Intossicante

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Narra Dariana:
- ¿Entonces la tal Giry vino a humillarse?- rio Valeria con burla.
- Sí, te dije que regresaría- sonreí triunfante.
- Y ahora ¿Cuál es el plan?.
- Sencillo, regresaré y le daré mil gracias a monsieur Destler- expliqué despreocupada.
- Cada vez te vuelves más experta- sonrió.
Siendo sincera a mí no me da gusto, pero hay algo en mí que si le gusta, es como una doble conciencia.

5 años atrás.

- ¡Madre!- llegué buscando a mi madre como loca.
- ¿Qué pasa Dariana?- preguntó confusa.
- ¡Arturo dejo a la muchacha esa!, Estefanía- dije con asco.
- ¡Muy bien mi niña!- habló orgullosa- ¿Ves? Te dije que lo lograrías fácilmente, después de todo eres igual a mí.
Una extraña sensación se posó en mi pecho.
- No, no es verdad- negué mirándola mal.
- Claro que lo eres, solo que eres más... Cuidadosa.
- ¿Cuidadosa?- mi cara era de confusión absoluta.
- Sí, no te gusta aparentar lo que de verdad eres- rio saliendo de mi habitación.

Fin del recuerdo.

- No, no soy como ella- murmuré.
- Dariana... ¡Dariana!- alzó la voz Valeria.
- Mmm ¿Qué?- pregunté algo revuelta.
- Te pregunté que como seguirás el plan- rodó los ojos.
- Eso es algo que no he planeado, supongo que lo veré depende de cómo se presenten las cosas.
- Bien, te dejo.
Cuando Valeria salió de la habitación, me puse a pensar en todas las posibilidades de este trato, tengo mucho miedo de que todo salga igual que la vez anterior.

Cuando Valeria salió de la habitación, me puse a pensar en todas las posibilidades de este trato, tengo mucho miedo de que todo salga igual que la vez anterior

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Llegué temprano a la ópera, tendré que limpiar las butacas y palcos, solo de pensarlo ya estoy agotada.
- ¿Por qué llegas tan temprano?- cuestionó la vieja Giry.
- Tengo que asear el lugar ¿No?- dije obvia.
- No, ya no harás ese trabajo tú- soltó con disgusto, bueno, bueno, bueno y aparte ¡Regreso con privilegios!.
- Si es así entonces puedo regresar más tarde- concluí con una GRAN GRAN sonrisa.
- Sería lo mejor- y sin agregar más salió de mi vista.
Me disponía a salir del teatro, pero... Escuché una voz muy conocida.
- Mademioselle Dibua- oí un susurro detrás de las paredes.
- ¿Monsieur Destler?- hablé algo desorientada, la voz venía de ninguna parte y al mismo tiempo de todas.
Todo se quedó en silencio, supuse que ya no diría nada.
- ¿Podríamos vernos en el tejado?- preguntó algo titubeante, ¿Le pongo nervioso?, Reprimí una sonrisa ante la idea.
- Por supuesto- afirmé complaciente.
Ya no recibí respuesta, así que me dirigí al tejado, cuando llegue vi una silueta vestida de negro, viendo hacia el horizonte, es él.
- Monsieur Destler- hice que mi voz sonará un tanto... Seductora, se dio la vuelta lentamente.
- Señorita Dibua- usó el mismo tono que yo, sentí una electricidad recorrerme, hay que admitir mi nombre suena muy bien en sus labios.
- Gracias por... Todo- de verdad le estoy agradecida y por otro lado me siento una desgraciada con él... ¡Pero si él es un acosador no debería de darme pena!.
- No tiene por qué agradecerme, lo que no me gusta es que rompa sus promesas- esa sonrisa juro que me mata.
- ¿A qué se refiere?- una sonrisa juguetona se plantó en mi cara.
- Le dije que podía pedirme ayuda siempre que lo necesitara ¿Y qué hizo usted?... Dejarme una carta de despedida- negó divertido.
- La verdad si pensé en pedirle su ayuda, pero luego descarté la idea- encarnó una ceja- en primera porque sentí que no era correcto y en segunda... No sé dónde encontrarlo- me acerqué tímida, con esto voy a lograr hacerme más cercana.
- Tiene razón- coincidió acercándose a mí- siempre que usted me necesite...- ¡Dios estaba muy cerca!, Su respiración es fresca, podría asegurar que tiene un aroma ligero a coñac- puede llamarme en algún pasillo de la ópera, siempre y cuando esté solo- ¿¡Cómo lo hace!?, Su voz es tan hipnótica, me siento desfallecer.
- ¿Y como sabré que usted me oirá?- cuestioné con la respiración agitada.
- No hay forma de que no reconozca su voz- murmuró mirando mis labios, si tan solo da un paso más... ¡No!, ¡Este no es plan!, Pero su mirada... Intoxica al igual que su voz.
- Muchas gracias otra vez- susurré tomando mi distancia, una sonrisa se formó en su rostro.
- Ya se lo dije, no tiene que dármelas, nos vemos en la noche- ¿Cuándo logró acariciar mi mejilla?.
- Por supuesto- le miré coquetamente, por último, roce nuestras manos por un instante y luego me di la vuelta, me asegure de mover mis caderas lo suficientemente provocador, pero, sin llegar a ser vulgar.
Las cosas van más rápido de lo que pensé y este hombre es más seductor de lo que imaginaba, debo tener cuidado o puedo quemarme.

Narra Erick:
- No hay forma de que no reconozca su voz- murmuré mirando sus labios, se veían tan apetecibles, me estoy muriendo por sentir su sabor.
- Muchas gracias otra vez- tomó distancia repentinamente, me gusta que sea así, no se comporta como una fácil... Todo lo contrario de hecho.
- Ya se lo dije, no tiene que dármelas, nos vemos en la noche- Acaricié su mejilla delicadamente, los guantes me impiden sentir su piel desgraciadamente.
- Por supuesto- me miro excitantemente coqueta, finalizó girando sobre sus talones, ¡Ese caminar suyo mademoiselle Dibua!... ¡Debo calmarme o terminará arrinconada contra la pared!.

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Sayonara 🎶🎶.

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