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"Si esto funciona, intenta ser cuidadoso esta vez. No se trata sólo de ti y tu deseo"

"Entendido"

"Habrá otro ser y otros sentimientos. Tu energía resentida se suprimirá si logras conquistar tu deseo. Pero, recuerda que habrá otra cognición, que quizás posea sus propios deseos o quizás no tenga ninguno. O tal vez aún te guarde rencor. No puedes involucrarte en eso, no puedes manejarlo, ¿Comprendes?"

"Sí."

"Xue Yang, consideraré tu palabra ya que no puedes mentirme y confiaré en tus intenciones puras, que en definitiva son las que permitieron que llegaramos a éste intercambio. Pero, me siento obligado a pedirte un favor personal."

"Te escucho."


"No hagas más daño. No destroces más a esa pobre alma."

"No lo haré, maestro Lan."


.



.




Aquel, el que había cercenado miles de cabezas sólo por diversión, se sobresaltó con un sonoro suspiro y llevó sus manos hacia las contrarias, atrapándolas con firmeza pero sin aplicar agresividad en la acción, sólo quería detenerlas, eso era todo.

El conflictuado taoísta parecía no percibir a nadie a su alrededor. Estaba inmerso en su propio pánico.

-¡Daozhang!- el mencionado se congeló inmediatemente. Por fin reconocía a aquel viejo amigo en la fuerza empleada en ese llamado y aquello, por primera vez desde que podía recordarlo, le despertó la desesperación por regresar a aquellos días de caza nocturna compartida y todas esas veces que falló disparándole a algún objetivo porque Xue Yang le hacía reír.

"Absurdo", se regañó sacudiendo su cabeza con suavidad, para que volaran lejos hiladas por la nostalgia todas esas alocadas ideas imposibles.

El mayor bajó sus hombros todo lo que pudo, aunque el agarre en sus muñecas retenía sus manos hacia arriba, a la altura de sus orejas.

-Antes de que intentes algo, quiero pedirte que por favor, no hagas comentarios al respecto.- pidió tranquilamente el asesino.

Xiao Xingchen enmudeció unos momentos.

¿Sería posible que una vez más, este malcriado, luego de todo lo sucedido entre ambos, se estuviera burlando de él?

Podía sentir la indignación creciéndole en la garganta, pero inhaló hondo y se limitó a abrir la boca aunque ésta temblara.

-¿Sabes sobre ésto?- alcanzó la piel debajo de la venda con las yemas de sus dedos.- ¡¿Qué es ésto, Chengmei?!

El mencionado se mantuvo en silencio antes de responder. Era la primera vez en la vida que utilizaban ese nombre en su cara y su labio inferior comenzaba a temblar. Era, también, la primera vez que alguien le gritaba sin demostrar una pizca de miedo y aquello lo intimidó oprimiendo en su pecho con ganas de llorar. De repente,  sintió un renovado respeto por aquel cultivador errante, lo que sentía era más que eso.

"Me arrancaría una pierna y te la daría si me lo pidieras. Tal vez las dos." sonrió al detectar tal cursilería dentro de sus pensamientos. Pero no se avergonzaba en absoluto, es más, para él esa exageración aún no cubría ni la cuarta parte de lo que sentía por Xingchen.

Mientras aquel se mordía el labio con molestia, suspiró con pesar al recordar lo que le tocaba hacer a continuación.

Nunca antes había sentido que debía buscar las palabras correctas para nadie, jamás había sentido la necesidad de reducir al máximo su hostilidad hacia otros y en este momento, se estaba volviendo tan malditamente difícil que llegó a planetarse por qué había transcurrido toda su vida así, ignorándolo todo sobre el buen trato básico hacia alguien.

"Este debe ser mi verdadero castigo" se remordió mentalmente, "Una vez que de veras me importa alguien, no sé como rayos actuar."


Habían pasado unos largos minutos, los cuales el mayor respetó sin emitir el mínimo sonido, sin intentar un movimiento que demostrara su ansiedad hacia la respuesta porque aunque tenía su fundamentado pre-concepto sobre Xue Yang, era el único allí que podía ayudarlo, aunque no podía evitar esa mueca extraña por la molestia en la zona de sus ojos. Le picaban, lo cual le hacía sentir como si tuviera algo entre sus pestañas, como si sus párpados guaradasen algo celosamente, pero sabía perfectamente que eso no podía ser.

Para salir un minuto de la reflexión que le impacientaba, se enfocó en el hecho de que las manos de Xue Yang aún lo sostenían, parecía un agarre relajado, de confianza.

"¿Habíamos hecho ésto antes? Se siente tan... normal." dudó un momento, sin poder evitar una leve corriente nerviosa agitando la boca de su estómago.

-Yo te quitaré la venda, pero debes prometerme eso...- sintió lo que parecía la yema de un dedo sobre su nariz y asintió- No llorarás o me harás comentarios raros, ya sabes...- No, no lo sabía. Él no podía llorar. De vez en cuando, cuando mucha de su energía espiritual había sido empleada en batalla, la sangre brotaba por las cuencas que alguna vez habían contenido sus ojos, pero definitivamente no podía llorar. Y luego de tres años de haber convivido, se suponía que el jóven sabía ésto.

No entendía en absoluto de qué le estaba hablando pero, se encontraba muy ansioso por saber, así que volvió a asentir.

-¿Sí o no? Usa tu voz. - le pareció un pedido extraño, pero, viniendo de quién venía, alguien que amaba someter al menos en una pequeña forma a otros, descartó la sorpresa y obedeció.

-De acuerdo, no diré nada 'extraño', Xue Yang.- remarcó esa palabra con un dejo de hastío que mostró claramente que el concepto de "extraño" era demasiado amplio como para saber qué estaba prohibido mencionar.

-¡Oh, el maestro Xiao conoce el tono sarcástico!- dramatizó, soltando una risa burlona. La acostumbrada. Xiao Xingchen se relajó un poco y rió también, removiendo un poco las muñecas para apurarlo con sutileza. -Ah, cierto, ¿Quieres que te quite ésto, verdad?

-Sí, por favor.- y le regaló una sonrisa tan honesta y pura que sentía la brisa fresca bailando entre sus dientes.

-Pareces feliz, Daozhang.

-Lo estaré si me ayudas a quitarme esta cosa. Es raro que suceda, pero de vez en cuando pasa y me molesta.

-Pues, baja las manos, yo... yo me encargo.- las manos de Xue Yang se enredaron suavemente en sus cabellos, pudo sentir sus yemas viajando torpes entre el cabello detrás de las orejas y la plena piel, hacia su nuca y hacia sus sienes. Xingchen contuvo una risa, pero no dijo nada. -¿Qué es lo gracioso? ¡Sé honrado, demonios!- reprendió el encargado de, al parecer, tan difícil misión. Sus movimientos seguían estando perdidos, ¿Acaso jamás había desatado un nudo en su vida? El asistido libero un bufido seguido de una risita que desató el ánimo y al cabo de unos segundos, ambos se encontraban riendo a carcajadas.

-Estás.. estás haciéndome cosquillas, detente un segundo.- pidió Xingchen luego de unos segundos en los que el aire había desaparecido entre las risas de ambos, pero Xue Yang chasqueó la lengua y siguió removiendo los dedos por entre el cabello, con bruscos movimientos intencionales, buscando enredar todo el cabello a su paso. -Basta, en serio, es aquí.- jadeó, acomodando las manos ajenas con las suyas sobre el nudo y agregó. -Agradece que el ciego no eres tú, no sobrevivirías.- rió esperando la ofensiva y aún tierna respuesta del más jóven, sin embargo, nada sucedió por unos silenciosos segundos. Esos en los que aquellas manos lograron deshacer el nudo con facilidad y quitaron la benda suavemente, trayendo una frescura extrañada por milenios.

Xiao Xingchen sintió que hasta sus pulmones tenían aún más espacio, que el aire era más puro. Sintió como cada poro de la piel usualmente cubierta le agradecía la caricia del aire fresco, como sus labios se abrían más y más en aquella sonrisa que le era imposible controlar y que había extrañado demasiado la virtud de ver.


"¡¿Puedo ver?!"



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Perdón por todo ~

Caramelo ▪  [XueXiao/ Xue Yang x Xiao Xingchen]Where stories live. Discover now