Valeria

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Narra Dariana:
Desperté bastante temprano y... ¿¡A quien engañó!? ¡No pude dormir en toda la noche!, He estado en una lucha interminable sobre si he hecho bien en decirle al Vizconde que aceptaba, a veces me digo que fue una estupidez de mi parte, pues estoy poniendo en riesgo mi vida por segunda vez, pero... Luego pienso en el dinero que obtendré, una vocecilla burlona y cruel que no pretendía callarse me recordaba, ¿No fue ese el mismo error que cometió tu padre y le llevó a la muerte?, ¿No fuiste tú la que le reprochó que como pudo poner el dinero por encima de sus vidas?.
Me convencí a mi misma de que no hacía esto solo por dinero sino también por la pobre chica que ahora está sufriendo lo que yo sufrí en su día, solo que a mí nadie me ayudó y en cambio yo a ella si le puedo ayudar, ¡Ese ha sido mi dilema de toda la noche!, Pero he decidido después de ya no sé ni cuantas horas que... Sí, voy a seguir con mi trato, ahora el gran problema es ¿Cómo lo voy a hacer?, Jamás he seducido a nadie, jamás me ha hecho falta y ahora me encuentro en la necesidad de saber cómo llamar la atención de un hombre fantasmal extravagante.
- Mademioselle la buscan- oigo detrás de la puerta, voy hacia ella para abrirla y me encuentro con la recepcionista.
- ¿Quién?- preguntó un tanto alarmada, ¡No hay que olvidar que nos ocultamos!.
- Una señorita dijo que se llamaba Valeria Reyes- ¡Oh Dios mío!.
- Ya bajo- emoción, ese sentimiento me consumió.
En efecto bajé las pequeñas escaleras y pude ver a mi mejor amiga de pie en la recepción.
- ¿Esto es verdad?- pregunté con los ojos cristalizados.
- ¿Acaso soy un fantasma?- preguntó riendo, fantasma, eso me recordó mi estado actual.
- ¡Amiga!- le di un gran abrazo.
- ¡Dios te extrañé tanto!- dijo abrazándome muy fuerte.
- No respiro- reí.
- Lo siento- sonrió- ahora tú y yo tenemos que hablar- dijo en tono serio.
- Si, pero vamos arriba- susurré- ¡Gracias por avisarme!- dije a la encargada.
- No hay de que, una cosa más, los invitados no se pueden quedarse a dormir.
- No se preocupe- tomé de la mano a Valeria.
Cuando llegamos a mi cuarto realmente sentí vergüenza.
- Lo se es horrible- dije apenada.
- Si te dijera que no te mentiría- sonrió sacándome una carcajada.
Nos sentamos en mi cama y le hice la pregunta que más quería saber.
- ¿Cómo me encontraste?- pregunté curiosa.
- Cuando supe lo del señor Sherrier... Lo siento mucho- dijo dándome un cálido abrazo- cuando lo supe corrí a ver si te encontrabas bien, bueno tú y tu madre, luego me di cuenta de que ya no estaban y pensé que les había pasado algo malo, pero luego el cochero que las llevo me dijo que...
- ¿Cómo encontraste al cochero?- cuestioné.
- Resulta que el cochero que las llevo es tío de mi cochero y oí cuando él le dijo que había llevado a la Sherrier a París, claro le pregunté y me dio santo y seña- explicó entre risas.
- Gracias por venir, realmente te necesito.
- No tienes que agradecer, pero ahora las voy a sacar de aquí- sé levantó de la cama.
- ¿Cómo?.
- Claro no pensarás que voy a dejar que sigas viviendo aquí ¿Verdad?- preguntó como si fuese una locura.
- No quiero molestarte... Más.
- Para nada y ¿Tu madre?.
- Valeria mi madre está enferma- solté de golpe.
- ¿Qué?- abrió sus ojos espantada.
- Si, con todo lo que pasó ella cayó en mucho estrés y eso le provocó hipertensión arterial- murmuré decaída- es una extraña enfermedad que afecta el corazón en su mayoría.
- Ahora mismo nos vamos de aquí- con su pulgar limpió una lágrima que cayó por mi mejilla.
- ¿Y a dónde?, Nos podrían estar buscando no hay manera- recordé cabizbaja.
- Mis padres tienen una casa aquí en París y me han dado el permiso para usarla, después de todo nuestros padres siempre han sido buenos amigos- sonrió.
- ¿Cómo te voy a pagar todo esto?.
- Ya encontramos algo.
- Hay otra cosa que he de contarte- suspiré, decidida a contarle mis nuevas aventuras.
- Soy toda oídos- sonrió cuál niña pequeña.
- Bueno...

Procedí a contarle todo, desde que llegué a la ópera, los rumores del "fantasma", mis pequeños encuentros con él y sobre todo

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Procedí a contarle todo, desde que llegué a la ópera, los rumores del "fantasma", mis pequeños encuentros con él y sobre todo... El trato que había hecho con el Vizconde.
- ¡Un momento!, ¿¡Y le dijiste que sí!?- preguntó de lo más confusa, claro no es algo que yo haría pero, a falta de dinero.
- Sí- contesté bajando la cabeza.
- ¿Y conoces al "fantasma"?- sus ojos brillaron... ¿Emocionados?.
- No, solo he escuchado su voz.
- ¿¡Cómo es eso posible!?- pobre está hecha un lío.
- ¡No lo sé!- me carcajeé- es una locura pero...
- ¿Pero y si es peligroso?- cuestionó asustada.
- Conmigo no lo ha sido- dije algo dudosa.
- ¡A lo mejor le gustas!.
- ¡No digas tonterías Valeria!- reclamé algo molesta.
- A ver dices que con todos es déspota y un monstruo y contigo no.
- ¡Pero con Christine tampoco, no seas conspiranoica- rodé los ojos- ¿Crees que sea una buena idea amiga?- estoy muy desesperada, necesito que alguien me diga que estoy haciendo lo correcto y quién mejor que Valeria, que conoce toda mi historia.- No lo sé amiga, lo que si sé es que nos vamos ahora, así que comencemos a empacar.

Dolce TentazioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora