Engatozada: Doreen

-DESDE EL CORAJE-

— ¡Suéltala Maxwell!— gritó Tristán creando dos esferas de fuego y se las lanzó, pero Maxwell rápidamente dejó caer a Doreen y las esquivó llenando el lugar se su risa maléfica. Aún era exactamente como Doreen lo recordaba, a sus sesenta años seguía pareciendo de cincuenta, jamás se vio viejo, todo lo contrario, él siempre cuidaba su físico, era totalmente atractivo para las mujeres y así era más fácil que todas cayeran a sus pies, pero si ahora se le agregaba que tenía un encanto vampírico... la situación empeoraría notablemente.

Tristán ayudó a Doreen a levantarse, ahora parecía que ella estaba muy enojada, tenía miedo pero por otro lado el coraje que le había guardado por años le hacía hablar.

— ¡Tu mataste a mi mamá y a mi esposo! ¿Quién te crees?— gritó llorando de coraje, pero Maxwell solo sonrió.

— ¿Quién me creo? Me creo tu padre, y por supuesto tu dueño, y el dueño de toda la familia...

—No, Christopher Delaney rompió el maldito contrato que lo estipulaba imbécil. —le dijo esta vez más molesta y esta vez Maxwell se puso serio.

—ah sí, el ex novio de Victory, ¿entonces ahora si murió? Era un vil cobarde por defraudar a nuestra logia, ¿tu madre y tu esposo muerto? Se lo merecían, gente sin valor que no necesita una vida, ¡Y mírame hija! ¡Sí yo estoy aquí es porque la merezco! ¡Así tenga que pasar de gente como ella...!— y señaló el cuerpo de Elizabeth.

—No, tu no mereces vivir, y te tengo noticias... para lo único que regresaste es para que te matemos y esta vez de una forma que ni en el infierno vas a poder olvidar. —Dijo Tristán quien emanaba una energía oscura, Doreen sabía que él y Fiona habían trabajado para la P.D.R y que él también podía perderse en la oscuridad si ocupaba su magia, solo que él ya tenía su destino marcado y no le importante.

—Pero miren quien está aquí, el hijo estorbo, el bastardo, el no planeado... ¿Cuál era tu nombre? Es más... ya ni siquiera me acuerdo de la cara de perra de tu madre, solo para eso sirvió... para dejarme a unos mellizos imbéciles que se tragan todo lo que les dicen, dime... ¿Qué se sintió matar a tu madre solo porque te lo pedí?—Tristán estaba furioso, lo odiaba con toda su alma.

—Tristán... no lo escuches, mírame...— le decía Doreen llamando su atención— es lo que quiere— Tristán la miró y respiró hondo, sabía que Doreen lo conocía más.

—Y no mi niña, esta vez no será como antes, tú y tus hermanos se aprovecharon de mi buen corazón al envenenarme cuando más quería unir a la familia, pero créeme cuando te digo que para matarme esta vez les va a costar, y esta vez... no moriré hasta saber que logré hacerles la vida una mierda, si yo les di la vida yo se las quitaré... despertaron a la bestia, y aquí... te lo digo, recuerda bien mis palabras, porque no desaprovecharé el más mínimo instante para intentar sacarle el corazón a la mierda de alfa que tienen y después seguiré con ese mudo de mierda al que debí matar en cuanto intentó lanzar su primer conjuro, a Kilian le quitaré la corona de la que se cree propietario junto con esa perra a la que llama esposa, a Emerick... a ese Bastardo yo mismo le daré una gran paliza... su sangre será mi aperitivo favorito, ¿Victory? Me encargaré de que vea como le arranco las alas al pajarucho ese, quedará tan mal que esta vez dejaré que se pudra viva en un ataúd bajo la tierra, a Cameron le quemaré las manos con un soplete y la obligaré pedirme perdón hasta que muera, a mi hermosa Rosa... con gusto le sacaré los ojos para obligar al Lycan que se los trague mientras me ruega que la deje con vida... y por ultimo... a Romeo y Ángela... ¡como disfrutaré desollarlos para tenerlos como tapete en la entrada de mis castillo!... pero a ti... tu aura está a punto de oscurecerse mi dulce Doreen, ¿no lo entiendes? Tú y Dorian tienen la misma capacidad, tu serías una hechicera maestra oscura, tú y yo seríamos invencibles...

—Estás enfermo... eres un anciano decrepito que cree que aún puede vivir como un jovenzuelo, me das asco padre, y si tengo que dejar de hacer magia para evitar caer en la oscuridad lo haré, ¿sabes qué? Mis hermanos ya no son los mismos que dejaste, todos tienen magia, Doreen y yo les hemos enseñado, y créeme, no podrías ni acercarte a ellos.

—Tus hermanos son estúpidos, no vieron cosas que estaban en su nariz, ni siquiera saben lo que hacen exactamente lo protectores, ¡hay miles de nosotros! ¡Hombres de poder quienes están dispuestos a ocasionar guerras entre países por nuestra logia! Si queremos podemos dejarlos a todos ustedes en la ruina... ¡No se crean los inmortales Krentz! No valen más que un grano de arena, — y miró a Tristán quien aún sostenía a Doreen. —tan solo mira al que tienes a tu lado, no pudo ni defender a su bastarda hermana de ustedes, ¿crees que va a poder conmigo? —Soltó una risita molesta y esta vez Tristán se llenó tanto de coraje que corrió hasta Maxwell, pero tras no pensar con claridad segado por su ira... no pudo controlar la velocidad de Maxwell quien de una zancada lo tomó del cuello justo como a Doreen.

— ¡No, Tristán!— gritó desesperada

—Si te crees tan valiente... sálvalo Doreen, ¡ocupa tu magia!—gritó Maxwell.

— ¡No!... ¡No lo hagas!...— logró decir Tristán aún sujetado por Maxwell, y con la poca energía que le quedaba creo una espada de magia y la clavó en el pecho de Maxwell, pero a este solo se hizo cosquillas.

— ¿Ves lo inútil que eres? Ahora... sé que tú tienes mi energía vital restante...—Y Maxwell comenzó a abrir la boca rompiendo su propia mandíbula hasta un punto extremo mientras dejaba ver sus largos colmillos... si Doreen no hacía algo él terminaría por matarlo... así que ella cerró los ojos unos segundos y se concentró buscando su magia que yacía escondida, de repente sus ojos se volvieron negros y sus manos se alargaron dejando ver grandes garras de bruja, el vestido que el elfo le había dado se volvió negro y fue cuando Maxwell sonrió al ver el aura negra que la rodeaba, pero este no se detuvo y clavó sus colmillos en Tristán haciéndole perder la conciencia casi al instante.

— ¡No lo toques!— gritó Doreen y volviéndose humo negro golpeó con todas sus fuerzas a Maxwell, quien soltó a Tristán y se reincorporó sin ningún problema, Doreen parecía muy enfadada, tanto que se lanzó a ella para medir su poder, pero claro... él ahora era más fuerte que ella, no solo era un hechicero sino que además tenía dones vampíricos. Con astucia Maxwell se transportó de un lado a otro para confundirla mientras su risa se consumía en el eco del castillo, Doreen no se movía... solo intentaba sentir su energía oscura, y cuando él llegó atrás de ella le escuchó conjurar palabras en egipcio antiguo... su voz ya no parecía tan dulce, ahora parecía deformarse mientras más conjuraba alcanzando las manos al cielo, a su alrededor todo se llenaba de niebla mientras que las velas del castillo se apagaban. Maxwell parecía hipnotizarse con el canto que ella había comenzado, parecía un hermoso ángel negro, tan distraído estaba que no se fijó que el suelo comenzaba a tragárselo como arenas movedizas, pero claro... él no era tonto, al darse cuenta tomó a Tristán quien aún estaba con vida pero débil y lo hundió junto con él.

—Te dije que no te sería fácil... hija de perra. —Y Maxwell lanzó un pequeño rayo de magia a todo el cuerpo de Tristán y comenzó a moverlo como si de un títere se tratara, este hacía que atacara a Doreen y la obligaba a hacerle daño, ¡mátalo! ¡Porque si tú no lo haces... lo haré yo! —gritó divertido habiendo logrado su cometido y reía con locura hasta que la pared de un costado se rompió dejando entrar a una horda de murciélagos que terminaron formando el cuerpo de Stelian Dragomir.