Caramelo ▪ [XueXiao/ Xue Yang x Xiao Xingchen]

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"Bien, solo concentrate en la melodía"

"De acuerdo"

"Mantente en silencio un momento y dejate ir."

"Bien."

"Liberate de tus culpas, arrepiéntete de tus males, de los daños que has hecho, de tus traiciones..." Xue Yang se sintió personalmente atacado por la intención detrás de ese último requrimiento, pero como había aprendido momentos antes, también se conformó encontrando que eso era lo justo, él merecía ser tachado de mil maldiciones y eso aún sería insuficiente para reestablecer todo lo que él había destruído por gusto.   Volvió a tomar una bocanada de aire y se concentró nuevamente a modo de acuerdo.

"Arrepiéntete de corazón y saldrás de allí pronto"

La melodía continuaba y se volvía cada vez más nítida, Xue Yang podía sentir cómo viajaba y hacía bucles entre las cuerdas mientras el haz de luz helada lo envolvía entero.

"Piensa en tu deseo y visualízalo"

"Estarás allí en un instante, pero recuerda: puede que no logre atraer al alma que estás necesitando si continúa fragmentada y su voluntad personal no te involucra, así que esto podría no funcionar y seguirás vagando como un alma sucia, lista para la invocación prohibida, ¿Podrás lidiar con eso?"

"...."

"Puedes contestar ahora, estás a salvo."

"Sí, si puedo lidiar con eso. Cualquier cosa será mejor que seguir vagando sin haberlo intentado"

"Tu voluntad es muy fuerte. Tu deseo es puro."

"¿Sorpendido?"

"Mnn."

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Vasos de caballos golpeando y carruajes hacían vibrar el suelo y retumbaban como molestas ondas de percusión en la cabeza del jóven que sintió una enorme jaqueca con todo el lío sumado al fulgor repentino de la luz que impactó de lleno en su frente y lo hizo arrugar la piel del ceño. La tierra en forma de polvillo volaba empujaba por una débil brisa, entrometiéndose en la nariz y entre los dientes. Sin embargo, no dejó de sonreír.

Voces urgentes, ofreciendo ventas aquí y allá. Otras tantas, animadas y pequeñas solicitando insistentes los productos exhibidos. Ese aroma a bollos de pan recién horneados le invadió el corazón, transportándolo a tantas sensaciones ideales que casi le provoca el llanto.

Podía sentir calor del sol rodeando todo el contorno como una capa de felicidad.

Su corazón le apretaba la garganta con la misma anticipación que cuando raramente recibía un regalo.

Esa ansiedad de niño cada que recibía un caramelo.

"Debe ser aquí. Puedo sentir la calidez y ese aroma. Definitivamente, se siente como si lo fuera. ¡Hanguang Jun lo logró! ¡Ese maldito sí es talentoso!" pensó brevemente antes de escuchar un jadeo de sorpresa que reconoció al instante.

"Es aquí", se aseguró, dándose valor a sí mismo, remojó uno de sus labios con la lengua y respiró suavemente una última vez antes de comenzar a disfrutar de su última voluntad.

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El alma oscura besó con urgencia al alma blanca. Besó profundo y corto, inhalando al tope de la capacidad de sus pulmones aquel sabor dulce que le hacía llorar de emoción. Rodeó con ambos brazos los hombros del ciego y arriesgó otro beso, a pesar del evidente desconcierto del otro.