Capítulo 8.

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Ya habían llegado a la pirámide Transamerica, el auto de Rachel estaba algo golpeado y lleno de abolladuras siendo que Sonic había pedido conducir.

—¿Ahora ven porqué les dije que era mala idea dejarlo conducir?

—Recuérdame eso para la próxima vez.

—Hey, los traje hasta aquí. Y por favor, cinco estrellas. —dijo mostrando cinco dedos. —Así que, aquí es.

—Ahí, esa es tu pirámide.

—Wow, miren eso.

—¿Qué hacemos ahora?

Sonic se fue corriendo para ver si podría llegar a la cima desde afuera pero no había forma de llegar.

—Ya... No está.

—Sip.

Regresando. —No pude, hay una llave especial para la azotea. (T/N), ¿crees que puedas llegar hasta allá volando?

—Lo más probable es que me vean, dudo mucho que nadie esté cuidando ese edificio.

—¿Y ahora?

—Es momento de que abuse del poder que me fue conferido.

(...)

Sonic y (T/N) estaban en una bolsa de gimnasia para que no los vieran, lo malo es que la bolsa era estrecha para dos erizo de un metro, intentaban acomodarse pero imposible con el espacio reducido. Tom y Maddie entraron al edificio para conseguir la llave de la azotea.

—Hay un suicida allá arriba, debemos subir rápido o habrá un pastelazo en la acera. —mostró su placa a la recepcionista.

—Y, ¿vinieron hasta acá desde Montana?

—Sí, así de serio es el asunto.

La recepcionista miró con duda a ambos adultos pero al final les dio la tarjeta de acceso del ascensor.

—Usted salvó una vida.

Ambos se fueron a esperar que el ascensor bajara hasta la planta baja, el plan medio fue arruinado ya que dos empleados del lugar también estaban esperando que el ascensor descendiera.

—¿Cuánto falta? No podemos respirar aquí... Hola, ¿hay alguien ahí?

—Ya cállate, ni siquiera estamos en el ascensor.

—¡¿Lleva a sus hijos en esa bolsa?!

—No... Bueno, sí son niños pero, no son mis hijos.

—¿No son sus hijos?

—Tranquilo, soy policía, ¿sí? Y les gusta estar ahí, ¿o no amigos? —sacudió la bolsa.

—¡¿Por qué habría de gustarnos?! ¡Esto es peor que la jaula para perros de ayer!

—Es tan juguetón.

Maddie cerró completamente el cierre de la bolsa. —¡No no! ¡Me da miedo la oscuridad! ¡¿Hay alguien ahí?!

—¡¿Podrías callarte de una buena vez?!

Los empleados se habían alejado lentamente de la pareja, un rato después, al fin habían llegado a la azotea. Tom puso la bolsa en el suelo y al momento de abrirla salieron los dos preadolescentes desesperados por algo de oxígeno, Sonic tenía ropa interior en la cabeza.

Sonic The Movie (Sonic x Lectora) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora