Adrien Agreste y Marinette Dupain-Cheng son dos adolescentes con una vida más o menos normal.
Pero hay algo de ellos que nadie sabía. Son Ladybug y Chat Noir... los héroes de París.
La situación en la que se encontraban parecía que no iba a dejarlos...
Es posible que haya vivido el mes más difícil de mi vida. Es cierto que lo último que ha terminado pasando fue tan maravilloso, que por un momento me olvidé del resto de cosas, pero incluso para eso tuve que sufrir ya que no paraba de llenarme la cabeza de dudas. Pero antes es mejor que lo cuente todo desde el principio...
A principios de mes, surgió el tema de las gafas. Y es que reconozco que ya hace un tiempo que me cuesta ver igual que antes...
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Es cierto eso de que no me terminan de gustar, pero tengo que reconocer que las necesito. Lo bueno es que solo las usaré cuando necesite leer algo, aunque también puedo ver con ellas cosas que dan gusto verlas, y no podía desde hace tiempo...
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Sin embargo, ahora entramos en lo que menos me gustó de este mes, lo cual tiene que ver con nuestra vida de superhéroes.
Fue hace tres semanas, mientras nos encargábamos de unos asaltantes de un robo que había ocurrido cerca de la panadería. Marinette se interpuso entre uno de ellos y yo... y terminó saliendo malherida.
Después de que llegase la policía, y aunque ella se veía bien, le insistí en ver bien esa herida. Al destransformarse, pude ver un enorme corte que el ladrón había dejado en su espalda con un cuchillo. Inmediatamente, la obligué a sentarse y me dispuse a curarle y vendarle la herida mientras no podía evitar mostrar mi descontento...