4 - Entendimiento

2.9K 321 322
                                    

Las risotadas de Joseph y Jime resonaban en el hogar Joestar. Ambos compartían pollo frito, comida favorita de Joseph, mientras leían cómics.

—Es raro encontrar a una jovencita que le gusten estas cosas —comentaba Joseph, dándole una palmada en la espalda a Jime.

—Tú me iniciaste en esto, y ahora me declaro fanática. No sabía que podían ser tan divertidos, abuelo Joseph.

—¡Oye! No me digas abuelo, él único ingrato que lo hace es Jotaro; tú no lo hagas.

—De acuerdo, Joseph —asintió Jime con una sonrisita, mientras hojeaba un cómic de Super Man.

—¿Y qué tal la escuela?

—Va bien, muy bien —contestó Jime sin prestar mucha atención, mordisqueando una pierna de pollo.

—Ya veo, que bueno —dijo Joseph, acomodándose de nuevo y observando a la chica fijamente, atrayendo su atención.

—¿Todo bien?

—Sí, bueno. Tengo que hablar contigo, Jime. Verás, mi pequeña Holy está preocupada, dice que Jotaro y tú no se llevan bien, cosa extraña ya que eran inseparables hace trece años...

—Supongo que hemos crecido y cambiado. Las cosas no pueden ser las mismas, ¿no crees?

—Sí, concuerdo, pero... no sé, esperábamos que se hablaran al menos. Parece que se empeñan en ignorarse y no está bien.

Jime dejó de lado el cómic, dejando el hueso de pollo en la cubeta.

—No puedo hacer mucho. Tiene un carácter muy feo —contestó poniéndose de pie.

—Jotaro es buen chico, Jime, solo uno tarda en darse cuenta —contestó Joseph—, créeme. ¿Por qué no tratas de hacerle conversación?

Jime refunfuñó, pero decidió responder, ya que Joseph, al contrario de su nieto, le caía bastante bien:

—En casa se la pasa encerrado, leyendo o fumando, no puedo acercarme. En la escuela es imposible, siempre está rodeado de chicas y admiradores.

Joseph suspiró y luego sonrió abiertamente a la chica, que le correspondió, luego la despeinó en un gesto fraternal.

—Supongo que el tiempo todo lo arregla. ¡Oh! Y si puedo ayudar, ¡mejor! Ahora dirás: ¿qué estás tramando, Joseph?

—¿Qué estás tra...? ¡Eh!

Joseph soltó una carcajada y volvió a despeinar a la joven.

—Necesito un favor: como bien sabes, me encanta la goma de mascar y se ha acabado mi ración. Mañana, después de clases, ¿podrían ambos comprarme una caja? La dulcería está de paso.

—Iré con gusto, Joseph, no hay problema.

—Pero quiero que lo hagan juntos; hazlo por mí, dale gusto a este hombretón.

Jime resopló, pero no pudo resistirse a la mirada del señor Joestar, por lo que asintió una vez. Joseph dio un brinco de alegría y se fue, triunfante.

Bien, no le haría daño no enterarse, después de todo podía fingir que había ido con Jotaro. Sí, todo saldría bien.

La mañana siguiente comenzó como todas las otras: se levantaban, se turnaban en el baño e iban a desayunar lo que Holy les preparaba, diciéndose apenas un: «buenos días». Luego salían juntos de la casa y hasta que Holy cerraba por completo, Jime se adelantaba; que no hacía tanta falta, porque algunos pasos más allá las admiradoras de Jotaro lo rodeaban sin excepción, a pesar de que este siempre las alejaba con malas maneras, atrasándolo; así que no llegaban juntos a la escuela.

Mi Mejor Recuerdo. Jotaro Kujo x Lectoraजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें