Shipps. ~Froger~

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~Shipps~

Los amigos lo son todo en esta vida, con ellos puedes reír y puedes llorar. Se pasa los mejores momentos y se obtienen los mejores recuerdos entre ellos.

Pero, ¿qué pasa si entre ellos surge algo más que amistad? Pues sabios dicen que entre el amor y la amistad es un solo paso.

Y eso puede llegar a ser muy terrible, ya que temen de arruinar la amistad si deciden romper el silencio y abrir su corazón. Sólo los valientes toman ese riesgo.

Y eso es lo que sucede con el par de amigos que ahora se encontraban caminando hacia la casa de uno de ellos para disfrutar una de sus actividades favoritas que siempre acostumbraban a realizar.

-Existen maravillas en ésta vida y luego está cuando no dejan tareas.- Exclamó Roger mientras caminaba junto con su amigo pelinegro. -Eso es más que una maravilla.

-Es un milagro.- Contestó el joven persa con una sonrisita mientras continuaba caminando de igual manera. -Quizás podamos quedarnos hasta tarde en tu casa, claro, si no hay ningún problema.

-¿Por qué lo habría? Eres mi mejor amigo, puedes quedarte el tiempo que quieras.

"Amigo. Desearía ser algo más que eso, Roger." Pensó Freddie; no obstante, eliminó todos esos pensamientos y los sustituyó con una tranquila sonrisa.

-Te lo agradezco muchísimo, Roggie. Eres el mejor amigo de todos.

Qué curioso que Roger al escuchar la respuesta del pelinegro pensara lo mismo que él. ¿Será una coincidencia?

-No es nada, Freddie. Además, necesito contarte lo que pasó con Amelia.

-¡Oh oh! Por tu expresión puedo ver que algo no bueno sucedió con ella.- Respondió Freddie con algo de preocupación. -¿No pudieron salir?

-De hecho sí, salimos toda la tarde y estuvo algo divertido...- Respondió Roger mientras pateaba una pequeña piedra que se encontró en el camino. No se le veía feliz.

-Oh...

Fue lo único que pudo decir Freddie ya que sintió una fuerte presión en su pecho al escuchar que su amigo sí tuvo su cita.

Un silencio incómodo se hizo presente y permaneció por todo el camino hacia la casa de Taylor que, al llegar, decidieron ordenar una pizza para después ir a ver un poco de televisión.

Aunque sus mentes estaban conectadas una con la otra aunque el otro no lo supiese.

Todos decían que ellos eran verdaderas almas gemelas. Siempre lograban conectar muy bien con todo lo que hicieran. Sus temas de conversación, sus bromas, sus problemas. Se lograban entender perfectamente.

Y eso era sencillamente maravilloso. Esas personas tienen la suerte de haber encontrado a su otra mitad; la persona que te va a entender, acompañar y cuidar para siempre.

Al anochecer, Freddie y Roger decidieron subir a la habitación de éste último para sentarse sobre el marco de la ventana mientras miraban el hermoso cielo nocturno que adornaba la ciudad como siempre lo hacía.

-¿Y por qué terminaron?

-No me gustaba en realidad. Me quiso dar un beso y no me dejé. Ahí fue cuando me di cuenta de que ella no me gustaba.- Contestó un rubio que jugaba con sus pies mientras hablaba. -Le dije que en realidad no me gustaba y que lamentaba haberla hecho perder el tiempo.

-¿Y cómo reaccionó ella?- Preguntó Freddie sumamente sorprendido mientras miraba hacia el cielo y jugaba con sus manos con el nerviosismo a flor de piel.

Pequeñas Grandes Historias [One Shots]Where stories live. Discover now