────❣𝐆𝐋, 𝐄𝐑𝐎𝐒: ❝Ser la reencarnación de un dios no me hace maravillosa.❞
🃏· ˚Eros tenía demasiada rareza
en su vida como para querer más.
Pero la buena suerte es un juego
y su hermana está metida en ello,
su futuro y quizá h...
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Capitulo 32
─ Te Hechicé─
❝He tenido esta imagen en mi cabeza desde que era solo un niño perdido en sueños, puedo verme por primera vez con tanta claridad. Todas esas noches en soledad enfrenté mis miedo en el espejo, encontré el camino para mostrar que lo que soy no va a desaparecer, todas esas noches en soledad me convirtieron en algo grandioso.❞
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ALENA TUVO QUE usar su encanto con su nueva amiga. Y no le hacía gracia para nada. Es decir, había perdido el autocontrol de si misma, lo cuál le iba a traer un problema mayor una vez terminado el trabajo; aún así, trató de aliviar cualquier posible represalia.
Por ejemplo, era obvio que la peliazul había visto todo su show. El terror impregnado en sus ojos, el como seguramente los lamentos de aquellos imbéciles aún sonaba por su cabeza, la sangre que tenía por el rostro... Jodida mierda, pensó, la había traumado.
No le quedó otra que obligarla a que olvide todo el incidente y volver al auto dónde se cambió de ropa y eliminó cualquier rastro de pelea de su cuerpo. Las sirenas de la policía llegando al lugar estaban cerca y lo que menos necesitaba era que la conviertan en sospechosa, aún cuando era la asesina.
La Central de Policía de Detroit no tenía nada de especial. Esperó a que algún agente le preste atención, lo que no tomó ni medio segundo.
—Estoy aquí por el caso de Rachel Roth— fue lo que salió de su boca mostrando su placa
Alzó una ceja al ver que el tipo del mostrador no se movía sino que parecía muy ensimismado en sus pensamientos pero con la vista fija en ella, oh, era eso. Alguien más que había quedado cautivado por su belleza.
Carraspeó su garganta para verlo reaccionar y ponerse completamente rojo de la vergüenza. Rachel a su lado ahogó una risita, Alena le guiño el ojo.
—E-El De-detective Grayson está con su caso—habló por primera vez, nervioso—. Primer piso, pregunte por él.
Ni siquiera le dio las gracias, hizo una seña floja y subió las escaleras con la niña a su lado. Las oficinas estaban llenas de personas con uniformes y el olor a café alrededor era fuerte. Ella deseó tener uno de esos en sus manos, se lo habían prohibido porque según sus últimos estudios estaba perdiendo musculatura y creían que era la culpa de la cafeína. Vaya mierda.
Rachel tomó su mano, como si fuera una niña asustada a lo desconocido. Apretó el agarre para darle algo de confianza, pero ambas estaban igual de nerviosas, no querían estar allí. Era como si no quisiera hacerla sentir mal, pero por otro lado había algo que la impulsaba a avanzar. Como si estuviera esperando a por ella, más bien, alguien.
