Mi vida era "perfecta" a la vista de muchos, ¡En realidad era una farsa!, Una madre ambiciosa y controladora, un padre al cuál no le importó poner en riesgo nuestra vida, amigas, las únicas verdaderas, luego... Un cambio drástico, pasé de ser una jó...
Narra Dariana: - ¡Eres un maldito idiota!- le grité colérica mientras enterraba aún más la daga. - Entiende fue... - ¡NO ENTIENDE TÚ!, ¿¡QUIEN TE CREES PARA VENDER MI ALMA!?- estaba fuera de sí, solo tenía ganas de matarle. - Cálmate- tomó mis muñecas deteniendo los golpes que lanzaba, casi sin inmutarse desenterró la daga de su pierna, en un principio la sangre salió a borbotones y como si de una ilusión se tratase... Dejó de sangrar. - Eres un maldito- susurré aventándolo con todas mis fuerzas, claro está que no le moví ni un centímetro- te odio, te odio, maldita sea la hora en que acepté el maldito trato- le miré con odio. - No digas eso- su voz sonaba quebradiza, ¡Quiero que sufra!. - Ojalá seas el hombre más infeliz de este mundo- impacte mi mano contra su mejilla, su cara bruscamente se giró ante el golpe- ¡Óyeme bien!... ¡MÍRAME!- me desgañité la garganta, débilmente me miró- Aunque pasasen años y me tengas aquí encerrada como un animal en cautiverio... Jamás, ¡Jamás!, ¡Te voy a volver a amar!, Yo por ti solo siento... Asco, mucho asco... ¡Hijo del demonio!- sus ojos llamearon, pero no de furia, sino de dolor, ya estoy muerta por dentro, a estas alturas... Ya no siento nada- me arruinaste- continué- mataste a mi padre y me lo ocultaste, ¡Me tienes encerrada en esta maldita cueva! Y no contento... Vendiste mi alma al diablo- terminé con voz burlona, abatido, se levantó de la cama y camino hacia la puerta- ¿¡Puedo morir o también soy inmortal!?- grité con una falsa sonrisa. - Le entregué tu alma para que fueses mía... No para que fueras inmortal- habló con la voz ahogada, salió del cuarto y cerró la puerta detrás de él, apenas oí cuando hechó llave, desesperada corrí a la puerta- ¿¡Que haces!?... ¡No puedes encerrarme aquí también!- golpeé la puerta con todas mis fuerzas- ¡TE ODIO!- pateé la puerta- ¡MALDITO DEMONIO!.
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Las horas pasaron y el desgraciado nunca volvió, ¿¡Que esperaba!?, Derrotada saqué mi libreta y comencé a relatar toda la historia de Erick, incluyendo el cómo matarle, corrección... El cómo le mataría, ¿Qué me queda?, Nada.
Narra Erick: Mi corazón estaba oficialmente quebrado, las palabras de Dariana se me clavaban como puñales y se repetían en mi mente una y otra vez, estoy consciente de que efectivamente... Soy un maldito, pero oírlo venir de sus labios es... Doloroso y aniquilador, por primera vez en sus ojos vi el odio puro, vi en ella el mismo odio que yo tengo por la humanidad, el mismo odio que mi madre me tenía. No necesite de sus palabras, supe que definitivamente... Que la he perdido, la perdí para siempre, como ella misma lo recalcó, aunque le tenga encerrada por toda la eternidad conmigo... Jamás me volverá a amar, si antes tuve dudas, ahora no puedo ser débil... En esta vida no podremos ser felices.
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