella.

—Pregunta —le insistió su amiga—. Hace siglos no visito tu casa, ya casi que ni me acuerdo de cómo se vé.

«Mejor así», pensó Crawford a la vez que atravesaba las estructuras de su hogar para ver quiénes estaban presentes.

Se asomó con cautela a la habitación de al lado, allí, sentada frente a su escritorio, estaba la despeinada silueta de su hermana. La rodeaban paredes llenas de palabreríos, ilegibles a causa de los agujeros que Emireth había dejado luego de alguno de sus ataques de ira. Por su bien, decidió dejarla.

Luego flotó hacia el patio trasero en busca del invernadero, donde suponía encontraría a su madre. Efectivamente allí estaba, haciendo un ramo de rosas rojas mientras tarareaba una profunda melodía. Liz tampoco quiso quedarse mucho tiempo así que se fue sin que ella se percatase.

Finalmente se dirigió a la oficina de su padre. Suspiró aliviada al verlo allí, hablando por teléfono mientras leía unos papeles. Posteriormente, silenció su llamada con Chloë y se volvió tangible para tocar la puerta de la oficina.

—Adelante.

La muchacha se volvió ectoplasmática nuevamente y atravesó la puerta. Flotando a un metro del piso estaba su padre, haciendo levitar los objetos al alcance de su rostro. Prontamente se volteó a verla, su mirada rígida pero indiferente, como un reloj que te toma el tiempo tan pronto cruzas su visión, y el escalofrío que te recorría al sentir que esos minutos se acababan era espeluznante, puesto que nunca sabías qué pasaría si te quedabas sin tiempo. La fantasma tragó saliva y escondió el teléfono detrás suyo.

—¿Qué quieres, Lizbeth?

—Me preguntaba si —corrigió su voz quebradiza—, si Chloë podría venir a casa hoy. Se suponía que iba a reunirme con ella en su mansión pero surgió un imprevisto, por ende me preguntó si tenía permitido acercarse a pasar el rato.

El fantasma lo analizó unos segundos y luego asintió.

—Si lo encuentras necesario para tu trabajo.

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⏰ Last updated: Feb 19, 2020 ⏰

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bnha | kogarashiWhere stories live. Discover now