Un piccolo scherzo

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Narra Dariana:
Mi madre a mejorado un poco gracias a Dios, pero... El doctor me dijo que es muy importante comprar los dichosos medicamentos, dijo que si no lo hacía a la brevedad posible mi madre iba a enfermar más, ¡Dios estoy tan estresada!, No he dormido bien, por lo tanto cada vez estoy más cansada, mi cara ya no demuestra frescura, ahora está empañada por unas horribles ojeras, mi cara se ve demacrada... En un fin que se dirige al fondo de un ocaso, trato de que mi mamá no se dé cuenta, no quiero preocuparla, pues como indicó el doctor debe de no estar bajo presión, ¡Pero el tiempo no es inagotable!, Debo de hacer algo rápido o... Las consecuencias podrían ser terribles.
- Ariadna necesito que todo esté impecable para esta noche- ordenó Madame Giry, esta vieja está a punto de colmar mi paciencia, ¿¡Ni siquiera es capaz de aprenderse mi nombre!?.
- Como ordene- respondí fría.

Llegadas las 7:00 pm estaba todo perfectamente impecablemente reluciente, la vieja Giry ordenó que me arreglara, pues el Vizconde estaría de nuevo en la ópera y me advirtió que arreglase mi imagen, citó textual: Te ves asquerosamente sudorosa y de...

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Llegadas las 7:00 pm estaba todo perfectamente impecablemente reluciente, la vieja Giry ordenó que me arreglara, pues el Vizconde estaría de nuevo en la ópera y me advirtió que arreglase mi imagen, citó textual: Te ves asquerosamente sudorosa y demacrada.
¿¡Como se atreve esa mujer!?, Ya le gustaría verse como yo.
La ópera ya había comenzado y como ya es costumbre empecé a pasar por las butacas y palcos, esta vez no tendría ayuda, terminé con las butacas y subí a los palcos, llegando al palco 5 ya sabía lo que se necesitaba así que me adelante.
- ¿Quiere un banquillo?- pregunté gentilmente.
- Muchas gracias Mademioselle, pero estoy bien- contestó una voz que no era la de siempre.
- Oh no se preocupe Vizconde- respondí al ver quién era el ocupante del palco, ¿Qué no siempre lo ocupaba el "fantasma"?.
- Lo que sí... ¿Me podría traer una copa de champagne?- pidió con mucha educación.
- Por supuesto en un momento- dije yendo hasta la cocina, creo que prefiero ir por un banquillo pensé bufando.
Fui hasta la cocina donde una muchacha sirvió en una copa el champagne, me la entregó en una bandeja, iba de regreso a los palcos con mucho cuidado de no tirar la copa, entonces una voz ya antes escuchada me detuvo.
- Veo que está muy atareada el día de hoy- habló con ¿Burla?.
- Sí creo que es más cómodo ir por un banquillo- reí falsamente.
- ¿Es para el Vizconde?- preguntó con interés, por más que intentaba visualizarlo simplemente no podía.
- Si ¿Por qué?- pregunté extrañada por tal pregunta.
- ¿Usted me ayudaría en algo?- preguntó, sentía su presencia detrás de mí, pero algo me decía que mejor no voltease.
- Depende- contesté no muy segura, pero igual algo me decía que era mejor no tener a este "fantasma" de enemigo.
- ¿Depende?- rio.
- Depende de cuanto sea la paga.
- Si es por dinero no se preocupe, ahora dígame ¿Me ayudara?.
- Está bien ¿Qué necesita?.
- Necesito que ponga una pequeña poción en la copa del Vizconde- al instante me alarmé.
- ¡No voy a envenenar a nadie!- dije abriendo mis ojos.
- No es veneno- se carcajeó.
- ¿Entonces?- pregunté más tranquila.
- Digamos que es una pequeña... Broma- rio divertido.
- ¿Me promete que no me meteré en problemas?.
- Le doy mi palabra- aseguró.
- Está bien- acepté, sentí se presencia detrás de mí y en simple roce de manos, unas fantasmales manos enguantadas fue el mi repentino veredicto, dejó un pequeño frasquito con un líquido dentro.
- Póngalo todo- ordenó, yo en respuesta abrí el frasquito y la vacié en la copa.
- ¿Y mi paga?- pregunté.
- Atrás de usted- oí una voz en mi oído lo que provocó que mirara hacia atrás, lo único que encontré fue una pequeña bolsita con ¡30 francos!.
- Fue un placer hacer negocios con usted- reí aventando la bolsita en aire para luego atraparla.

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