Zacharías...

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El que ahora gobernaba el cuerpo de Lazari, no hizo más que soltar una risa cínica.

-Vamos a divertirnos un poco mi pequeña Lazari, ¿te parece? - dijo Zacharias a su expectadora, la cual veía lo que sucedía con grandes lágrimas no derramadas en sus ojos temiendo por la vida de ese muchacho desconocido.

Sin esperar la aprobación de la pequeña, Zacharias alzó una de sus garras intentando rasgar la garganta del chico, pero este se apartó rápidamente logrando rasgar un poco el brazo del demonio con su cuchillo, lo cual hizo que se enfureciera y su sed de sangre aumentara considerablemente, haciendo que miles de ideas de cómo despedazarlo lentamente para postergar su sufrimiento pasaran rápidamente por su cabeza.

Zacharias al ser un demonio no sentía dolor pero su pequeña hermana, Lazari, al ser su mitad humana sí sintió en carne viva el dolor de ese desgarro en su brazo, provocando que sus desgarradores gritos resonaran dentro de su cabeza y que su piel se erizara al imaginar el dolor que la pequeña estaría sufriendo.

Sin importarle nada se lanzó hasta donde estaba el chico, él cuál intentó esquivarlo de nuevo, pero esta vez Zacharías logró alcanzarlo y con su garra rasgó su cuerpo en dos, haciendo que Sakeda dejara caer lágrimas de dolor y un grito ahogado antes de caer muerto.

El demonio se sentó en el suelo a respirar el olor a muerte impregnado en el ambiente, acerco la parte superior del chico a su rostro, observando sus hermosos ojos esmeraldas carentes del brillo que poseían hace solo unos momentos, y procedió a arrancárselos como a la muchacha, primero fue el derecho, con suma delicadeza de no reventar el globo ocular lo arrancó por completo, dejando un hueco vacío del cuál empezaba a manar chorros de sangre.
Zacharias observó atentamente el ojo de color esmeralda para luego llevárselo a la boca y empezar a masticar, sintiendo la textura gomosa en su dientes afilados pero poco después se desintegró en puros fluidos. Hizo lo mismo con el otro ojo, disfrutándolo lentamente.

Luego procedió con los brazos. Le arrancó uno con un movimiento brusco haciendo que se escuchara un chasquido sordo del hueso al quebrarse.

Mientras comía podía escuchar los sollozos ahogados de Lazari, odiaba el que ella haya tenido que ver cómo se alimentaba, la última vez ella estuvo inconsciente y todo fue más fácil, pero debía acostumbrarse.

-Lo lamento hermanita, pero llevo catorce años en lo más profundo de tu mente, viendo como crecías en completa inocencia, ignorante de mi existencia. Catorce años sin alimentarme en lo más mínimo, intentado que tuvieras una infancia tranquila, pero ya el hambre es insoportable - dice Zacharias en un susurro.

Matar por un bien común. Todos estos años nuestra madre me había ayudado a mantenerme a raya, en lo más profundo de la mente de Lazari, pero cuando ella desapareció y llegó esa carta supe que ya nada me podría detener de protegerla, aunque para eso ella debiera ver cómo me alimento.

Nuestro padre, Zalgo, el rey del inframundo, es un demonio mayor, pero Lazari no lo sabe, ambos compartimos un mismo cuerpo pero tenemos pensamientos diferentes. Ella los de una niña de catorce años y yo los de un chico de 18 años. Desde el vientre de nuestra madre vi como ella echó a Zalgo de casa, sin saber de nuestra existencia, al enterarse de que él era un demonio que la estaba engañando para tener a su heredera.

Y ahora, catorce años después ella nos pide buscarlo para que "ayude" a Lazari, lo cual se traduce como que ella se convertirá en la reina del inframundo.

Después de comer, dejo que Lazari vuelva a tomar el control, haciendo que nuestro cuerpo vuelva a la normalidad, excepto por su cabello que ahora es pelirrojo, la boca en su cuello y su altura, la cual es de una muchacha de dieciséis.

Después de comer, dejo que Lazari vuelva a tomar el control, haciendo que nuestro cuerpo vuelva a la normalidad, excepto por su cabello que ahora es pelirrojo, la boca en su cuello y su altura, la cual es de una muchacha de dieciséis

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LazariWhere stories live. Discover now