Él

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- ¿En serio? – preguntó feliz al ver que estábamos en la misma habitación donde estuvimos la noche en que nos conocimos.

- Que mejor lugar para vacacionar que el mismo en el que empezó todo – me era imposible no sonreír como un estupido cada que la veía. Me volvía loco.

El plan era los primeros tres días salir como si nada, de fiesta, a la playa, cenas, que no tuviera sospecha alguna de lo que haría en el cuarto día. La llevaría a la playa, una mesa para dos, y en plena luz de luna pedirle que pase el resto de su vida a mi lado, ¿tenía miedo? Un poco, nada me confirma que ella dirá que si pero intentaba no mortificarme y ser negativo con esto.

Le pedí permiso a sus padres, y aun que claro que su madre dudó me dio permiso, su padre fue más accesible pues me lo dio casi enseguida. Ellos sabían de todo esto y se podría decir que estaban de acuerdo.

El primer día salimos de fiesta y la pasamos bien, cada día está chica me enamoraba más y hacia que mis nervios aumentarán. Al segundo fuimos a cenar, aún que estaba ansioso por hacerlo de una vez me contuve, no podía esperar, estaba más emocionado yo que ella y normal pues ella no tenía idea de lo que le esperaba. Tercera noche y última como novios, la hice de lo más especial que pude pero no tanto como la que le esperaba, fuimos a todos los lugares que ella quisiera aunque la mayoría fuesen de ropa, nunca quiso que pagara la cuenta pero aún así lo hice.

Cuarta noche, la más especial y esperada de todas, la llevé conmigo al Spa, a hacerce faciales, a comprar AUN MAS ROPA, y a hacerce las uñas, aunque se le hizo algo tonto pues estamos en la playa y no le durarían nada según ella yo la convencí con la excusa de que quería ve como las hacían, increíblemente ella lo creyó y accedió. Igual convencí a la chica que la maquillase con la excusa de que eran prácticas y la casa invitaba. Por la noche antes de que se pusiese su pijama le propuse salir a “cenar" cosa que fue una cagada pues ella no quería salir pues se sentía cansada, tras varios intentos de convencerla finalmente lo logré y accedió a salir.

Salimos tomados de la mano, ella llevaba un hermoso vestido floreado (de esos que son como de encaje de rosas jaja) negro pegado al cuerpo, se rizo un poco su cabello y retoco lo más mínimo de su maquillaje como las pestañas y el labial, se veía hermosa y aún no podía creer que en un futuro si ella aceptaba sería mi esposa.

- ¿Por qué nos traes por la playa, Marco? Tengo mucha arena en los zapatos – comenzó reír, su risa era hermosa aunque ella la odiara y dijera que no.
- Sabes que me gusta caminar por aquí con el sonido del mar de fondo – dije poniéndome nervioso al poder divisar la mesa que había mandado a poner para ambos, con ayuda de los del hotel, claro.

- Que lindo, alguien le preparó una cena especial a su novia – dijo señalando la que era nuestra mesa. Si supiera.

- Si bueno, ¿te sorprenderías si te digo que es de ambos? – ella me miró sin poder creerlo y yo simplemente estaba más nervioso que nunca. Hoy se definía nuestro futuro como pareja y realmente esperaba poder tenerlo todo con ella.

Ibiza [MA20]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora