12 - Siempre sorprendiendo

2K 252 100
                                    

Jime llegó con sus padres y fue directo al hospital, para estar con su madre y ver a su padre; se encontraba mal, había sufrido un infarto, y ahora los doctores estaban tratando de estabilizarlo.

Esa misma noche, Jime tuvo que ir a casa de sus padres, para dejar su equipaje y descansar del viaje, para que regresara al hospital al día siguiente, relevando a su madre.

Así fueron los días siguientes, Jime se quedaba con su padre en el hospital, mientras su madre descansaba y viceversa, apoyándose mutuamente. Durante un par de semanas tuvieron que pasarla de este modo, mientras Tomás se recuperaba lentamente.

Una tarde, cuando Tomás tenía un mejor semblante y leía el periódico en la cama del hospital, Jime se encontraba con él, organizando pertenencias de su padre.

—Papá, tienes que ser más organizado, tu maleta es un desastre...

—Perdona, princesa, pero no puedo hacer mucho desde acá —se burló.

—Ya sé. No importa ahora, ya la acomodé, ahora iré a preguntar sobre tu almuerzo, se está tardando.

—Qué horror, anhelo la comida de tu madre; esa cosa viscosa a la que llaman comida me deprime.

—Sí, pero te hace bien, además, si te comportas, podrás salir pronto, ya lo dijo el doctor.

Jime se sentó junto a su padre, mientras Tomás la veía con orgullo y acercaba una de sus manos hasta su mejilla.

—Mi pequeña princesa, cuánto lo siento.

—¿Por qué? —preguntó Jime, agarrando la mano de su padre con cariño.

—Por mi culpa tuviste que regresar; estabas muy feliz en Japón, puedo verlo, y ahí va tu padre a enfermarse...

—Papá, no digas tonterías, no es tu culpa... además, tú eres más importante; tenía que asegurarme de que mamá y tú se encontraban bien. No podía dejarte así.

—Eres buena, mi pequeña, ¿qué hizo este viejo para merecerte?

—Veamos... ¡Ser el mejor papá del mundo! —soltó Jime, abrazando a su padre, él le correspondió.

—En cuanto salga de este agujero me encargaré personalmente de regresarte a Japón, claro, si Holy aún te recibe —bromeó Tomás.

—Oye, me porté bien, y no lo sueñes, tienes que estar en reposo más tiempo. ¿Quién te cuidará? Necesito ayudar a mamá con la casa.

—¡Patrañas! Yo estoy bien, y puedo estar tranquilo en casa.

—Pero mamá no estará tranquila, lo siento, necesitas supervisión, papá.

—Estos doctores... son unos exagerados. Menos mal pasó esto en tus vacaciones, tenemos que asegurarnos de que no pierdas clases; tienes que regresar antes, ¿no lo crees?

Jime rio, mientras acomodaba las sábanas de su padre.

—Ya no te agobies con eso. Lo más importante es que te recuperes pronto, papá.

—Lo haré, créeme, quiero salir de aquí —rio, tomando el periódico de nuevo, para comenzar una charla sobre las apuestas en las carreras de caballos.

***

—Oh... bueno, su madre se ha portado muy amable con nosotros y ha cooperado. Eso sí, le pedí que lo mantuviera en secreto. Ya sabes, todo lo romántico emociona a las mujeres y acceden.

Joseph hablaba animadamente desde su teléfono, mientras revisaba sus propias anotaciones de una libreta.

—No es romántico, no seas una completa molestia...

Mi Mejor Recuerdo. Jotaro Kujo x LectoraWhere stories live. Discover now