III.

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Las manos de Seokjin se encontraban totalmente sudadas. Hoy cumplía dos años con su novio namjoon y un año desde que le había propuesto vivir juntos al muchacho de veinticuatro años.

El anillo dentro de la caja de marca aterciopelada que seokjin había comprado en una tienda de lujo descansaba en su bolsillo, esperando al moreno en el salón principal.

Cuándo el muchacho llegó, Seokjin sintió que se derretía. Namjoon se veía malditamente adorable con aquella blusa, sus short algo apretados de tamaño mediano le llegaban a los muslos, cuáles resaltaban y eras demasiado apetitosos para la vista de Jin.

Ambos se tomaron de las manos, Jin besó la mejilla del moreno y este no hizo más que sonreír enternecido, mientras salían de su hogar rumbo al estacionamiento para sacar su vehículo y de una vez partir a su esperada cita en el campo.

A pesar de que Nam quería ir a un restaurante, Jin prefería un lugar más íntimo para pedirle matrimonio de forma correcta a su novio, por lo que el campo, la soledad de este y su tranquilidad le parecía una perfecta idea.

En todo el camino se mantuvieron con miradas cómplices, sus manos unidas sobre el cambio o a veces llevaban sus manos a los muslos del contrario, sobre todo seokjin que parecía estar muy a gusto conduciendo mientras masajeaba los muslos del moreno.

A veces también namjoon lo miraba y atraía su mano, para besar sus nudillos con ternura. Luego volvía a dejar sus manos unidas sobre el cambio, disfrutando aquellos roces y detalles que mantenían su amor vivo día a día.

Al llegar Jin estacionó el auto sobre la colina, era un lugar poco visitado con caminos de tierra. Había un gran árbol que daba sombra y Jin había descubierto días atrás por lo que creyó sería una buena idea.

Ambos bajaron cargando las cosas, la canasta llena de comida, las almohadas y manta, un jugo preparado en botella y dos copas. Dejaron todo en el suelo y se besaron antes de comenzar a acomodar todo.

Estiraron la manta y pusieron las cuatro almohadas juntas en un lado. La canasta en el otro extremo y tomaron asiento juntos.

Sus manos unidas, piernas entrelazadas y cuerpos mitad en la manta y mitad en el pasto. Sus labios se unían en besos tímidos, largos, llenos de amor. Las manos de Seokjin acarician las caderas de su hermoso namjoon y este no hace más que sonreír enamorado.

Pasaron la tarde de esa forma, simplemente amándose, besándose y profesando todo el amor que tenían. Comieron los sándwiches que habían hecho entre los dos y bebieron la mitad de la botella de refresco.

Ahora mismo se encontraban sentados, jin recargado en el árbol que estaba al lado de la manta, y Nam recargado en el pecho de Seokjin mientras comía fresas con chocolate, cuáles había traído de casa y le daba pequeños bocados a Seok.

Miraron el atardecer juntos, fue entonces cuándo seokjin se puso de pie y Namjoon le imitó confundido. Ambos se miraron a los ojos, uno nervioso y el otro confundido y asustado. Entonces Jin arrodillo su pie izquierdo, sacando de su bolsillo la caja de terciopelo.

Cuándo recién estaba abriendo la caja, un Namjoon lleno de lágrimas se lanzó a él, rodeando su cuerpo con sus muslos, riendo alegre. Ambos pusieron el anillo del contrario y entrelazaron sus manos a juego, besándose una vez más en la tarde, pero quizás ahora con emociones más intensas desbordando de su ser.

—te amo, Namjoon. —

—y yo a ti, obsesionado de los muslos.—



muslos. ||JinNam.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora